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El Ocultismo Fascista y su cercana relación con el Tantrismo Budista

 

por Victor y Victoria Trimondi

 

El fascismo visionario estaba, y en realidad todavía está, fascinado de manera excepcionalmente profunda por la forma budocrática del Estado. A finales de los años '30 (cuando diversos sistemas fascistas florecieron en Europa y en el mundo entero) Spencer Chapman, un viajero en el Tíbet, escribió que "incluso en la época de los dictadores uno sólo puede estar asombrado por el poder incontestable que posee el Dalai Lama" (F. Spencer Chapman, Lhasa: The Holy City, 1940, p. 192). La idea de la monarquía del mundo, la unión del poder espiritual y secular en una sola persona, la ideología de la guerra en el mito de Shambhala, la inflexible orientación androcéntrica [centrada en el varón], la visión tántrica de lo femenino, el ambiente ocultista entero y muchos otros aspectos, fueron adoptados específicamente por diversos ideólogos fascistas y amalgamados en un mito agresivo. Como veremos luego, los sistemas fascistas enteros están basados en la adopción de doctrinas tibetano-tántricas.

 

Los Amigos Nacionalsocialista del 14º Dalai Lama

Tan deprimente como pueda ser para los seguidores del ganador del Premio Nóbel de la Paz, ha habido un contacto continuo entre el Dalai Lama y la extrema Derecha y antiguos nacionalsocialistas. Su cercana amistad con su consejero alemán Heinrich Harrer se ha convertido en el más famoso de dichos contactos. Eso provocó un pequeño escándalo en 1997-1998 cuando, después de años de investigación, el periodista austriaco Gerald Lehner tuvo éxito en hacer público el pasado nacionalsocialista de Harrer, que éste había sido capaz de mantener en secreto durante muchos años. Harrer no es un cualquiera. Él es uno de los más conocidos escritores internacionales y ha vendido más de cuatro millones de libros en 57 idiomas (principalmente sobre el Tíbet y el decimocuarto Dalai Lama).

 

El austriaco alpinista y esquiador de competencia se integró a la SS el 1º de Abril de 1938, y en el mismo año recibió instrucciones para subir el Nanga Parbat en el Himalaya después de una reunión oficial con Adolf Hitler. Heinrich Himmler, él mismo muy interesado en los fenómenos ocultos, le ofreció a Harrer, según dice éste, una expedición al Tíbet. En 1942 el Reichsführer de la SS (Himmler) ordenó la creación del Sven Hedin Institut für Innerasienforschung (Instituto Sven Hedin para la Investigación de Asia Central). Ese establecimiento educacional tenía como objetivo estudios esotéricos, científicos y raciales combinados.

 

Fue completamente en ese orden de ideas que Himmler estuvo interesado en doctrinas ocultas del "misterioso Tíbet", y supuso —probablemente bajo la influencia de ideas teosóficas— que una "raza de sangre nórdica" existía allí, oprimida por los ingleses y los chinos, y esperando su liberación por los alemanes. El "consejero" de Himmler, relata la revista alemana Spiegel, el científico Ernst Schäfer creía que el Tíbet era la cuna de la Humanidad, el refugio de una "raza de raíz aria", donde una casta sacerdotal había creado un misterioso reino de Shambhala, decorado con el símbolo budista de la rueda de la enseñanza, una esvástica. En 1934 Schäfer intentó, en la primera de dos expediciones financiadas por la SS, detectar remanentes de la "nobleza intelectual nórdica" (Spiegel, 16/1998, p. 111).

 

El doctor Ernst Schäfer, un especialista acerca del Tíbet y un ornitólogo, pertenecía al equipo personal de Himmler, y en 1943 asumió el mando científico del célebre proyecto "Ahnenerbe" ("Herencia Ancestral"), principalmente dedicado a estudios raciales. Su tercer viaje de investigación a los Himalayas fue oficialmente descrito como "La Expedición SS de Schäfer" y fue considerado como un enorme éxito (Kater 1997, p. 80). Tras regresar en Agosto de 1939, el científico fue recompensado en reconocimiento con el anillo SS y con la daga de honor. Posteriormente, el Reichsführer de la orden negra (Himmler) tuvo grandes planes para su protegido: se supuso que Schäfer volvería al Tíbet y "agitaría al ejército tibetano contra las tropas británicas/indias" con una tropa de choque de 30 hombres (Kater, 1997, p. 212). El compromiso, sin embargo, fue cancelado por orden directa de Hitler. En los años siguientes, Schäfer en cambio construyó el Instituto Sven Hedin para la Investigación de Asia Central con gran éxito, convirtiéndolo en la división más grande dentro del proyecto Ahnenerbe.

 

Pero volvamos a Heinrich Harrer. La guerra estalló mientras él estaba todavía en India, y el joven alemán fue internado por los británicos. No fue sino hasta 1944 que él pudo huír al Tíbet con un camarada. La casualidad o el destino lo llevó a actuar como el tutor personal del joven Dalai Lama hasta principios de los años '50, y a enseñarle acerca de todas las "maravillas" de la civilización occidental y a presentarle la lengua inglesa también. Es muy probable que las lecciones recibidas por el Dalai Lama estuvieran teñidas por el espíritu de la época (Zeitgeist) contemporánea que se había extendido por la Alemania de Hitler, y no por las actitudes británicas del enviado Hugh Richardson, también presente en Lhasa. Eso condujo de hecho a algunos problemas en la corte del joven rey-dios, y los ingleses no estaban felices por su contacto con Harrer. Sin embargo no hay fundamentos para describir las lecciones que el antiguo miembro SS, como fascista, dio a su alumno "divino", particularmente ya que ellas fueron principalmente dadas después del final de la Segunda Guerra Mundial. En 1952 el "profesor" alemán del Dalai Lama retornó a Europa.

 

La adaptación a película del éxito de ventas autobiográfico de Harrer, Siete Años en el Tíbet, provocó una protesta internacional. Ya que el famoso viajero por el Tíbet no le había dicho nada al director Jean-Jacques Annaud sobre su pasado nacionalsocialista, y éste sólo se hizo de conocimiento público después de que la película había sido terminada, Annaud se sintió presionado para introducir "correcciones". Ahora se mostraba a un austríaco arrepentido, que comienza su carrera de montañismo como un partidario de un régimen acusado de genocidio y luego, bajo la influencia del joven Kundun [título del Dalai Lama que significa "Presencia"] y el budismo tibetano, se reforma para convertirse en un "defensor de los derechos humanos". En la película, él dice de los brutales chinos: "Terrible. No me atrevo a pensar en cómo yo yo mismo fui una vez tan intolerante" (Stern 41/97, p. 24).

 

Reinhold Messner, el famoso montañista, encontró que tal admisión de culpa en la fábrica de sueños de Hollywood era difícil de entender. Él habló sin ningún temor, confirmando que conocía desde hacía mucho tiempo las opiniones políticas de Harrer. Ese hombre, dijo él, aún hasta el día presente todavía no había aprendido nada, y todavía creía en los ideales alpinistas nacionalsocialistas. En contraste, el hermano del Dalai Lama, Gyalo Thondup, defendió al antiguo miembro SS con el argumento insípido de que lo que los chinos habían hecho a los tibetanos era peor y más cruel que lo que los nacionalsocialistas habían hecho a los judíos. Es un hecho que Harrer —según su propio relato— primero se volvió contra los invasores chinos a fines de los años '50, después de que él ya había dejado el Tíbet. No existe el rastro más leve de una catarsis profunda como está descrita en la película de Annaud a ser encontrado en los libros del alemán. Eso fue puramente una invención del director para evitar perder prestigio ante un auditorio mundial.

 

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Heinrich Harrer con el Dalai Lama


El periodista Gerhard Lehner también persiguió una segunda pista: el 13 de Septiembre de 1994 ocho veteranos que habían visitado y reporteado desde el Tíbet antes de 1950 se reunieron con el Dalai Lama en Londres. En una foto tomada para registrar la ocasión, una segunda importante figura SS puede ser vista al lado de Heinrich Harrer y directamente detrás del Kundun: el doctor Bruno Beger. Beger era el "experto" real que impulsó hacia adelante la investigación de estudios raciales mediante el proyecto Ahnenerbe de Himmler (Kater, 1997, p. 208). Él también, como el explorador tibetano Ernst Schäfer, era un miembro del equipo personal de Himmler. En 1939 él fue al Himalaya como miembro de la Expedición SS. Allí él midió los cráneos de más de 400 tibetanos a fin de investigar una posible relación entre las "razas" tibetana y aria. En 1943 Beger fue enviado a Auschwitz donde tomó las medidas de 150 prisioneros, principalmente judíos. Éstos murieron más tarde y añadidos a una colección de esqueletos. En 1971 Beger apareció en un tribunal alemán y fue condenado a tres años de encarcelamiento con libertad condicional por sus crímenes nacionalsocialistas.

 

Para el Dalai Lama, Beger fue de gran ayuda porque compuso una declaración diciendo que el Tíbet no era parte de China. El racialista, que era el último sobreviviente de la "Expedición SS de Schäfer” (que murió en 1998), se reunió con Su Santidad el 14º Dalai Lama al menos cinco veces (en 1983, 1984, 1985, 1986 y 1994). Las reuniones eran todos asuntos muy cordiales. El ex-miembro SS dedicó un pequeño folleto titulado "Mis Encuentros con el Océano de Conocimiento" a los primeros tres (Beger, 1986).

 

El Dalai Lama (adorado por sus seguidores como el "Océano de Sabiduría" debido a su "omnisciencia") afirma no haber sido informado acerca del pasado de sus amigos nacionalsocialistas. Uno bien puede creer esto, aunque él no se ha distanciado de ellos tras la exposición de éstos. Sus declaraciones sobre Adolf Hitler y sobre la "solución final a la cuestión judía" también parecen extrañas. Tal como su hermano, Gyalo Thondup, él ve a Hitler como una figura más noble que los ocupantes chinos del Tíbet: "En 1959, en Lhasa, los chinos dispararon a familias chinas desde aviones con ametralladoras. ¡Destrucción sistemática en nombre de la liberación contra la tiranía del Dalai Lama!. ¡Ja, ja, ja! En el caso de Hitler, él fue más honesto. ¡En el caso de los chinos, ellos nos llamaron sus hermanos!. ¡El hermano grande intimidando a un hermano menor!. ¡Hu, Hu, Hu! Es menos honesto, me parece" (Daily Telegraph, 15 de Agosto de 1998).

 

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Bruno Beger en el Tíbet

 

La Conexión Nacionalsocialista-Tíbet

¿Había intenciones ocultas detrás de la "Expedición SS de Schäfer"? En la literatura neo-fascista aquélla era considerada una misión altamente secreta de Himmler para hacer contacto con los "adeptos de Shambhala y Agarthi". Escritores de dicha escena como Wilhelm Landig, Miguel Serrano, Russell McCloud, etc., dejan que sus lectores crean que mediante esas expediciones fue construída una especie de eje metapolítico entre Berlín y Lhasa. Dietrich Bronder sabe que "a los hombres SS de Schäfer se les permitió entrar en la sagrada Lhasa, por otra parte cerrada a europeos y cristianos, incluso al magnífico templo lamaísta que contiene sólo un enorme símbolo, el más sagrado en el mundo mongol: la esvástica" (Bronder, Bevor Hitler kam, 1975, p. 250).

