El Ocultismo Fascista y su cercana
relación con el Tantrismo Budista
por Victor y Victoria Trimondi
El fascismo visionario estaba, y en
realidad todavía está, fascinado de manera excepcionalmente profunda por la
forma budocrática del Estado. A finales de los años '30 (cuando diversos
sistemas fascistas florecieron en Europa y en el mundo entero) Spencer
Chapman, un viajero en el Tíbet, escribió que "incluso en la época de
los dictadores uno sólo puede estar asombrado por el poder incontestable
que posee el Dalai Lama" (F. Spencer Chapman, Lhasa: The Holy City,
1940, p. 192). La idea de la monarquía del mundo, la unión del poder
espiritual y secular en una sola persona, la ideología de la guerra en el
mito de Shambhala, la inflexible orientación androcéntrica [centrada en el
varón], la visión tántrica de lo femenino, el ambiente ocultista entero y
muchos otros aspectos, fueron adoptados específicamente por diversos
ideólogos fascistas y amalgamados en un mito agresivo. Como veremos luego,
los sistemas fascistas enteros están basados en la adopción de doctrinas
tibetano-tántricas.
Los Amigos
Nacionalsocialista del 14º Dalai Lama
Tan deprimente como pueda ser para los
seguidores del ganador del Premio Nóbel de la Paz, ha habido un contacto
continuo entre el Dalai Lama y la extrema Derecha y antiguos
nacionalsocialistas. Su cercana amistad con su consejero alemán Heinrich
Harrer se ha convertido en el más famoso de dichos contactos. Eso provocó
un pequeño escándalo en 1997-1998 cuando, después de años de investigación,
el periodista austriaco Gerald Lehner tuvo éxito en hacer público el pasado
nacionalsocialista de Harrer, que éste había sido capaz de mantener en
secreto durante muchos años. Harrer no es un cualquiera. Él es uno de los
más conocidos escritores internacionales y ha vendido más de cuatro
millones de libros en 57 idiomas (principalmente sobre el Tíbet y el
decimocuarto Dalai Lama).
El austriaco alpinista y esquiador de
competencia se integró a la SS el 1º de Abril de 1938, y en el mismo año recibió
instrucciones para subir el Nanga Parbat en el Himalaya después de una
reunión oficial con Adolf Hitler. Heinrich Himmler, él mismo muy interesado
en los fenómenos ocultos, le ofreció a Harrer, según dice éste, una
expedición al Tíbet. En 1942 el Reichsführer de la SS (Himmler) ordenó la
creación del Sven Hedin Institut für Innerasienforschung (Instituto Sven
Hedin para la Investigación de Asia Central). Ese establecimiento
educacional tenía como objetivo estudios esotéricos, científicos y raciales
combinados.
Fue completamente en ese orden de ideas que
Himmler estuvo interesado en doctrinas ocultas del "misterioso
Tíbet", y supuso —probablemente bajo la influencia de ideas
teosóficas— que una "raza de sangre nórdica" existía allí, oprimida
por los ingleses y los chinos, y esperando su liberación por los alemanes.
El "consejero" de Himmler, relata la revista alemana Spiegel, el
científico Ernst Schäfer creía que el Tíbet era la cuna de la Humanidad, el
refugio de una "raza de raíz aria", donde una casta sacerdotal
había creado un misterioso reino de Shambhala, decorado con el símbolo
budista de la rueda de la enseñanza, una esvástica. En 1934 Schäfer
intentó, en la primera de dos expediciones financiadas por la SS, detectar
remanentes de la "nobleza intelectual nórdica" (Spiegel, 16/1998,
p. 111).
El doctor Ernst Schäfer, un especialista
acerca del Tíbet y un ornitólogo, pertenecía al equipo personal de Himmler,
y en 1943 asumió el mando científico del célebre proyecto
"Ahnenerbe" ("Herencia Ancestral"), principalmente
dedicado a estudios raciales. Su tercer viaje de investigación a los
Himalayas fue oficialmente descrito como "La Expedición SS de
Schäfer" y fue considerado como un enorme éxito (Kater 1997, p. 80).