 

Aunque en años recientes han sido publicadas conclusiones de investigaciones completas acerca de los intereses de importantes nacionalsocialistas en fenómenos ocultos, eso es actualmente minimizado por intelectuales pro-lamaístas, especialmente en lo que se refiere a una oculta conexión nacionalsocialista-Tíbet [1]. Ernst Schäfer y Bruno Beger, los dos líderes de dicha empresa (la expedición SS de Schäfer), son descritos como unos sobrios científicos naturales. Las ambiciones esotéricas de Heinrich Himmler en el Tíbet era mínimas, y en realidad "probablemente no existían" (Martin Brauen, Traumwelt Tibet, 2000). Hitler mismo aparece como un decidido anti-ocultista. "Sin embargo, la sugerencia de que Hitler estaba interesado en el esoterismo de Oriente o incluso del Tíbet puede ser descartada" (Brauen, Traumwelt Tibet, p. 65).

 

Apelando al historiador Goodrick-Clarke, los autores pro-lamaistas también consideran las corrientes ocultistas dentro del temprano movimiento nacionalsocialista (la célebre Sociedad Thule, por ejemplo) como insignificantes y totalmente carentes de evidencia con respecto a un interés particular por el Tíbet. Se dice que Rudolf Freiherr von Sebottendorf (1875-1945), el fundador de la Sociedad Thule, habló explícitamente claro contra la sugerencia de que la luz proviniera de las tierras altas de Asia.

 

No vemos como nuestra tarea primaria aquí demostrar históricamente el entrelazamiento de relevantes miembros SS (Hitler, Himmler, Harrer, etc.) en una conexión ocultista Nacionalsocialismo-Tíbet. Las cosas no eran tan claramente racionalistas y científicamente correctas como los intelectuales pro-lamaístas creyeron que eran entre la SS. Cuando, por ejemplo, en la presentación de un regalo al regente tibetano en Lhasa Ernst Schäfer declama: "Ya que la esvástica es también el símbolo supremo y el más sagrado para nosotros los alemanes, el lema de nuestra visita es: Un encuentro de las esvásticas occidental y del Este en amistad y paz..." (citado por Brauen, p. 79), está presente entonces una nota ocultista, de acuerdo con el espíritu de la época (Zeitgeist).

 

Hay ciertamente también otros autores, no-fascistas, que crean una correspondencia oculta entre nacionalsocialismo y budismo tibetano por medio de una interpretación esotérica de la "Hakenkreuz" (la esvástica), un símbolo budista por excelencia: "La cruz ganchuda que gira hacia la derecha [significa] una fórmula de rezo en el Tíbet", escribe Friedrich W. Doucet, "En su forma girando hacia la izquierda —como la esvástica nacionalsocialista— ella designa a los ortodoxos Sombreros Amarillos... Son los Sombreros Amarillos los que supervisan las reglas espirituales en el Estado eclesiástico tibetano, y también ejercen el poder mundano" (Doucet, Im Banne des Mythos [En la Esclavitud del Mito], 1979, p. 81) [2].

 

Es también cierto que el consejero espiritual de Himmler, Karl Maria Wiligut (el "Rasputin de Himmler"), vio la "Expedición SS de Schäfer" como una tarea extremadamente ocultista, y bajo la dirección de Himmler intentó ejercer una apropiada influencia sobre los participantes de la expedición. El porta-estandarte SS Wiligut/Weisthor, que pertenecía al equipo personal de Himmler, estaba acreditado de tener capacidades mediúmicas, y él mismo estaba convencido de que estaba en contacto con poderes transpersonales. Wiligut/Weisthor era considerado como el experto de la Schutz Staffel (SS) sobre las runas, y diseñó el legendario anillo del cráneo de la SS. Su megalomaníaca sobrestimación de sí mismo (hay declaraciones autentificadas suyas en el sentido de que él creía que era el "Rey secreto de Alemania"), y el hecho de que él fue privado por su familia del derecho de decisión, condujo a que Himmler removiera a Wiligut de la SS en 1939 (Hans Jürgen Lange, Karl Maria Wiligut. Himmlers Rasputin und seine Erben, 1998, p. 271).

 

El autor alemán Rüdiger Sünner cita el informe de un miembro de la "Expedición SS de Schäfer" acerca de una reunión con Wiligut [3]. Durante el encuentro (en 1937 ó 1938), éste estaba en un estado parecido a un trance y se dirigió a sus invitados con una voz gutural: "Llamé por teléfono a mis amigos esta tarde... en Abisinia y Estados Unidos, en Japón y el Tíbet... con todos quienes vienen de otro mundo a fin de construír un nuevo Imperio. El espíritu occidental está completamente corrompido, tenemos una gran tarea ante nosotros. Una nueva Era vendrá, ya que la creación está sujeta a sólo una gran ley. Una de las claves se encuentra en el Dalai Lama y en los monasterios tibetanos".

 

El visitante no estaba afligido en lo más mínimo, y continúa reportando:  "Luego surgieron los nombres de los monasterios y sus abades, de localidades en el Tíbet oriental que sólo yo conocía... ¿sacó él dichos nombres de mi cerebro?. ¿Telepatía?. Hasta este día no lo sé; sólo sé que me fui del lugar a toda prisa" (Rüdiger Sünner, Schwarze Sonne, 1999, p. 50).

 

En los años '80 el chileno Miguel Serrano se hizo cargo nuevamente de la especulación de que el Dalai Lama desempeña un papel fundamental en la conexión Nacionalsocialismo-Tíbet. Su "destino", señala Serrano acerca del 14º Dalai Lama, está "estrechamente ligado al de la Alemania hitleriana, por lazos aún no descubiertos. El Tíbet cae a pocos años de distancia de Alemania" (Serrano, El Cordón Dorado, p. 224).

 

Wiligut también creía que Lhasa formaba un cuadrilátero geomántico con Urga (Ulan Bator), las pirámides egipcias, y Viena. Miguel Serrano iba posteriormente a exponer ideas similares (en los años '70).

 

Himmler también estaba interesado en ideas geománticas, y no puede descartarse "que él esperaba datos más exactos acerca de esto de la expedición de Schäfer" (Brauen, p. 78). Otto Rahn, igualmente un miembro de la SS, quien en los años '30 intentó que el mito del Santo Grial y el movimiento cátaro fueran fructíferos para la visión nacionalsocialista y la SS como una especie de "monjes guerreros", supuso que los cátaros habían estado bajo la influencia del budismo tibetano.

 

"Uno de los símbolos cátaros del espíritu, que es Dios, que fue tomado del budismo, era la mani, una piedra brillante que iluminaba al mundo y que permitía que todos los deseos terrenales fueran olvidados. La mani es el emblema de la ley budista que disipa la noche de las falsas ideas. En Nepal y Tíbet es considerada el símbolo del amor al prójimo, la Dyanibodhisattva Avalokiteshvara o Padmapani" (Rahn, Cruzada contra el Grial, 1934, p. 185).

 

El mito del "Sol Negro", que fue capaz de ganar un lugar central en el movimiento neo-fascista y que muestra semejanzas con el mito tibetano de Rahu del Kalachakra Tantra, puede ser remontado a la inspiración de Wiligut y su entorno, entre otros. En un comentario sobre los escritos rúnicos de Wiligut, un alumno, Emil Rüdiger, menciona un oscuro planeta invisible, de nombre Santur, que se supone que influye en la Historia humana y que es capaz de estar microcósmicamente vinculado con el cuerpo energético de un adepto. Apropiados ejercicios yóguicos (gimnasia rúnica) son recomendados para producir "efectos de alta inteligencia" (Lange, p. 226). Cuán perfectamente tal "gimnasia rúnica" puede ser vinculada a ejercicios tántricos, puede verse en los escritos de Miguel Serrano, el padre del "hitlerismo esotérico".

 

Por tanto, no es en absoluto el caso de que no existe ningún fundamento histórico para suponer un nexo oculto entre el Nacionalsocialismo y el Tíbet, aunque sea públicamente negado por uno de los protagonistas de la "Expedición SS de Schäfer", Bruno Beger (Lange, p. 68). Sin embargo, una interconexión oculta entre la SS y el Tíbet lamaísta de las dimensiones que son actualmente descritas en un gran número de publicaciones neo-fascistas y esotéricas, tiene que ser considerada como una construcción post facto. Esa construcción, sin embargo, podría echar mano, repetimos, a un ambiente esotérico en el cual se movieron Heinrich Himmler, jefe de la SS, y otros nacionalsocialistas de alto rango.

 

De esta manera, el conocido material históricamente demostrado ha sido en alguna medida suficiente para crear mitos nuevos y muy eficaces. En la conexión Nacionalsocialismo-Tíbet, por lo tanto, tratamos con un proceso de creación de mitos y no con un conjunto histórico de acontecimientos. En tales procesos hay una mezcla de hechos históricos, materia de sagas tradicionales, un afán por lograr un efecto, y elementos imaginarios, visionarios, religiosos, fantásticos y personales, hasta que todo se une en un patrón resistente y se ancla como tal en una cultura. Es bastante habitual que diferentes mitologemas se fundan, y esto es exactamente, como mostraremos, lo que ha sucedido en el caso de la conexión Nacionalsocialismo-Tíbet. Aquí, los mitos racistas nacionalsocialistas han sido fundidos con elementos del mito tibetano de Shambhala y con prácticas mágicas sexuales del budismo tántrico.

 

En este proceso de construcción de mitos tampoco debería ser subestimado que las reuniones conocidas que tuvieron lugar entre el Dalai Lama y antiguos miembros SS (Schäfer, Harrer, Beger) tienen un significado oculto, sólo en virtud del hecho de que cualquiera que mentalmente organiza una red esotérica interpreta una reunión con el Dalai Lama como un acontecimiento ocultista.

 

Mientras tanto, ha aparecido una enorme cantidad de literatura sobre una sospechada conexión entre los nacionalsocialistas y el Tíbet, algunos ejemplos de la cual mencionamos brevemente aquí:

 

• En 1958 un editor estadounidense publicó el libro El Relámpago y el Sol, de Savitri Devi ("la Sacerdotisa de Hitler"), que presenta a Adolf Hitler como un avatara (una encarnación) del dios Sol, junto a Akenatón y Gengis Jan. Devi no menciona una conexión Nacionalsocialismo-Tíbet, pero introduce el "principio del Avatara" en la construcción del mito que rodea a Hitler, que es aprovechado por autores posteriores para presentar al Führer como una encarnación del reino de Agarthi/Shambhala (véase Miguel Serrano en este aspecto).