Tras regresar en Agosto de 1939, el científico fue recompensado en
reconocimiento con el anillo SS y con la daga de honor. Posteriormente, el
Reichsführer de la orden negra (Himmler) tuvo grandes planes para su
protegido: se supuso que Schäfer volvería al Tíbet y "agitaría al
ejército tibetano contra las tropas británicas/indias" con una tropa
de choque de 30 hombres (Kater, 1997, p. 212). El compromiso, sin embargo,
fue cancelado por orden directa de Hitler. En los años siguientes, Schäfer
en cambio construyó el Instituto Sven Hedin para la Investigación de Asia
Central con gran éxito, convirtiéndolo en la división más grande dentro del
proyecto Ahnenerbe.
Pero volvamos a Heinrich Harrer. La guerra
estalló mientras él estaba todavía en India, y el joven alemán fue
internado por los británicos. No fue sino hasta 1944 que él pudo huír al
Tíbet con un camarada. La casualidad o el destino lo llevó a actuar como el
tutor personal del joven Dalai Lama hasta principios de los años '50, y a
enseñarle acerca de todas las "maravillas" de la civilización
occidental y a presentarle la lengua inglesa también. Es muy probable que
las lecciones recibidas por el Dalai Lama estuvieran teñidas por el
espíritu de la época (Zeitgeist) contemporánea que se había extendido por
la Alemania de Hitler, y no por las actitudes británicas del enviado Hugh
Richardson, también presente en Lhasa. Eso condujo de hecho a algunos
problemas en la corte del joven rey-dios, y los ingleses no estaban felices
por su contacto con Harrer. Sin embargo no hay fundamentos para describir
las lecciones que el antiguo miembro SS, como fascista, dio a su alumno
"divino", particularmente ya que ellas fueron principalmente
dadas después del final de la Segunda Guerra Mundial. En 1952 el
"profesor" alemán del Dalai Lama retornó a Europa.
La adaptación a película del éxito de ventas
autobiográfico de Harrer, Siete Años en el Tíbet, provocó una protesta
internacional. Ya que el famoso viajero por el Tíbet no le había dicho nada
al director Jean-Jacques Annaud sobre su pasado nacionalsocialista, y éste
sólo se hizo de conocimiento público después de que la película había sido
terminada, Annaud se sintió presionado para introducir
"correcciones". Ahora se mostraba a un austríaco arrepentido, que
comienza su carrera de montañismo como un partidario de un régimen acusado
de genocidio y luego, bajo la influencia del joven Kundun [título del Dalai
Lama que significa "Presencia"] y el budismo tibetano, se reforma
para convertirse en un "defensor de los derechos humanos". En la
película, él dice de los brutales chinos: "Terrible. No me atrevo a
pensar en cómo yo yo mismo fui una vez tan intolerante" (Stern 41/97,
p. 24).
Reinhold Messner, el famoso montañista,
encontró que tal admisión de culpa en la fábrica de sueños de Hollywood era
difícil de entender. Él habló sin ningún temor, confirmando que conocía
desde hacía mucho tiempo las opiniones políticas de Harrer. Ese hombre,
dijo él, aún hasta el día presente todavía no había aprendido nada, y
todavía creía en los ideales alpinistas nacionalsocialistas. En contraste,
el hermano del Dalai Lama, Gyalo Thondup, defendió al antiguo miembro SS
con el argumento insípido de que lo que los chinos habían hecho a los
tibetanos era peor y más cruel que lo que los nacionalsocialistas habían
hecho a los judíos. Es un hecho que Harrer —según su propio relato— primero
se volvió contra los invasores chinos a fines de los años '50, después de
que él ya había dejado el Tíbet. No existe el rastro más leve de una
catarsis profunda como está descrita en la película de Annaud a ser
encontrado en los libros del alemán. Eso fue puramente una invención del
director para evitar perder prestigio ante un auditorio mundial.

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Heinrich Harrer con el
Dalai Lama
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El periodista Gerhard Lehner también persiguió una segunda pista: el 13 de Septiembre
de 1994 ocho veteranos que habían visitado y reporteado desde el Tíbet
antes de 1950 se reunieron con el Dalai Lama en Londres. En una foto tomada
para registrar la ocasión, una segunda importante figura SS puede ser vista
al lado de Heinrich Harrer y directamente detrás del Kundun: el doctor
Bruno Beger. Beger era el "experto" real que impulsó hacia
adelante la investigación de estudios raciales mediante el proyecto
Ahnenerbe de Himmler (Kater, 1997, p. 208). Él también, como el explorador
tibetano Ernst Schäfer, era un miembro del equipo personal de Himmler. En
1939 él fue al Himalaya como miembro de la Expedición SS. Allí él midió los
cráneos de más de 400 tibetanos a fin de investigar una posible relación
entre las "razas" tibetana y aria. En 1943 Beger fue enviado a
Auschwitz donde tomó las medidas de 150 prisioneros, principalmente judíos.
Éstos murieron más tarde y añadidos a una colección de esqueletos. En 1971
Beger apareció en un tribunal alemán y fue condenado a tres años de
encarcelamiento con libertad condicional por sus crímenes
nacionalsocialistas.
Para el Dalai Lama, Beger fue de gran ayuda
porque compuso una declaración diciendo que el Tíbet no era parte de China.
El racialista, que era el último sobreviviente de la "Expedición SS de
Schäfer” (que murió en 1998), se reunió con Su Santidad el 14º Dalai Lama
al menos cinco veces (en 1983, 1984, 1985, 1986 y 1994). Las reuniones eran
todos asuntos muy cordiales. El ex-miembro SS dedicó un pequeño folleto
titulado "Mis Encuentros con el Océano de Conocimiento" a los
primeros tres (Beger, 1986).
El Dalai Lama (adorado por sus seguidores como
el "Océano de Sabiduría" debido a su "omnisciencia")
afirma no haber sido informado acerca del pasado de sus amigos nacionalsocialistas.
Uno bien puede creer esto, aunque él no se ha distanciado de ellos tras la
exposición de éstos. Sus declaraciones sobre Adolf Hitler y sobre la
"solución final a la cuestión judía" también parecen extrañas.
Tal como su hermano, Gyalo Thondup, él ve a Hitler como una figura más
noble que los ocupantes chinos del Tíbet: "En 1959, en Lhasa, los
chinos dispararon a familias chinas desde aviones con ametralladoras.
¡Destrucción sistemática en nombre de la liberación contra la tiranía del
Dalai Lama!. ¡Ja, ja, ja! En el caso de Hitler, él fue más honesto. ¡En el
caso de los chinos, ellos nos llamaron sus hermanos!. ¡El hermano grande
intimidando a un hermano menor!. ¡Hu, Hu, Hu! Es menos honesto, me
parece" (Daily Telegraph, 15 de Agosto de 1998).

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Bruno Beger en el Tíbet
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La
Conexión Nacionalsocialista-Tíbet
¿Había intenciones ocultas detrás de la
"Expedición SS de Schäfer"? En la literatura neo-fascista aquélla
era considerada una misión altamente secreta de Himmler para hacer contacto
con los "adeptos de Shambhala y Agarthi". Escritores de dicha
escena como Wilhelm Landig, Miguel Serrano, Russell McCloud, etc., dejan
que sus lectores crean que mediante esas expediciones fue construída una
especie de eje metapolítico entre Berlín y Lhasa. Dietrich Bronder sabe que
"a los hombres SS de Schäfer se les permitió entrar en la sagrada
Lhasa, por otra parte cerrada a europeos y cristianos, incluso al magnífico
templo lamaísta que contiene sólo un enorme símbolo, el más sagrado en el
mundo mongol: la esvástica" (Bronder, Bevor Hitler kam, 1975, p. 250).