 

• En su éxito de librerías El Retorno de los Brujos (1962), Jacques Bergier y Louis Pauwells primero afirman que el mito de Shambhala/Agarthi influyó fuertemente en los fundadores del movimiento nacionalsocialista.

 

• Robert Charroux (en Verratene Geheimnisse [Secretos Traicionados]) supone que los sacerdotes lamas habían ganado influencia sobre Hitler y habían trabajado en "un plan para ejercer control sobre el mundo que era completamente igual al de los alemanes" (Charroux, Verratene Geheimnisse, Atomsintflut und Raketenarche, 1970, p. 258).

 

• El investigador anti-fascista de mitos Friedrich Doucet (Im Banne des Mythos [En la Esclavitud del Mito], 1979) habla de las "técnicas psicológicas de los monjes y abades de los monasterios lamas del Tíbet", por medio de las cuales fueron manipuladas importantes figuras nacionalsocialistas.

 

• Igualmente, el escritor antroposóficamente orientado Trevor Ravenscroft (La Lanza del Destino, 1974), presupone que Hitler cooperó con "líderes tibetanos" en Berlín.

 

• En los años '80 aparecieron dos libros del chileno Miguel Serrano (El Cordón Dorado y Adolf Hitler, el Último Avatara). Ambos textos forman la base del "Hitlerismo Esotérico". Uno de los temas centrales de Serrano es la relación entre la magia sexual y el poder político (sobre todo el nacionalsocialismo). El 14º Dalai Lama, con quien Serrano se ha reunido varias veces, es involucrado por el autor en la creación de mitos neo-fascistas alrededor de Hitler.

 

• Según Jan van Helsing (Geheimgesellschaften und ihre Macht [Las Sociedades Secretas y su Poder], 1993), los monjes tibetanos trabajaron junto con los Caballeros templarios que fueron organizados en la logia superior del "Sol Negro" para el establecimiento del Tercer Reich. La orden secreta tenía (y todavía tiene) una importante base subterránea en el Himalaya. Se dice que el gobernante del reino subterráneo es "Rigden Iyepo", el Rey del Mundo, con su representante en la superficie, el Dalai Lama.

 

• En Die schwarze Sonne von Tashi Lhunpo [El Sol Negro de Tashi Lhunpo] (1996), McCloud habla de la supervivencia del grupo nacionalsocialista Thule en el Tíbet. Ellos son los seguidores de un "oráculo del Sol" allí.

 

• Para Wilhelm Landig (Götzen gegen Thule [Ídolos contra Thule]), el Tíbet es también "el reino del Sol Negro. Es el punto de encuentro de los círculos esotéricos de la Schutzstaffel (la SS), lo cual el señor Himmler también sabía, pero no compartió dicho conocimiento".

 

• En su novela El Sol Negro (1997) Peter Moon reitera la influencia decisiva de los lamas tibetanos sobre el Nacionalsocialismo y amplía el tema con nuevas imágenes. Él se pone de parte de la antigua religión tibetana Bon, y acusa al Dalai Lama y al budismo tibetano de opresión religiosa.

 

A la luz de esta considerable y de ninguna manera completa lista de literatura, Martin Brauen, un pro-lamaísta experto en el Tíbet, pregunta: "¿Por qué el Tíbet provoca tanto interés en los neo-fascistas?. ¿Qué hace al Tíbet tan atractivo para ellos?; ¿qué es tan fascinante en el mito de Shambhala que pone bajo su influencia tanto a aquellos que lo cultivan como a aquellos que lo combaten?" (Brauen, p. 93). Él no puede contestar esta pregunta. Pero a fin de ser capaz de invertir en su exacto opuesto el hecho de que el nacionalsocialismo tenía una relación oculta con el budismo tibetano, él pone a la vista una facción anti-lamaísta dentro de la Derecha alemana. Fueron precisamente los nacionalsocialistas, dice Brauen, los que denunciaron a los lamas y a los tibetanos como "Untermenschen" (infrahombres).

 

• Entre la literatura anti-Dalai Lama y anti-Tíbet están las obras de S. Ipares (Geheime Weltmächte [Potencias Mundiales Secretas], 1937), quien estuvo bajo la influencia del orientalista Albert Grünwedel. En su libro, el autor habla de las órdenes jerárquicas ocultas de la teocracia lamaísta, que influyen y dirigen a Oriente de manera invisible.

 

• Los argumentos de J. Strunk (Zu Juda und Rom - Tíbet [Hacia Judá y Roma - Tíbet], 1937) son de mucho mayor alcance; él trata de destapar una conspiración de una élite eclesiástica internacional (con miembros de todas las religiones del mundo), con el Buda viviente, el Dalai Lama de Lhasa, como su cabeza visible. «Las organizaciones y nuevas corrientes espirituales que existen y que actúan paralelas y en todas direcciones, casi siempre terminan en el "techo del mundo", en un templo lama, una vez que uno ha progresado a través de logias judías y cristianas» (Strunk, 1937, p. 28).

 

• En ese mismo año (1937) Fritz Wilhelmy publicó la obra Asekha. Der Kreuzzug der Bettelmönche [Asekha: La Cruzada de los Monjes Mendicantes]. En ella "El budismo tibetano... [es] abiertamente designado para jugar un papel más que misterioso en el gran tráfago global de los manejadores supra-estatales de los hilos" (Wilhelmy 1937, p. 17).

 

• El general Ludendorff y su esposa igualmente entraron con gran vigor al campo contra los "sacerdotes asiáticos", y advirtieron que los lamas tibetanos se habían emplazado a la cabeza de órdenes secretas judías y jesuítas (Europa den Asiatenpriestern? [¿Europa de los Sacerdotes Asiáticos?], 1941).

 

• Claramente la más prominente de las facciones nacionalsocialistas anti-lamaístas fue la del racialista Alfred Rosenberg, quien con su obra germinal Der Mythos des 20. Jahrhundert [El Mito del Siglo XX] hizo de la batalla entre los sacerdotes y la casta guerrera el conflicto primordial de la Historia del mundo. Los lamas tibetanos aparecen aquí como los representantes de un decadente catolicismo asiático.

 

El problema con la construcción de un anti-lamaísmo fascista está en el hecho de que, aparte de Alfred Rosenberg, los citados autores derechistas definitivamente no ocuparon posiciones de poder como la de Himmler, la SS y el proyecto Ahnenerbe. El "mitólogo de Hitler" (Rosenberg) apenas fue considerado por Himmler y fue apenas tomado en serio por Hitler. Los Ludendorff cayeron de la gracia del Führer. En contraste, la SS con sus ritos y su estilo marcial se convirtió cada vez más en el epitome del mito nacionalsocialista. Fue la SS la que exploró el Tíbet y fue un antiguo soldado SS (Heinrich Harrer) quien enseñó al Dalai Lama.

 

Además de esto, los mencionados opositores nacionalsocialistas al lamaísmo, a quienes Martin Brauen presenta tan expresivamente para demostrar que el fascismo era hostil hacia el budismo tibetano, estaban tan fanáticamente fascinados por la atávica mitología del Tíbet como los fascistas pro-lamaístas que hemos mencionado. Ellos no atacan el sistema lamaísta a partir de una actitud democrática o una consideración racional, sino a partir de lo opuesto, de que ellos temían el mundo oculto de los lamas, a saber, el control por medio de la magia, la conquista del planeta por déspotas budistas, la manipulación de la conciencia mediante rituales, etc., conceptos todos que en efecto pueden ser encontrados en los textos tántricos. Así, los opositores derechistas del lamaísmo, tal como los defensores derechistas del lamaísmo, ven en el Tíbet y su religión un centro ocultista de control.

 

Puesto que los intelectuales pro-lamaístas ya no pueden negar que los autores fascistas buscaron crecientemente ponerse en contacto con las imágenes culturales lamaístas después de la guerra, ellos nos aseguran enfáticamente que aquello era un asunto de "ilusiones" occidentales, o al menos híbridos occidentales del lamaísmo que no eran en ningún sentido razonables. Con esto ellos parecen pensar que el problema está solucionado (con respecto a esto, véase Brauen, op. cit.). Pero ellos nos dejan esperando un examen de contenidos que revele a qué profundidad y hasta qué grado las ideas y las prácticas del lamaísmo han sido directamente incorporadas en el lado fascista. Y un debate sobre las imágenes, arquetipos, visiones metapolíticas, estructuras políticas y rituales de la esfera cultural tibetana a los cuales los neo-nazis hacen referencia es de mucho mayor interés que la cuestión de si hubo contacto personal entre lamas y nacionalsocialistas. Aquí comienza el trabajo actual de la crítica cultural, el cual implica

 

1.      el descubrimiento de mitos lamaístas del origen que están detrás de las "fantasías nacionalsocialistas"

2.      la investigación de esos mitos lamaístas del origen, y

3.      el examen de las similitudes estructurales entre neo-fascismo y lamaísmo.

 

Sólo entonces, cuando tales "mitos del origen” no han de ser encontrados, puede decirse que la conexión nacionalsocialismo-Tíbet ha sido expuesta como una ficción puramente occidental.

 

La siguiente lista de paradigmas, conceptos, teorías, métodos y mitos que esencialmente han formado la cultura del lamaísmo (y todavía lo hacen) se ha hecho central para el movimiento neo-fascista:

 

La combinación de poder religioso y político.

 

• Una estructura estatal estrictamente jerárquica que descansa sobre un "principio del Führer" espiritualmente basado.

 

• La completa orientación patriarcal del Estado y la sociedad.

 

• Un modelo de subordinación completa de alumno a maestro.

 

• La aparición de seres divinos en la Tierra para realizar misiones políticas (avataras, encarnaciones y el principio del Bodhisattva).

 

• Una teoría política micro y macrocósmica según la cual un gobernante budista representa una semejanza del universo entero.

 

• La idea de un gobernante mundial (Chakravartin) y una conquista violenta del mundo.

 

• El motivo de una redención espiritual y política.

 

• La idea de un centro sobrehumano de poder en Asia, desde donde se ejerce una influencia en la política mundial (el mito de Shambhala).

 

• La legitimación de la política contemporánea por medio de raíces míticas.

 

• La derivación del control político de los mitos del Sol y la luz.

 

• El mito del "Sol Negro" (mito de Rahu en el Kalachakra Tantra).

 

• Especulaciones alquímicas (como en el Kalachakra Tantra).

 

• Un interés en asociaciones masculinas secretas (miembros de órdenes).

 

• La existencia de una comunidad sobrenatural de "guerreros sacerdotales" (guerreros de Shambhala) quienes observan e influyen en la Historia del mundo

 

• Una ética guerrera "budista" basada sobre el control espiritual del cuerpo y las emociones.

 

• Una apocalíptica batalla final, en la cual el bien y el mal permanecen opuestos y todos los incrédulos son aniquilados (guerra de Shambhala).

 

• Una fascinación con la maquinaria de guerra (mito de Shambhala).

 

• Discos voladores (OVNIs). Los objetos correspondientes (ruedas voladoras) serán puestos en uso en la guerra final de Shambhala.

 

• Una visión mágica del mundo y el concepto asociado de que la manipulación de símbolos puede afectar la Historia.

 

• Técnicas para manipular la conciencia.

 

• Un gran interés en fenómenos paranormales y su combinación con la política (visiones, oráculos, profecías)

 

• Una comprensión mágico-política del sistema de rituales al servicio del Estado.

 

• Prácticas sexuales mágicas para transformar el amor erótico y la sexualidad en poder mundano y espiritual (Kalachakra Tantra).

 

• La funcionalización del principio femenino para el propósito del poder político-religioso.

 

Todos estos pilares de la cultura budista tibetana son igualmente ingredientes del Kalachakra Tantra constantemente practicado por el Dalai Lama, y del mito de Shambhala que esto evoca. Durante siglos ellos han determinado la forma de la sociedad monástica tibetana, completamente independiente de cualquier imaginación o influencia occidentales. De aquí que la pregunta sobre el interés excesivo del neo-fascismo en el Tíbet y su cultura atávica sea fácilmente contestada: los fascistas de las más variadas tendencias ven su propia "teología política" confirmada por el sistema religioso budista tibetano, o descubren nuevas imágenes y prácticas en ella con las cuales ellos pueden enriquecer y ampliar sus ideologías.

 

Algunos (no todos) de los elementos culturales tibetanos mencionados a los cuales la nueva Derecha ha ayudado, también debían ser encontrados en la Europa de antaño, pero aquéllos estaban despotenciados o relativizados por la Ilustración y la "modernidad", sólo para ser reactivados en la historia del fascismo y del nacionalsocialismo. En el Tíbet tradicional (hasta 1958), en la comunidad de tibetanos en el exilio, pero sobre todo en la figura del Dalai Lama y su clero, en los textos sagrados y los rituales (los tantras), esas imágenes y arquetipos fueron capaces de sobrevivir sin pausa. Por medio de la presencia activa de los lamas en Occidente ellos son ahora visibles y tangibles una vez más, y desempeñan un papel cada vez mayor en la cultura popular occidental. Pero no es sólo en cómics y películas kitsch que el Dalai Lama es retratado como un rey-dios, sino también tanto en la prensa respetable como en la prensa popular occidental, una etiqueta que adquiere un significado fundamental en la teología política del fascismo y que es combinada allí con el principio del Führer [4].

 

Julius Évola: Un Fascista Tántrico

No fueron sólo los ideólogos y los teóricos del nacionalsocialismo los que estuvieron estrechamente preocupados por el Tíbet, sino también intelectuales y académicos de alto rango estrechamente vinculados al fascismo italiano. En primer lugar, debe ser mencionado Giuseppe Tucci, quien intentó combinar ideas orientales y fascistas.

 

n ejemplo adicional es la obra del italiano Julius Évola (1898-1974), que fue durante un tiempo el principal ideólogo de Benito Mussolini (principalmente en los años '40). En numerosos libros y artículos él ha investigado y posteriormente desarrollado la relación existente entre los rituales tántricos y la política del poder. Él ha seguido los "rastros tántricos" en la historia cultural europea y se ha encontrado con ellos en todas partes: entre los cátaros, los trovadores, los Caballeros templarios, en la obra de Dante Alighieri, en el misticismo que rodea al Santo Grial, en la caballería europea, en la alquimia, etc. Usando criterios sacados del Vajrayana, él propone una historia cultural de la sexualidad en su libro más famoso, Eros y los Misterios del Amor: La Metafísica del Sexo. Évola no era sólo un teórico, sino que él mismo también practicó ritos mágicos sexuales. Hay declaraciones suyas inequívocas sobre el "sacrificio femenino tántrico" y la transformación de la sexualidad en poder político.

 

Como casi ningún otro, el italiano ha señalado abiertamente los acontecimientos que se despliegan en los misterios de los yoguis, y luego admitió ante ellos: «La mujer joven», escribe él, «que es primero "demonizada" y luego violada... es esencialmente... el motivo básico para las formas superiores de la magia sexual tántrica y Vajrayánica» (Évola, Metafísica del Sexo, p. 389). En dictadores como Adolf Hitler y Benito Mussolini él vio a los precursores de los futuros Maha Siddhas que conquistarían un día el mundo con sus poderes mágicos: "El mago, el gobernante, el señor", proclama él con respecto al tantrismo, "es el tipo de la cultura del futuro" (Évola, El Hombre como Potencia, 1926, p. 304). Él recomienda el tantrismo como "el camino para una élite occidental" (Évola, Este y Oeste, p. 29).

 

En el mito de Shambhala él ve una confirmación de la tradición europea del rey salvador, especialmente el mito del Grial: «En un tiempo particular decretado por una de las leyes cíclicas, una nueva manifestación del principio solar desde arriba ocurrirá en la forma de un jefe sagrado que gana la victoria sobre la "edad oscura": el avatara Kalki. Simbólicamente Kalki nacerá en Shambhala, uno de los términos en la tradición india/tibetana para el más sagrado centro hiperbóreo» (Évola 1955, p. 56).

 

Podríamos llenar muchas páginas ilustrando la influencia del Vajrayana (tantrismo tibetano) en la obra de Évola, pero nos concentraremos en cambio en una discusión detallada de las ideas de uno de sus alumnos, Miguel Serrano. Serrano combina la filosofía fascista de Évola de guerreros de poder con los pensamientos nacionalsocialistas sobre la raza. Sus trabajos son particularmente interesantes para nosotros no sólo porque él está todavía vivo (en 1999 [Serrano fallecería en 2009]), sino también porque él ha estado vinculado con el 14º Dalai Lama varias veces.

 

Miguel Serrano: El "Amigo" del Dalai Lama y Principal Ideólogo del "Hitlerismo Esotérico"

"Miguel Serrano", escribe su entrevistador Isidro Palacios, "fue el único extranjero occidental que viajó para encontrar al Dalai Lama cuando el monje-emperador de los budistas tibetanos huyó de la tierra santa del Tíbet al Sur debido a la invasión china. Nuestro compañero de conversación [Serrano] viajó desde India a los Himalayas donde tuvo lugar su reunión con el Dalai Lama, y desde entonces ha existido una cercana amistad entre él y el ahora ganador del Premio Nóbel" (Palacios, 1990, p. 2). ¿Quién es entonces este "cercano amigo" del Kundun?.

 

Miguel Serrano nació en Santiago de Chile en 1917. Entre 1947 y 1948 él visitó la Antártica por primera vez, hacia la cual más tarde emprendió otros viajes. Uno de los macizos que él exploró durante una expedición allí lleva su nombre hoy. Entre 1939 y 1945 él publicó el diario esotérico La Nueva Edad. Él estuvo activo como diplomático representando a Chile en varios países, incluyendo India, Yugoslavia, Rumania, Bulgaria y Austria. Él también sirvió como embajador ante la Comisión Internacional de Energía Atómica en Viena y en la Organización de Desarrollo Industrial de Naciones Unidas (UNIDO). En gran parte inadvertido por el público, Serrano ha estado en amistoso contacto con numerosas y destacadas figuras nacionalsocialistas y fascistas desde los años '70: Léon Degrelle, Otto Skorzeny, Hans-Ulrich Rudel, Hanna Reitsch, Julius Évola, Herman Wirth, Savitri Devi y el Waffen SS y escritor francés Saint-Loup. El chileno retornó a su país de nacimiento y vive a algunos kilómetros de distancia de Santiago (desde 1999).

 

Serrano publicó numerosos libros con un contenido ocultista/poético. Incluso su obra mejor conocida en Occidente, en la cual él cuenta sus encuentros con el escritor alemán Hermann Hesse y con el profundo psicólogo Carl G. Jung, muestra mucha especulación ocultista cuando uno la lee atentamente. Serrano tituló su libro El Círculo Hermético. De Hermann Hesse a C. G. Jung (1965) [5]. Ya el solo título debería señalar que el autor había formado una hermandad esotérica con Jung y Hesse, una especie de triunvirato de magos, únicos en el siglo XX, que habían sido admitidos en los depósitos arquetípicos del subconsciente humano.

 

Jung tuvo simpatía hacia el chileno que había ido en busca de él. El suizo escribió un efusivo prefacio al cuento de Serrano Las Visitas de la Reina de Saba (1960): "He aquí un libro extraordinario. Es como un sueño dentro de otros sueños. Altamente poético, diría yo, y lo menos semejante a los productos espontáneos del inconsciente a que me encuentro acostumbrado" . Serrano fue también un gran admirador del poeta estadounidense Ezra Pound, el cual simpatizaba con los fascistas italianos. Junto con la viuda de Pound (Olga Rudge) y el Príncipe Ivanici, Serrano hizo erigir una piedra conmemorativa de él en Italia.

 

Sus estudios ocultistas lo llevaron a todas partes del mundo. Él se veía a sí mismo como un moderno Percival (Parsifal) y como un Minnesinger, que fue en busca del Grial bajo la protección de su pasaporte diplomático. "La vida de un embajador es una farsa y una locura", dijo él en una entrevista en la publicación CEDADE; "Mi cargo me permite reunirme con gente de valor como el Dalai Lama, Nehru, Indira Gandhi, Hanna Reitsch (la famosa piloto de guerra de Hitler) y otros" (CEDADE, 1986). Suiza, Westfalia, las montañas de Salzburgo, los Pirineos, sus viajes en busca del Grial, lo condujeron a través de todos esos sitios "geománticamente" significativos, pero del mismo modo al Himalaya, la Patagonia y la Antártica.

 

El chileno fue correctamente considerado como la eminencia oculta del moderno fascismo internacional. Mientras tanto, sus fantasmagóricos escritos han desarrollado también un fanático grupo de seguidores en la escena neo-nazi alemana: Es la obsesiva intención del autor chileno convencer a sus lectores de que Adolf Hitler fue un avatara (una encarnación divina) o un tulku, y simpre lo será, ya que él vive en otro cuerpo en otra esfera, la del reino de Shambhala. Según Serrano, el Führer reaparecerá como el gobernante del Día del Juicio Final y luchará una batalla terrible, y eso en los próximos años. ¿Cómo surgió esta extraña fantasía?.

 

Poco después de la Segunda Guerra Mundial se supone que un misterioso "maestro" del más allá se le apareció al chileno y le dijo: "Hitler es un iniciado, puede comunicarse en astral. Desconozco quiénes son sus Guías, pero he decidido ayudarlo. Hitler es un ser de voluntad inquebrantable, definitivo, una vez que ha recibido orden de actuar. Jamás vuelve atrás. He estado en comunicación con él" (Serrano, El Cordón Dorado, p. 18).