Aunque en años recientes han sido publicadas
conclusiones de investigaciones completas acerca de los intereses de
importantes nacionalsocialistas en fenómenos ocultos, eso es actualmente
minimizado por intelectuales pro-lamaístas, especialmente en lo que se
refiere a una oculta conexión nacionalsocialista-Tíbet [1]. Ernst Schäfer y
Bruno Beger, los dos líderes de dicha empresa (la expedición SS de
Schäfer), son descritos como unos sobrios científicos naturales. Las
ambiciones esotéricas de Heinrich Himmler en el Tíbet era mínimas, y en
realidad "probablemente no existían" (Martin Brauen, Traumwelt
Tibet, 2000). Hitler mismo aparece como un decidido anti-ocultista.
"Sin embargo, la sugerencia de que Hitler estaba interesado en el
esoterismo de Oriente o incluso del Tíbet puede ser descartada"
(Brauen, Traumwelt Tibet, p. 65).
Apelando al
historiador Goodrick-Clarke, los autores pro-lamaistas también consideran
las corrientes ocultistas dentro del temprano movimiento nacionalsocialista
(la célebre Sociedad Thule, por ejemplo) como insignificantes y totalmente
carentes de evidencia con respecto a un interés particular por el Tíbet. Se
dice que Rudolf Freiherr von Sebottendorf (1875-1945), el fundador de la Sociedad
Thule, habló explícitamente claro contra la sugerencia de que la luz
proviniera de las tierras altas de Asia.
No vemos como nuestra tarea primaria aquí
demostrar históricamente el entrelazamiento de relevantes miembros SS
(Hitler, Himmler, Harrer, etc.) en una conexión ocultista
Nacionalsocialismo-Tíbet. Las cosas no eran tan claramente racionalistas y
científicamente correctas como los intelectuales pro-lamaístas creyeron que
eran entre la SS. Cuando, por ejemplo, en la presentación de un regalo al
regente tibetano en Lhasa Ernst Schäfer declama: "Ya que la esvástica
es también el símbolo supremo y el más sagrado para nosotros los alemanes,
el lema de nuestra visita es: Un encuentro de las esvásticas occidental y
del Este en amistad y paz..." (citado por Brauen, p. 79), está
presente entonces una nota ocultista, de acuerdo con el espíritu de la
época (Zeitgeist).
Hay ciertamente también otros autores,
no-fascistas, que crean una correspondencia oculta entre nacionalsocialismo
y budismo tibetano por medio de una interpretación esotérica de la
"Hakenkreuz" (la esvástica), un símbolo budista por excelencia:
"La cruz ganchuda que gira hacia la derecha [significa] una fórmula de
rezo en el Tíbet", escribe Friedrich W. Doucet, "En su forma
girando hacia la izquierda —como la esvástica nacionalsocialista— ella
designa a los ortodoxos Sombreros Amarillos... Son los Sombreros Amarillos
los que supervisan las reglas espirituales en el Estado eclesiástico
tibetano, y también ejercen el poder mundano" (Doucet, Im Banne des
Mythos [En la Esclavitud del Mito], 1979, p. 81) [2].
Es también cierto que el consejero espiritual
de Himmler, Karl Maria Wiligut (el "Rasputin de Himmler"), vio la
"Expedición SS de Schäfer" como una tarea extremadamente
ocultista, y bajo la dirección de Himmler intentó ejercer una apropiada
influencia sobre los participantes de la expedición. El porta-estandarte SS
Wiligut/Weisthor, que pertenecía al equipo personal de Himmler, estaba
acreditado de tener capacidades mediúmicas, y él mismo estaba convencido de
que estaba en contacto con poderes transpersonales. Wiligut/Weisthor era
considerado como el experto de la Schutz Staffel (SS) sobre las runas, y
diseñó el legendario anillo del cráneo de la SS. Su megalomaníaca
sobrestimación de sí mismo (hay declaraciones autentificadas suyas en el
sentido de que él creía que era el "Rey secreto de Alemania"), y
el hecho de que él fue privado por su familia del derecho de decisión,
condujo a que Himmler removiera a Wiligut de la SS en 1939 (Hans Jürgen
Lange, Karl Maria Wiligut. Himmlers Rasputin und seine Erben, 1998, p.