 

Después de esa aparición de su gurú espiritual, Serrano quedó absolutamente convencido de que a él se le había confiado la misión del siglo: la diseminación mundial del Hitlerismo Esoterico. Mientras todavía realizaba sus deberes internacionales como un embajador chileno él se contuvo, aunque llevara la idea en su corazón desde los años '50. Durante ese período él publicó libros de un contenido poético/esotérico con diversos respetables editores occidentales, libros que, aunque sin excepción incluían temas tántricos (sobre todo el "sacrificio femenino"), cuidadosamente evitaban mencionar el nombre de Adolf Hitler. Sólo en 1978 Serrano se atrevió por primera vez a hacer pública una abierta profesión de creencia en el dictador nacionalsocialista alemán, y publicó El Cordón Dorado. Hitlerismo Esotérico. A mediados de los años '80 lo siguió el libro de gran formato de casi 650 páginas Adolf Hitler, el Último Avatâra. Serrano resume los resultados de su extensa investigación ocultista sobre este tema con la concisa declaración de que "el Hitlerismo esotérico es tántrico" (Serrano, El Cordón Dorado, p. 330).

 

Shambhala: El Centro del "Hitlerismo Esotérico"

En las siguientes secciones esperamos mostrar cuánto de su cosmovisión fascista Serrano le debía al Tantrismo. Es de especial interés en relación a este estudio que él haya reconocido al "Hitlerismo esotérico" como una doctrina central del reino de Shambhala:

 

"En verdad", dice el autor, "Shambhala es Kambala, centro del Hitlerismo esotérico. Su entrada estuvo por Shigatse o por Gyangtse [en el Sur del Tíbet]. Mis investigaciones me han llevado a creer que por allí se encontraba también nuestro Centro [el de la orden oculta de Serrano]. Entonces, las relaciones del Hitlerismo no eran directamente con los tibetanos o con los mongoles, sino indirectamente, mientras éstos le facilitaban el contacto, el paso y los mensajes físicos con los Hiperbóreos del mundo sumergido. Aquéllos eran sus servidores (¿fieles?) guardando los puntos mágicos de acceso (...) En mis visitas a Berchtesgaden siempre me ha llamado la atención una vibración telúrica, algo en el aire que conecta instantáneamente ese punto de los Alpes con los Himalaya y Transhimalaya tibetanos; el alto refugio de Hitler con Lhasa del Dalai Lama, con Kambala. Por algo, el Hitlerismo esotérico eligió ese punto terrestre, lleno de conexiones directas, de vibraciones magnéticas y estelares, como centro sacro de su Nuevo Orden, evitando realizar allí el combate físico final, que pudiera dañar esos parajes" (Serrano, El Cordón Dorado, p. 24).

 

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En su libro Nos, Serrano define el reino de Shambhala como "una de las ciudades subterráneas escondidas en las cuales es realizada la iniciación tántrica que transforma, transmuta y transfigura la materia. Hay gente que dice que ésa era la capital de Agarthi" (Serrano, Nos, p. 186). Antes de que Shambhala fuera trasladada a los Himalayas por los siddhas hiperbóreos (nórdicos), era un reino en el Polo Norte.

 

Shambhala y Agarthi son así las dos regiones (o ciudades) ocultas desde las cuales el dictador nacionalsocialista Adolf Hitler fue enviado a nuestro planeta. Según Serrano, las dos localidades están en un reino mágico bajo la superficie de la Tierra.

 

«Allí estarían la Agartha y Shambhala sumergidas (Agharta quiere decir "inaccesible" en sánscrito), de las que hablan tibetanos y mongoles, como sedes del Rey del Mundo, y el "Reino del Preste Juan", y el Oriente simbólico de los templarios y de los auténticos rosacruces. Allí habrían ido, entonces, los dirigentes desconocidos de ambas Órdenes y los de la organización esotérica hitleriana. Desde allí, Hitler recibiría instrucciones» (Serrano, El Cordón Dorado, p. 30) [6].

 

Después de la Segunda Guerra Mundial, en círculos ocultistas surgió el rumor (al que Serrano se aferró con gratitud) de que Hitler había establecido una hermandad de lamas tibetanos en Berlín, que estaban en contacto directo con el reino de Shambhala. Después de que los rusos entraron en la ciudad los miembros de dicha orden se suicidaron (Ravenscroft, La Lanza del Destino, 1988, p. 262 y ss.) [7].

 

Pero Hitler —dice Serrano— no se suicidó; más bien él fue capaz de regresar a su hogar subterráneo de Shambhala. "Hitler está vivo. No murió en Berlín. Lo he visto bajo tierra [le dijo a Serrano su Maestro] (...) Este secreto lo he guardado por muchos años, porque era peligroso revelarlo, y más difícil escribirlo" (Serrano, El Cordón Dorado, p. 27). El "Führer", sin embargo, no huyó al Tíbet como se supone en otras especulaciones ocultistas. Serrano duda de tales presunciones, dado que sobre la base de sus investigaciones él llegó a la conclusión de que el mítico reino de Shambhala fue trasladado desde el Himalaya al Polo Sur (Antártica) después de la guerra y que hoy la entrada al Imperium subterráneo puede ser encontrada allí. Se dice, por lo tanto, que Hitler viajó a la Antártica.

 

En el futuro próximo, el "Führer" ascenderá a la tierra desde la subterránea Shambhala (ahora en el Polo Sur) por segunda vez, de hecho con un poderoso ejército de OVNIs. (En otro punto Serrano relata que Hitler conducirá su ejército montado en un caballo blanco, como el Rudra Chakrin, el iracundo movedor de la rueda desde Shambhala). El "último avatara" (Hitler) sumergirá al planeta en una terrible guerra apocalíptica entre las fuerzas de la luz (la raza aria hiperbórea) y los poderes de la oscuridad (la raza judía). Los judíos, que actualmente gobiernan el mundo, serán exterminados y los nacionalsocialistas fundarán la Edad Dorada y el "Cuarto Reich".

 

Serrano tomó sus propias "fantasías" de manera literal. Para buscar a su líder espiritual (o el tulku Hitler), el diplomático chileno (en India entonces) se puso en camino y comenzó a explorar en el Himalaya y en la Antártica. "En La Serpiente del Paraíso narro mi búsqueda en los Himalaya del ashram de los Siddhas, también subterráneo, dentro del monte Kailas, en las antípodas, donde residirían los Maestros de mi Maestro" (Serrano, El Cordón Dorado, p. 29) [8]. Él estaba convencido de que encontraría una entrada a Shambhala o a Agarthi en el Kailash. Él también trató de alcanzar el lago Yamdrok, porque sospechaba que allí también había una puerta de entrada a la subterránea Shambhala. Pero los chinos lo devolvieron a la frontera.

 

El alumno (Serrano) —leemos en ELELLA— está listo para seguir ese camino y es iniciado en los tantras y las "leyes de la androginia" por el maestro: "El conocimiento nos ha sido transmitido por la Serpiente [kundalini] que sobrevivió al fondo de las aguas, cuando se destruyó un mundo de dioses-hombres, en cuyo mundo la mujer no estaba afuera sino dentro, y donde él y ella eran uno (...) Mientras no reincorpores a la mujer y reabsorbas en ti a los animales, mientras no entremezcles tus raíces con las del Árbol, instruído por la Serpiente, no serás un sacerdote-rey", continuó su enseñanza el gurú (Serrano, ELELLA, 1973, 1ª parte) [9].

 

Aquello —aprende el alumno— nunca es posible por medio de la castidad y el ascetismo. Más bien, el hombre debe encontrar a la mujer en el "amor mágico" a fin de desviar las energías femeninas de ella. Como sabemos, eso requiere el control absoluto del acto sexual y sobre todo la retención de la semilla:

 

"Cuando el semental expulsa la semilla, él se empobrece... El semen es también soma y debería ser conservado. No debería ser expulsado hacia afuera sino hacia dentro. Exteriormente sólo puede crear a los hijos de la carne, mientras que hacia adentro hace hijos del espíritu" (Serrano, ELELLA, 1972, 1ª parte).

 

En otro texto dice: "El semen no puede saltar y perderse en la mujer afuera, sino derramarse dentro de su poseedor para dejarlo incincta del Andrógino, de Rebis, como se dice en el lenguaje también simbólico de la Alquimia. Éste sería el Amor Mágico enseñado en la ciudad de Shamballah" (Serrano, El Cordón Dorado, p. 174).

 

Si el hombre no expulsa su semen él puede absorber las ginergias de la mujer completamente. "Porque cuando la mujer no recibe", dice Serrano, "ella da. Desde su piel la mujer transmite una sustancia que entra en la sangre del hombre y se convierte en una parte de él" (Serrano, ELELLA, 1972, 1ª parte).

 

Pero puede suceder que el experimento tántrico falle. Si el sadhaka (el alumno) pierde su semilla durante el acto sexual mágico, entonces él es destruído por la feminidad agresiva:

"Siempre el rol del varón es secundario. La araña devora al macho que la fecunda, la abeja mata a los zánganos, la madre primitiva lleva alrededor de su cuello el Lingam primordial. Cada madre, yegua, diosa y mujer es devoradora, y en una forma u otra, cada macho es castrado y consumido" (Serrano, ELELLA, 1972, 1ª parte).

 

De esta manera, se trata de un asunto de vida y muerte. En último término, según Serrano, el "asesinato" de la mujer externa (la karma mudra) es por lo tanto necesario, para que pueda ser formada la mujer interior (la maha mudra). El autor no evita hablar del "sacrificio femenino tántrico" directamente:

 

"El mundo fue creado no por el principio masculino sino por el femenino. El amor debe aprender a seguir este curso. Sólo aquellos dispuestos a aprender cómo amar a las mujeres en una manera diferente, asesinándolas exteriormente a fin de permitir un renacimiento interior, encontrarán la inmortal ciudad de Agarthi" (Serrano, ELELLA, 1972, 1ª parte) [10].

 

Oculto para un lector no informado, pero obvio para uno que conozca la lógica del Tantrismo, un asesinato femenino tántrico es descrito en dos de sus escritos iniciáticos, "ELELLA" y "Nos". En una escena de amor de ELELLA una mujer joven expira en los brazos de Serrano a fin de surgir después de nuevo dentro de él como un interno maha mudra. Él se inclina sobre ella, acaricia su pelo y besa sus labios sangrientos:

 

"Él besó los teñidos labios con sangre de ella y tragó algo de su sangre, saboreando su amarga dulzura". Entonces él de repente ve los estigmas: "Extrañamente, sólo en sus pies y en las palmas de sus manos la había [sangre], como si la mujer hubiera sido crucificada... ¡Aquí!, dijo [ella]. Le estaba indicando su costado, a la altura del pecho. Una mancha blanca parecía atravesarla, como la herida de una lanza" (Serrano, ELELLA, 1973, 3ª parte).