271).
El autor alemán Rüdiger Sünner cita el informe
de un miembro de la "Expedición SS de Schäfer" acerca de una
reunión con Wiligut [3]. Durante el encuentro (en 1937 ó 1938), éste estaba
en un estado parecido a un trance y se dirigió a sus invitados con una voz
gutural: "Llamé por teléfono a mis amigos esta tarde... en Abisinia y
Estados Unidos, en Japón y el Tíbet... con todos quienes vienen de otro
mundo a fin de construír un nuevo Imperio. El espíritu occidental está
completamente corrompido, tenemos una gran tarea ante nosotros. Una nueva
Era vendrá, ya que la creación está sujeta a sólo una gran ley. Una de las
claves se encuentra en el Dalai Lama y en los monasterios tibetanos".
El visitante no estaba afligido en lo más
mínimo, y continúa reportando: "Luego surgieron los nombres de
los monasterios y sus abades, de localidades en el Tíbet oriental que sólo
yo conocía... ¿sacó él dichos nombres de mi cerebro?. ¿Telepatía?. Hasta
este día no lo sé; sólo sé que me fui del lugar a toda prisa" (Rüdiger
Sünner, Schwarze Sonne, 1999, p. 50).
En los años '80 el chileno Miguel Serrano se
hizo cargo nuevamente de la especulación de que el Dalai Lama desempeña un
papel fundamental en la conexión Nacionalsocialismo-Tíbet. Su
"destino", señala Serrano acerca del 14º Dalai Lama, está
"estrechamente ligado al de la Alemania hitleriana, por lazos aún no
descubiertos. El Tíbet cae a pocos años de distancia de Alemania" (Serrano,
El Cordón Dorado, p. 224).
Wiligut también creía que Lhasa formaba un
cuadrilátero geomántico con Urga (Ulan Bator), las pirámides egipcias, y
Viena. Miguel Serrano iba posteriormente a exponer ideas similares (en los
años '70).
Himmler también estaba interesado en ideas
geománticas, y no puede descartarse "que él esperaba datos más exactos
acerca de esto de la expedición de Schäfer" (Brauen, p. 78). Otto
Rahn, igualmente un miembro de la SS, quien en los años '30 intentó que el
mito del Santo Grial y el movimiento cátaro fueran fructíferos para la
visión nacionalsocialista y la SS como una especie de "monjes
guerreros", supuso que los cátaros habían estado bajo la influencia
del budismo tibetano.
"Uno de los símbolos cátaros del
espíritu, que es Dios, que fue tomado del budismo, era la mani, una piedra
brillante que iluminaba al mundo y que permitía que todos los deseos
terrenales fueran olvidados. La mani es el emblema de la ley budista que
disipa la noche de las falsas ideas. En Nepal y Tíbet es considerada el
símbolo del amor al prójimo, la Dyanibodhisattva Avalokiteshvara o
Padmapani" (Rahn, Cruzada contra el Grial, 1934, p. 185).
El mito del "Sol Negro", que fue
capaz de ganar un lugar central en el movimiento neo-fascista y que muestra
semejanzas con el mito tibetano de Rahu del Kalachakra Tantra, puede ser
remontado a la inspiración de Wiligut y su entorno, entre otros. En un
comentario sobre los escritos rúnicos de Wiligut, un alumno, Emil Rüdiger,
menciona un oscuro planeta invisible, de nombre Santur, que se supone que
influye en la Historia humana y que es capaz de estar microcósmicamente
vinculado con el cuerpo energético de un adepto. Apropiados ejercicios
yóguicos (gimnasia rúnica) son recomendados para producir "efectos de
alta inteligencia" (Lange, p. 226). Cuán perfectamente tal
"gimnasia rúnica" puede ser vinculada a ejercicios tántricos,
puede verse en los escritos de Miguel Serrano, el padre del
"hitlerismo esotérico".
Por tanto, no es en absoluto el caso de que no
existe ningún fundamento histórico para suponer un nexo oculto entre el
Nacionalsocialismo y el Tíbet, aunque sea públicamente negado por uno de
los protagonistas de la "Expedición SS de Schäfer", Bruno Beger
(Lange, p. 68). Sin embargo, una interconexión oculta entre la SS y el
Tíbet lamaísta de las dimensiones que son actualmente descritas en un gran
número de publicaciones neo-fascistas y esotéricas, tiene que ser
considerada como una construcción post facto. Esa construcción, sin
embargo, podría echar mano, repetimos, a un ambiente esotérico en el cual
se movieron Heinrich Himmler, jefe de la SS, y otros nacionalsocialistas de
alto rango.
De esta manera, el conocido material históricamente
demostrado ha sido en alguna medida suficiente para crear mitos nuevos y
muy eficaces. En la conexión Nacionalsocialismo-Tíbet, por lo tanto,
tratamos con un proceso de creación de mitos y no con un conjunto histórico
de acontecimientos. En tales procesos hay una mezcla de hechos históricos,
materia de sagas tradicionales, un afán por lograr un efecto, y elementos
imaginarios, visionarios, religiosos, fantásticos y personales, hasta que
todo se une en un patrón resistente y se ancla como tal en una cultura. Es
bastante habitual que diferentes mitologemas se fundan, y esto es
exactamente, como mostraremos, lo que ha sucedido en el caso de la conexión
Nacionalsocialismo-Tíbet. Aquí, los mitos racistas nacionalsocialistas han
sido fundidos con elementos del mito tibetano de Shambhala y con prácticas
mágicas sexuales del budismo tántrico.
En este proceso de construcción de mitos
tampoco debería ser subestimado que las reuniones conocidas que tuvieron
lugar entre el Dalai Lama y antiguos miembros SS (Schäfer, Harrer, Beger)
tienen un significado oculto, sólo en virtud del hecho de que cualquiera
que mentalmente organiza una red esotérica interpreta una reunión con el
Dalai Lama como un acontecimiento ocultista.
Mientras tanto, ha aparecido una enorme
cantidad de literatura sobre una sospechada conexión entre los
nacionalsocialistas y el Tíbet, algunos ejemplos de la cual mencionamos
brevemente aquí:
• En 1958 un editor estadounidense publicó el
libro El Relámpago y el Sol, de Savitri Devi ("la Sacerdotisa de
Hitler"), que presenta a Adolf Hitler como un avatara (una
encarnación) del dios Sol, junto a Akenatón y Gengis Jan. Devi no menciona
una conexión Nacionalsocialismo-Tíbet, pero introduce el "principio
del Avatara" en la construcción del mito que rodea a Hitler, que es
aprovechado por autores posteriores para presentar al Führer como una
encarnación del reino de Agarthi/Shambhala (véase Miguel Serrano en este
aspecto).
• En su éxito de librerías El Retorno de los
Brujos (1962), Jacques Bergier y Louis Pauwells primero afirman que el mito
de Shambhala/Agarthi influyó fuertemente en los fundadores del movimiento
nacionalsocialista.
• Robert Charroux (en Verratene Geheimnisse
[Secretos Traicionados]) supone que los sacerdotes lamas habían ganado
influencia sobre Hitler y habían trabajado en "un plan para ejercer
control sobre el mundo que era completamente igual al de los alemanes"
(Charroux, Verratene Geheimnisse, Atomsintflut und Raketenarche, 1970, p.
258).
• El investigador anti-fascista de mitos
Friedrich Doucet (Im Banne des Mythos [En la
Esclavitud del Mito], 1979) habla de las "técnicas psicológicas de
los monjes y abades de los monasterios lamas del Tíbet", por medio de
las cuales fueron manipuladas importantes figuras nacionalsocialistas.