 

Las referencias al sacrificio de Cristo son obvias, y en efecto ellas parecen completamente evidentes. "Cuando yo muera", dice entonces la mujer, "tú me llevarás dentro; yo seré tú, viviré en ti... Has bebido mi sangre, y ya somos dos hermanos. Mi forma ya transita por tu sangre... Si Dios lo quiere, te amaré aún más estando muerta..." (Serrano, ELELLA, 1973, 3ª parte). Con esto ella cumple el sabio dicho del ancestro (en el relato) de Serrano: "La corrupción de uno [la mujer] es la purificación del otro [el hombre]. Corruptio unius generatio est alterium" (Serrano, 1972, 3ª parte). "La Mujer Absoluta", dice él en otro punto, "puede dormir o morir, que es lo mismo" (Serrano, El Cordón Dorado, p. 44).

 

Escrito a manera de fantasía, el libro "Nos. Libro de la Resurrección" (1980) también describe un sacrificio femenino tántrico. La heroína de esa "biografía hermética" es llamada Allouine, y el héroe principal es reconocidamente Serrano. Además, aparecen diversos maestros "tántricos". Entre ellos están, de modo inconfundible, C. G. Jung, Hermann Hesse y el poeta estadounidense Ezra Pound. Los contenidos del libro describen el sacrificio voluntario de Allouine, su interiorización como un maha mudra por el autor (Serrano), y el logro por parte de este último de la inmortalidad mediante la absorción de la ginergia. "La mujer muere. Está muerta. Debe morir para resucitar. Es la compañera del guerrero [el yogui], existiendo sólo ya en la mente de él, en su espíritu" (Serrano, Nos, p. 22), nos instruye Serrano una vez más. "Ella se interioriza en ti con su muerte, te inspira", le explica uno de sus maestros, y en otro pasaje continúa: "El camino secreto de la yoga que tú vienes recorriendo es únicamente para el guerrero, para el héroe-iniciado. No es el camino de la mujer; porque la mujer no tiene shakras, no tiene kundalini que despertar (...) La mujer es Kundalini. La mujer no tiene alma. Ella es el alma. La mujer no tiene eternidad. Ella es la Eternidad" (Serrano, Nos, pp. 117 y 159).

 

Serrano organiza una sesión tántrica con Allouine, en la cual ellos consumen los cinco alimentos prohibidos. Entonces él bebe "el licor del orgasmo que no tiene principio ni fin... un Soma celeste, un espíritu del Vino Secreto... y que ahora sólo se encuentra en el río de tu sangre" (Serrano, Nos, 1980, p. 126). Sabemos que él está hablando del sukra, la mezcla de la semilla masculina y femenina, de sangre menstrual y esperma. Esa poción mágica concede la inmortalidad tántrica. En "Nos" también el autor anhela la sangre de su amante como un vampiro, y entra en éxtasis si él la descubre en sus propios labios. Después de que él ha lavado a la agonizante Allouine, la besa y bebe de su sangre. Sin embargo, Allouine pacientemente y ya sin voluntad acepta su sacrificio:

 

"Mi deseo por ti [es decir, por Serrano] alcanza la tensión más alta. El fuego del sacrificio ya se ha encendido en mi sexo, latiendo como un corazón... Mi voluntad no existe" (Serrano, Nos, p. 125). "La mujer auténtica, absoluta, se sacrifica voluntariamente", leemos en Nos, "inmolándose para entregar su Eternidad al Amado... La amada es ya la Amada Oculta, la que ha muerto y se enterró en tus huesos y tus venas. La Mujer-Sofía, Gurú del alma, la que navega por la sangre, la Mujer Filosofal, Sophia, la Sabiduría, la Paloma, la Gnosis" (Serrano, Nos, pp. 159-160).

 

Al morir, su "consorte de sabiduría" le dice: "Te amaré aún más estando muerta. En tus manos entrego mi vida eterna... ¡Guárdate, amado, para ser mi féretro de madera perfumada, preciosa!" (Serrano, Nos, p. 152).

 

Después de que él ha interiorizado a Allouine dentro suyo, el tántrico Serrano puede ahora vencer su propio EGO, y puede hablar ahora de Nos (nosotros), ya que su amante (maha mudra) morará en él para siempre. Por medio de ese amor, mortal para la mujer, el hombre gana la vida eterna. En este contexto, Serrano usa la palabra AMOR, que no significa sólo el amor, sino también A-MOR, es decir, más allá de la muerte [literalmente, sin-muerte].

 

Eternamente unido con la ginergia de Allouine después de su muerte física, Serrano sepulta su cadáver y coloca una piedra en su tumba en la cual ha esculpido una cruz gamada levógira, el símbolo supremo del "Hitlerismo esotérico".

 

Hitler como Tántrico y como Rey del Mundo (Chakravartin)

A partir de la cosmovisión tántrica de Serrano es simplemente demasiado fácil suponer que Hitler (como un tulku) también realizó prácticas sexuales mágicas con una consorte de sabiduría (mudra). Eva Braun, la amante del dictador, parece haber realizado sólo parcialmente ese deber. Detrás de ella, dice Serrano, había una más grande:

 

"Por ello debemos pensar que las relaciones con Eva Braun fueron como las de Jesús con María Magdalena, en la leyenda crística, como la del alquimista con su soror mística (...) La presencia de la mujer, de su energía telepática, comunicante, las tensiones que despierta, son necesarias para un mago tántrico, para un vehículo de esta clase. Mas, de seguro, la Esposa Mística de Hitler no fue Eva Braun, sino otra" (Serrano, El Cordón Dorado, p. 12).

 

Él se refiere a ella como la "Valquiria" o como Lilith también. Con el nombre Lilith él establece una conexión con Adán. Tal como Hitler, el bíblico primer padre de la Humanidad (Adán) también poseyó dos mujeres, una Eva externa y una Lilith interior. ¿Cometió quizás Hitler un decisivo error tántrico —se pregunta el autor— al casarse con Eva Braun (poco antes de su suicidio)? "Aceptando a Eva [Braun], la furtiva, la de carne y huesos corruptibles y que toma el lugar de la Esposa Mística" (Serrano, El Cordón Dorado, p. 12), Hitler perdió parte de sus poderes mágicos (siddhis).

 

De acuerdo a Serrano, el "Führer" del Tercer Reich era un maestro tántrico de Shambhala, el "sumo sacerdote de Occidente" (Serrano, El Cordón Dorado, p. 121). Él vino a la Tierra a cumplir una misión: el control del mundo por parte de la raza nórdica ("hiperbórea"). Pero en él Serrano no ve sólo la encarnación de un arquetipo belicoso que se rebajó hasta un marco humano en los años '30 y '40. En Hitler él reconoció directamente un tulku y un dios enviado desde Shambhala. Hitler era, según el Maestro de Serrano, "un ser altamente evolucionado, un Boddhisatva, un Tulku... la encarnación de una Divinidad" (Serrano, Adolf Hitler. El Último Avatara, p. 119).

 

Así como un tulku no tiene que aparecer solamente en la forma de una persona concreta sino que más bien puede producir muchas emanaciones de su Yo, así también los diversos "Führers" nacionales fascistas de la primera mitad de nuestro siglo [XX] fueron las emanaciones de Adolf Hitler, el más poderoso tulku central y príncipe de Shambhala: Benito Mussolini en Italia; Oliveira Salazar en Portugal; Leon Degrelle en Bélgica; José Antonio Primo de Rivera en España; Plinio Salgado en Brasil; Doriot en Francia; Jorge González von Marées en Chile, y Subhash Chandra Bose en India. Toda la energía fascista del mundo estaba concentrada en el "Führer" alemán (Hitler). "El tulku", dice Serrano, "irradia de un centro de mayor poder —Hitler en este caso— que los absorbe a todos, como un sol tremendo y los arrastra en su fuego y su destino. Cayendo él, caen los demás, porque Él es todos" (Serrano, El Cordón Dorado, p. 121-122).

 

Según Serrano, Hitler también debe ser visto como la aparición terrenal del Chakravartin: "Para los iniciados SS, Hitler era el misterioso Profeta y Mago que no sólo vendría a... restaurar el sentido de la realeza divina, donde el Rey del Mundo, el Imperator, es Sacerdote de sacerdotes y Rey de reyes; es el Führer, instaurando por mil años, o más, una nueva Edad de Oro para la Tierra" (Serrano, El Cordón Dorado, p. 354).

 

Esto está claramente destinado para el futuro, puesto que —según Serrano— Hitler pronto retornará una vez más para cumplir su misión cósmica. Uno puede pensar lo que quiera de tales pronósticos, pero en cualquier caso es asombroso qué gran aumento de movimientos fascistas se ha conseguido por todo el mundo desde el final de los años '80.

 

La SS como una Orden Guerrera Tántrica de Shambhala

Para Serrano la iniciación tántrica es el rito central de una casta guerrera "hiperbórea" (nórdica). Shambhala se considera como el sitio de misterio supremo para la iniciación de los "sacerdotes-guerreros".

 

"En Shambhala", dice el autor, "se enseña el uso del poder (Hvareno, Vril) que permite la mutación del hombre y de la Tierra; se da la iniciación guerrera que lo hace posible... Los que siguen esta corriente de iniciación han luchado por establecer aquí en la Tierra actual un Orden Nuevo-Antiguo, con raíces en los orígenes trascendentes, por resucitar la Edad Solar, y seguirán luchando hasta el final" (Serrano, El Cordón Dorado, p. 114) [11].

 

Esa orden es la hermandad secreta de los oficiales de Shambhala, que durante siglos se han encarnado en nuestro mundo, por ejemplo, como Caballeros del Santo Grial o como Rosacruces o finalmente como la élite ocultista de la SS, la célebre Schutz-Staffel de Hitler.

 

"Una vez al año", nos enteramos, "se reunían los SS del Círculo Interior con sus Jefes Máximos, en un período de retiro, recogimiento y meditación. Se practicaba un tipo no revelado de yoga occidental" (Serrano, El Cordón Dorado, p. 76).

 

Según Serrano los SS estaban divididos en dos secciones, una esotérica interna y otra externa. "Los SS exotéricos" eran seleccionados para "cumplir con las más difíciles acciones y aventuras en la superficie", los cuales "no conocieron el esoterismo de la Orden Negra, sus prácticas y enseñanzas, sus contactos invisibles y su doctrina oculta" (Serrano, El Cordón Dorado, p. 116). El "círculo interno" de la SS estaba formado por "los Sonnenmenschen, los hombres-sol, los superhombres, los hombres-dios, el hombre total, el hombre-mago. La nueva aristocracia de la raza aria y no esa aristocracia tradicional degenerada que Évola hace suya y defiende" (Serrano, Adolf Hitler. El Último Avatara, p. 96). Los SS esotéricos eran siddhas (magos) del reino subterráneo de Shambhala, o al menos sus mensajeros. En alemán, SS son las iniciales del "Sol Negro" ("schwarze Sonne"), y Serrano también llamó a los miembros de la Orden como "los hombres del Sol Negro". Nos acordamos de que el planeta de oscuridad, Rahu, que oscurece al Sol y la Luna, también es mencionado en el Kalachakra Tantra como el Sol Negro.