• Igualmente, el escritor antroposóficamente
orientado Trevor Ravenscroft (La Lanza del Destino, 1974), presupone que
Hitler cooperó con "líderes tibetanos" en Berlín.
• En los años '80 aparecieron dos libros del
chileno Miguel Serrano (El Cordón Dorado y Adolf Hitler, el Último
Avatara). Ambos textos forman la base del "Hitlerismo Esotérico".
Uno de los temas centrales de Serrano es la relación entre la magia sexual
y el poder político (sobre todo el nacionalsocialismo). El 14º Dalai Lama,
con quien Serrano se ha reunido varias veces, es involucrado por el autor
en la creación de mitos neo-fascistas alrededor de Hitler.
• Según Jan van Helsing (Geheimgesellschaften
und ihre Macht [Las Sociedades Secretas y su Poder], 1993), los monjes
tibetanos trabajaron junto con los Caballeros templarios que fueron
organizados en la logia superior del "Sol Negro" para el
establecimiento del Tercer Reich. La orden secreta tenía (y todavía tiene)
una importante base subterránea en el Himalaya. Se dice que el gobernante
del reino subterráneo es "Rigden Iyepo", el Rey del Mundo, con su
representante en la superficie, el Dalai Lama.
• En Die schwarze Sonne von Tashi Lhunpo [El
Sol Negro de Tashi Lhunpo] (1996), McCloud habla de la supervivencia del
grupo nacionalsocialista Thule en el Tíbet. Ellos son los seguidores de un
"oráculo del Sol" allí.
• Para Wilhelm Landig (Götzen gegen Thule
[Ídolos contra Thule]), el Tíbet es también "el reino del Sol Negro.
Es el punto de encuentro de los círculos esotéricos de la Schutzstaffel (la
SS), lo cual el señor Himmler también sabía, pero no compartió dicho
conocimiento".
• En su novela El Sol Negro (1997) Peter Moon
reitera la influencia decisiva de los lamas tibetanos sobre el
Nacionalsocialismo y amplía el tema con nuevas imágenes. Él se pone de
parte de la antigua religión tibetana Bon, y acusa al Dalai Lama y al
budismo tibetano de opresión religiosa.
A la luz de esta considerable y de ninguna
manera completa lista de literatura, Martin Brauen, un pro-lamaísta experto
en el Tíbet, pregunta: "¿Por qué el Tíbet provoca tanto interés en los
neo-fascistas?. ¿Qué hace al Tíbet tan atractivo para ellos?; ¿qué es tan
fascinante en el mito de Shambhala que pone bajo su influencia tanto a
aquellos que lo cultivan como a aquellos que lo combaten?" (Brauen, p.
93). Él no puede contestar esta pregunta. Pero a fin de ser capaz de
invertir en su exacto opuesto el hecho de que el nacionalsocialismo tenía
una relación oculta con el budismo tibetano, él pone a la vista una facción
anti-lamaísta dentro de la Derecha alemana. Fueron precisamente los
nacionalsocialistas, dice Brauen, los que denunciaron a los lamas y a los
tibetanos como "Untermenschen" (infrahombres).
• Entre la literatura anti-Dalai Lama y anti-Tíbet
están las obras de S. Ipares (Geheime Weltmächte [Potencias Mundiales
Secretas], 1937), quien estuvo bajo la influencia del orientalista Albert
Grünwedel. En su libro, el autor habla de las órdenes jerárquicas ocultas
de la teocracia lamaísta, que influyen y dirigen a Oriente de manera
invisible.
• Los argumentos de J. Strunk (Zu Juda und Rom
- Tíbet [Hacia Judá y Roma - Tíbet], 1937) son de mucho mayor alcance; él
trata de destapar una conspiración de una élite eclesiástica internacional
(con miembros de todas las religiones del mundo), con el Buda viviente, el
Dalai Lama de Lhasa, como su cabeza visible. «Las organizaciones y nuevas
corrientes espirituales que existen y que actúan paralelas y en todas
direcciones, casi siempre terminan en el "techo del mundo", en un
templo lama, una vez que uno ha progresado a través de logias judías y
cristianas» (Strunk, 1937, p. 28).