 

El autor está convencido, por supuesto, de que eran practicados ritos mágicos sexuales en la SS (la "nueva aristocracia de la raza aria"). Tal como Julius Évola antes de él, el chileno hace constantes referencias en sus escritos a cómo la sexualidad puede ser convertida en agresiva energía militar de alta calidad y poder político por medio de las prácticas tántricas: "Ven, tómame. Tómame como un guerrero", le dice una amante (su karma mudra) en una etapa en sus novelas claves, "Te daré mi corazón para que lo devores y después podremos intercambiar nuestras sangres" (Serrano, ELELLA, 1972, 2ª parte). En Elella el autor recomienda a los héroes iniciados en los tantras que "el guerrero debe dar a la muerte el rostro de la amada. Así se logra la feminización ardiente de la muerte" (Serrano, ELELLA, 1973, 3ª parte). Para Serrano, las prácticas tántricas y la vida de culto de una casta guerrera fascista y esotérica son una sola cosa.

 

Adicionalmente, la magia sexual de la SS estaba relacionada con experimentos raciales, que intentaban una mutación de la raza humana, o mejor aún, una recuperación de los antiguamente prestigiosos hombres-dioses arios que en el oscuro y distante pasado se habían manchado por medio de relaciones sexuales "ordinarias" con mujeres humanas y produjeron una raza menor. Según Serrano, tales experimentos fueron conducidos en el castillo de Wewelsburg, en Westfalia, el centro oculto de la SS. Un "Laboratorio de Magia Levógira" para la re-creación de la raza aria original y pura debía ser encontrado allí (Serrano, Adolf Hitler. El Último Avatara, pp. 488 y 589 y s.). Pero aquellos laboratorios no eran nada más que las ramas de la superficie de los correspondientes establecimientos en la subterránea Shambhala. "Se aspiraba en Shampula a producir una mutación en la especie que permitiera volver a lo que fue antes de la mezcla con los hijos de los hombres", cuando ellos todavía tenían "cuerpos blancos, transparentes, los cabellos de lana, el oro del pelo de las sacerdotisas del hielo" (Serrano, ELELLA, 1973, 3ª parte).

 

Como tántricos, los SS estaban "más allá del bien y el mal", y por esa razón sus "terribles hechos" fueron justificados por Serrano, además de que tuvieron lugar por una orden cósmica superior.

 

"Se dice que la orden de perseguir a los gitanos", por ejemplo, "le llegó a Hitler desde el Tíbet. De Shamballah, seguramente. Los gitanos habían residido un tiempo en Agharta, según René Guénon (pensemos mejor en Shamballah), y de allí fueron expulsados. Las razones eran conocidas en el Tíbet del Dalai Lama" (Serrano, El Cordón Dorado, p. 224).

 

Al igual que los Caballeros Templarios, el núcleo oculto interior de la SS eran encarnaciones de los guardianes del santo Grial, el "grial de los siddhas [los magos], de la iniciación solar y guerrera" (Serrano, El Cordón Dorado, p. 116). Los milagros que irradiaban desde el Grial fueron evidentes en los logros de la Orden Negra en el curso de la Segunda Guerra Mundial: "Si se analiza lo conseguido por los hitleristas en todas las áreas de la creación, en el solo espacio de seis años, no se puede menos de admirar ese milagro, estableciendo una comparación con el templario. Y se llega a creer que las SS también han encontrado el Gral y hasta lo han descifrado" (Serrano, El Cordón Dorado, p. 125).

 

Incluso se supone que la arquitectura monumental del Tercer Reich fue preparada en los sitios de edificación de Shambhala. Los Hiperbóreos (los dioses del Norte), podemos leer, "Averiguando que los desastres se producían de manera cíclica, construyeron dos ciudades subterráneas en el interior de los Himalayas. Ellas fueron llamadas Agarthi y Shampula (...) En Shampula ellos enseñaban la magia que había hecho posible las construcciones megalíticas" (Serrano, ELELLA, 1972, p. 54).

 

En la Segunda Guerra Mundial las fuerzas de la luz y la "raza solar" (Hitler y la SS) estuvieron opuestas a las fuerzas de la oscuridad y la "raza lunar" (los Aliados y los judíos). Ésa no fue ninguna guerra común sino más bien una batalla global entre los dioses (los nacionalsocialistas, la clara raza aria) y los demonios (los judíos, la oscura raza semítica), entre Odín, el dios más alto de los pueblos germánicos, y Yahvé, el dios más alto de los judíos. Los héroes nórdicos (hiperbóreos) lucharon contra el "Señor de la Oscuridad", el "satánico Demiurgo". En el fondo, dice Serrano, los poderes patriarcales y matriarcales estaban en guerra.

 

Es verdad que Hitler en apariencia perdió la guerra, pero por su sacrificio y su ejemplo él salvó los ideales de la casta guerrera de Shambhala. Él retornará a la cabeza de su "ejército salvaje" para finalmente liberar a la raza blanca del Señor de la Oscuridad (Yahvé). Se llegará entonces a una terrible batalla final.

 

"Tal era la dimensión de Hitler, el Enviado de los Siddhas de Hiperbórea, el Tulku, el Boddhisatva, el Chakravartin, el Führer de los arios, que el Demiurgo Yahvé debió movilizar contra Él todas sus legiones terrestres y extraterrestres" (Serrano, Adolf Hitler. El Último Avatara, p. 250).

 

Uno bien puede descartar las visiones de Serrano como el producto de una imaginación hiperactiva, pero no se puede negar que el fascismo moderno ha encontrado un hogar y un precursor en el mito de Shambhala y en el tantrismo. Sus concepciones y visiones mitológicas del poder pueden sin dificultad ser puestas en armonía con la práctica y la ideología política del Kalachakra Tantra en todos los asuntos fundamentales. El movimiento de la Derecha ocultista hacia el budismo tibetano por lo tanto no debe ser de ninguna manera entendido como el aprovechamiento del dharma para objetivos innobles, ya que hay una profunda relación interna entre esos dos modos de mirar el mundo.

 

El Decimocuarto Dalai Lama y Serrano

Naturalmente, el decimocuarto Dalai Lama simplemente descartaría cualquier vínculo entre el mito de Shambhala, el Kalachakra Tantra y el "Hitlerismo Esotérico" de Serrano, independientemente de cuán estrechamente coincidentes puedan ser los principios conceptuales de los dos sistemas. Sin embargo, es de gran interés para nuestro estudio culturalmente crítico que el Kundun se reuniera con el racista chileno varias veces (al menos en 1959, 1984 y 1992).

 

Cuando el Dalai Lama visitó Chile en el año 1992, él fue saludado en el aeropuerto por, entre otros, el líder nacionalsocialista de Chile, Miguel Serrano. El principal ideólogo del Hitlerismo Esotérico dijo a los reporteros presentes que él y el jerarca del Tíbet habían sido buenos "amigos" desde la época de Serrano en India (Tom Grunfeld, The Making of Modern Tibet, 1996, p. 302). Serrano era también amigo del alemán que vivía en India a quien tan a menudo hemos citado, el lama (Anagarika) Govinda [nacido como Ernst Lothar Hoffmann, 1898-1985], en cuya torre de meditación con una vista de las montañas de los Himalayas él era capaz de sumergirse en sí mismo.

 

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Dalai Lama y Miguel Serrano, Aeropuerto de Santiago de Chile 1992


El primer encuentro con el Kundun ocurrió en 1959. Según su propio relato, el fundador del "Hitlerismo esotérico" fue el único extranjero que saludó al Dalai Lama cuando él cruzó la frontera india después de su huída desde el Tíbet.

 

"Poco antes de la toma del Tíbet por las tropas de Mao", cuenta él en sus propias palabras, "el Dalai Lama consiguió huír a India. Yo viajé al Himalaya para esperarlo allí. Me puse unas ropas tibetanas que el maharajá de Sikkim me había dado para intentar llegar al Tíbet desde allí. Llegué a la frontera tibetana, donde, casualmente, conocí a uno de los hijos de Roerich que también me dio un informe de la ciudad escondida que estaba en las montañas (Shambhala). El todavía en ese entonces muy joven Dalai Lama, más tarde, cuando todo se había acabado, me dio un pequeño perro tibetano, como un signo de su gratitud" (Isidro Palacios, Entrevista con Miguel Serrano, 1990, p. 4).

 

En cualquier caso es interesante que el Kundun, que fue introducido en la cultura occidental por un miembro de la SS (Heinrich Harrer), se encontrara, como el primer occidental después de su cruce de la frontera india, con el fascista Miguel Serrano, que ve un mítico mandato desde el reino de Shambhala en el núcleo esotérico de la SS. Serrano dice de sí mismo: "Fui empleado como un instrumento y continúo siendo usado" (CEDADE, 1986). Podemos recordar que tras cruzar la frontera, el Dalai Lama descargó el grito de "¡Victoria para los dioses!". Los dioses que Serrano representaba y como cuyo instrumento él servía, eran Wotan, Odín, y, en sus propias palabras, Adolf Hitler.

 

En lo que se refiere a la "encantadora" perra del templo tibetano de "color amarillo miel" que le fue dada por el Kundun, esa criatura tenía un significado muy especial para el chileno. Los lamas, dice el autor, se referían a esa pequeña raza de perros como "el León de la puerta trasera del Templo". La "leona de la puerta trasera" de Serrano fue llamada Dolma, "el nombre de una Diosa del Tíbet; en verdad, Shakti" (Serrano, Adolf Hitler. El Último Avatara, p. 189). Dolma es el nombre tibetano para la diosa Tara. Tan abstruso como pueda sonar, después de algún tiempo el chileno reconoció en la Dolma dada a él por el Kundun la reencarnación de una mujer a la que él una vez amó como una "compañera mística" y que (de acuerdo con las leyes del "sacrificio femenino tántrico") había tenido que morir (Serrano, Adolf Hitler. El Último Avatara, p. 189).

 

Como Dolma la perra un día falleció en sus brazos —Serrano había volado desde España a Viena sólo para acompañarla en la eternidad— él recordó un acontecimiento de dimensiones mitológicas del siglo XVI. Como si él estuviera en un trance, de repente sintió que no era la tibetana Dolma sino más bien la hermana agonizante del último emperador azteca, Moctezuma, de nombre Papán, a quien él tenía en sus brazos. Papán —afirmó Serrano— originalmente una alta sacerdotisa del Norte ("Hiperbórea"), había predicho en Méjico —según la leyenda— el regreso de los dioses Blancos a América. En su hora final, Dolma (la perra) irradió la energía de la princesa azteca que tuvo que sufrir una muerte de sacrificio ritual.

 

Gracias a esa visión Serrano pudo experimentar una vez más la fascinación que habitualmente lo inundaba al abrazar mujeres agonizantes, incluso si una de ellas hubiera esta vez estado encarnada en una perra. En su libro Nos, un perro agonizante (probablemente el destino de Dolma está detrás de eso) le habló como un amante tántrico con una voz humana: "Ya no me necesitas afuera. Aullaré dentro de ti, como mi hermano el lobo" (Serrano, Nos, pp. 36-37).

 

Tales experiencias "herméticas" centrales naturalmente ataron profundamente al chileno al Kundun y a su cosmovisión tántrica, y entonces tampoco es sorprendente que Serrano vinculara el "Hitlerismo esotérico" y el destino de Alemania al Dalai Lama directamente: Su "destino", dice Serrano del 14º Dalai Lama, estuvo "estrechamente ligado al de la Alemania hitleriana, por lazos aún no descubiertos. El Tíbet cae a pocos años de distancia de Alemania" (Serrano, El Cordón Dorado, p. 224).

 

El chileno no sabía todavía acerca del pasado SS de Heinrich Harrer, el "mejor amigo" y profesor del Kundun, ya que aquello se hizo conocido primeramente en 1997 en conexión con la película "Siete Años en el Tíbet". Pero podemos estar seguros de que ese hecho habría sido citado por él como evidencia adicional para justificar una conexión oculta entre Shambhala y la SS, entre el Dalai Lama y Adolf Hitler, particularmente dado que el chileno indica en muchos puntos en sus escritos que la SS envió "misiones secretas" al Tíbet a fin de buscar rastros de la raza aria allí.

 

Serrano permite que él sea reconocido como el "Führer" del movimiento nacionalsocialista de Chile.

 

Su calendario comienza con el año de nacimiento de Adolf Hitler en 1889. Él describe el "Hitlerismo esotérico" como "la nueva religión de los jóvenes héroes y futuros guerreros y sacerdotes, el verdadero mito del próximo siglo" (CEDADE, 1986). En 1989, en el centésimo aniversario del nacimiento de Hitler (el año 100 para Serrano), fue organizada una celebración conmemorativa en la cual hablaron el chileno y representantes del "Hitlerismo esotérico" de varios países (Chile, España, Italia, Alemania):

 

«En la cumbre de una montaña en la cordillera de los Andes que domina Santiago», escribe el periódico chileno La Época, «y a los sonidos de La Cabalgata de las Valquirias de "El Anillo de los Nibelungos" de Wagner, aproximadamente 100 seguidores chilenos y extranjeros conmemoraron a Adolf Hitler en el crepúsculo de la tarde de ayer y prometieron que en la nueva época Hitlerista el duradero triunfo de sus ideas provendría desde Chile... Hitler, opina Serrano, sería resucitado en los Andes ("Andes" significa "humano perfecto y total") y él haría como el Caleuche (un místico barco de Chile, cuyo nombre significa "el hombre que Retorna") e introduciría la Era de Hitler» (La Época, 21 de Abril de 1989).

 

Dicho evento no debería ser subestimado sobre la base del pequeño número de participantes. Para Serrano aquello tenía un significado ritual/simbólico, y, por ejemplo, fue reportado detalladamente en la escena neo-nazi alemana.

 

En círculos fascistas de todo el mundo, Serrano es una fuente de información fidedigna, y sus extrañas visiones ejercen de hecho una fascinante atracción en muchas personas jóvenes. Sus libros nacionalsocialistas son abiertamente ofrecidos para la venta en todos los países sudamericanos. La traducción alemana de "El Cordón Dorado. Hitlerismo Esoterico" está disponible como un libro de tapa dura (Das Goldene Band. Esoterischer Hitlerismus). Copias muy buscadas de las otras obras (sobre Hitlerismo) en traducción alemana y ensayos individuales de propaganda están en circulación y son pasadas de mano en mano. El místico neo-nacionalsocialismo de Serrano tiene un claro atractivo para las generaciones más jóvenes. El historiador Goodrick-Clarke escribe:

 

"Aquí el Nacionalsocialismo ya está separado del contexto histórico del Tercer Reich y es representado como una ideología global y racista de supremacismo Blanco. Un colorido de mitología pop, hinduísmo y dioses arios extraterrestres añade un llamativo atractivo a los poderosos mitos de elitismo, destino planetario y la conspiración cósmica de los judíos..." (Nicholas Goodrick-Clarke, Black Sun, 2002, cap.

 

El Dalai Lama nunca se ha distanciado de Serrano. En vez de oponerse de manera decisiva al fascismo en cualquier país, él recientemente [Abril de 1999] pidió que al ex-Presidente chileno Augusto Pinochet le fuera evitado un proceso judicial [ilegal].

 


[1] Véase de Martin Brauen, Traumwelt Tíbet. Westlicher Trugbilder [Tíbet Ideal. Ilusiones Occidentales], Berna, 2000.

[2] Claramente bajo la impresión de que la esvástica se convertiría en el emblema del nacionalsocialismo, fue introducida una categoría moral en la cual se distinguía entre las cruces curvadas que giran hacia la derecha y las que giran a la izquierda. Se supone que la izquierda produce el mal, y la derecha el bien (Doucet, p. 74). Sin duda esto está basado en desinformación. En el sistema ritual tibetano ambas formas de la esvástica son comunes.

[3] Sünner no nombra al autor, pero sólo puede haber sido Ernst Schäfer. Esto es evidente a partir de la siguiente cita de Hans Jürgen Lange: "Según sus memorias inéditas que están todavía en Berlín en posesión de su viuda, se dice que Ernst Schäfer presenció cómo Wiligut cayó en un trance con los ojos en blanco en la Caspar-Theiyß-Strasse, un trance que Schäfer comparó con el estado extático de los mensajeros de a pie en las tierras altas tibetanas, que él ya había visto en sus anteriores viajes de investigación (en 1930-1932 y 1934-1936)" (Lange, p. 68).

[4] El contacto del fascismo histórico con el budismo Zen japonés es el tema del libro de Brian Victoria, Zen at War. La crítica histórica de Victoria revela que no fue sólo el Shintoísmo el que se caracterizó por una cosmovisión militarista basada en un concepto fuerte y omnipresente del enemigo, sino también el budismo japonés en la primera mitad del siglo pasado. Con muy pocas excepciones (que Victoria destaca), los budistas japoneses se declararon leales al sistema fascistoide de su Estado. Incluso una autoridad tan indiscutible en Occidente como D. T. Suzuki puede ser contada entre ellos. Difícilmente hubo alguna "personalidad" budista (las escuelas Soto, Rinzai, Shin y Nichirin) que no pusiera estusiastamente sus concepciones religiosas en línea con el sistema dominante. "Guerrero Zen", "La Unidad del Zen y la Espada", "Budismo del Camino Imperial", "Zen Imperial", "Soldado Zen", "Samurai Zen"... éstos eran los slogans de aquel tiempo. Después de la guerra, la postura marcial de las escuelas budistas fue revisada sólo con vacilación. También sobrevivió en parte y encuentra su lugar en la ideología del "Zen Corporativo" japonés.

[5] La empresa editora alemana Rascher en Zúrich no aceptó el título tal cual, ya que temía que el libro no atrajera compradores por sonar demasiado ocultista. Ellos decidieron ponerle Meine Begegnungen mit C. G. Jung und Hermann Hesse in visionärer Schau [Mis Encuentros con C. G. Jung y Hermann Hesse desde un Punto de Vista Visionario].

[6] Las etiquetas de Agarthi y Shambhala también llevan a alguna confusión en una muy vendida novela en círculos derechistas que se titula The Black Sun of Tashi Lunpho (de Russel McCloud). Allí también hay una sociedad secreta nacionalsocialista en estrecho contacto con los lamas tibetanos. Sus miembros son, sin embargo, conocidos como los seguidores de Agarthi, mientras sus oponentes se congregan alrededor de Shambhala. En el mundo de las apariencias, los seguidores de Shambhala son representantes de la gran industria y la masonería occidentales.

[7] Aquellos involucrados eran muy probablemente un grupo disperso de kalmucos que se habían puesto del lado de los alemanes en la lucha contra la Unión Soviética y que habían sido llevados de vuelta a la capital al final de la guerra. Pero el mito de que importantes figuras nacionalsocialistas habían mantenido una conexión con sectas lamaístas (el "eje Berlín–Lhasa") ha sobrevivido hasta este día y es el tema de una voluminosa literatura ocultista.

[8] Según Serrano, "el Siddha o dios-hombre [es]... el Yo liberado de la influencia de las estrellas, y las influencias estelares ya no lo afectan; él es Chakravartin, el rey del mundo" (Serrano, El Cordón Dorado, p. 289). Pero el tiempo no estaba maduro. Serrano fue incapaz de descubrir la entrada a Shambhala. En Kalimpong, "ante las puertas del Tíbet" él encontró a un "hombre" que aseguró al chileno que una misteriosa "orden" ejerce una influencia tanto sobre los asuntos del pasado distante como sobre los acontecimientos más recientes de la Historia mundial. Obviamente ese hombre era el gurú que —como él cuenta en su libro clave EL/ELLA. Libro del Amor Mágico (1972 [en inglés, 1973 en castellano])— inició a Serrano en los ritos de la magia sexual, y la orden era una sociedad secreta tántrica. Los Siddhas, dijo el "hombre", "Vivieron en dos ciudades en los Himalayas: Agarthi y Shampula. Para entrar en ellas hay que seguir un camino al revés, hacia el origen del tiempo" (Serrano, ELELLA, 1ª parte).

[9] Serrano fue iniciado en los tantras de la Kaula, una orden shivaísta. Sin embargo, los escenarios de iniciación de sus libros que describimos aquí están completamente de acuerdo con Vajrayana. Serrano no es muy minucioso en cuanto a la distinción entre la tradición tántrica hindú y la budista. Para él se trata de un asunto del principio que está detrás de la iniciación tántrica, y él encuentra eso en el mismo grado entre los budistas y los hindúes. El tantrismo es para él un culto mundial esotérico que descubre entre los egipcios, los Caballeros Templarios, los cátaros, los rosacruces y las sociedades secretas detrás de Hitler (la sociedad Thule). En cualquier caso, él ve en Shambhala y Agarthi los dos puntos míticos del origen del cual provienen los tantras.

[10] Serrano a menudo usa las etiquetas Agarthi y Shambhala como si fueran sinónimos. En la p. 155 su libro El Cordón Dorado él escribe: "Hay quienes sostienen que Shambhallah es la capital de Agarthi".

[11] Serrano considera a Julius Évola y, por extraño que parezca, a Hermann Hesse, como los dos profesores que primero lo hicieron consciente del espíritu bélico del budismo: "Estoy en deuda con ambos porque llegué a conocer el budismo como un camino del guerrero. Évola explica que la religión de Gautama es principalmente una enseñanza bélica que provino de un príncipe que pertenecía a la casta guerrera india, la de los kshatriyas" (Isidro Palacios, 1990, p. 11).

 


Original Source: The Shadow of the Dalai Lama – Part II – 12. Fascist occultism and it’s close relationship to Buddhist Tantrism – in: http://www.trimondi.de/SDLE/Part-2-12.htm

 

 

 

 

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