• En ese mismo año (1937) Fritz Wilhelmy
publicó la obra Asekha. Der Kreuzzug der Bettelmönche [Asekha: La Cruzada
de los Monjes Mendicantes]. En ella "El budismo tibetano... [es]
abiertamente designado para jugar un papel más que misterioso en el gran
tráfago global de los manejadores supra-estatales de los hilos"
(Wilhelmy 1937, p. 17).
• El general Ludendorff y su esposa igualmente
entraron con gran vigor al campo contra los "sacerdotes
asiáticos", y advirtieron que los lamas tibetanos se habían emplazado
a la cabeza de órdenes secretas judías y jesuítas (Europa den
Asiatenpriestern? [¿Europa de los Sacerdotes Asiáticos?], 1941).
• Claramente la más prominente de las
facciones nacionalsocialistas anti-lamaístas fue la del racialista Alfred
Rosenberg, quien con su obra germinal Der Mythos des 20. Jahrhundert [El
Mito del Siglo XX] hizo de la batalla entre los sacerdotes y la casta
guerrera el conflicto primordial de la Historia del mundo. Los lamas
tibetanos aparecen aquí como los representantes de un decadente catolicismo
asiático.
El problema con la construcción de un
anti-lamaísmo fascista está en el hecho de que, aparte de Alfred Rosenberg,
los citados autores derechistas definitivamente no ocuparon posiciones de
poder como la de Himmler, la SS y el proyecto Ahnenerbe. El "mitólogo
de Hitler" (Rosenberg) apenas fue considerado por Himmler y fue apenas
tomado en serio por Hitler. Los Ludendorff cayeron de la gracia del Führer.
En contraste, la SS con sus ritos y su estilo marcial se convirtió cada vez
más en el epitome del mito nacionalsocialista. Fue la SS la que exploró el
Tíbet y fue un antiguo soldado SS (Heinrich Harrer) quien enseñó al Dalai
Lama.
Además de esto, los mencionados opositores
nacionalsocialistas al lamaísmo, a quienes Martin Brauen presenta tan
expresivamente para demostrar que el fascismo era hostil hacia el budismo
tibetano, estaban tan fanáticamente fascinados por la atávica mitología del
Tíbet como los fascistas pro-lamaístas que hemos mencionado. Ellos no
atacan el sistema lamaísta a partir de una actitud democrática o una
consideración racional, sino a partir de lo opuesto, de que ellos temían el
mundo oculto de los lamas, a saber, el control por medio de la magia, la
conquista del planeta por déspotas budistas, la manipulación de la
conciencia mediante rituales, etc., conceptos todos que en efecto pueden
ser encontrados en los textos tántricos. Así, los opositores derechistas
del lamaísmo, tal como los defensores derechistas del lamaísmo, ven en el
Tíbet y su religión un centro ocultista de control.
Puesto que los intelectuales pro-lamaístas ya
no pueden negar que los autores fascistas buscaron crecientemente ponerse
en contacto con las imágenes culturales lamaístas después de la guerra,
ellos nos aseguran enfáticamente que aquello era un asunto de
"ilusiones" occidentales, o al menos híbridos occidentales del
lamaísmo que no eran en ningún sentido razonables. Con esto ellos parecen
pensar que el problema está solucionado (con respecto a esto, véase Brauen,
op. cit.). Pero ellos nos dejan esperando un examen de contenidos que
revele a qué profundidad y hasta qué grado las ideas y las prácticas del
lamaísmo han sido directamente incorporadas en el lado fascista. Y un
debate sobre las imágenes, arquetipos, visiones metapolíticas, estructuras
políticas y rituales de la esfera cultural tibetana a los cuales los
neo-nazis hacen referencia es de mucho mayor interés que la cuestión de si
hubo contacto personal entre lamas y nacionalsocialistas. Aquí comienza el
trabajo actual de la crítica cultural, el cual implica
1. el descubrimiento de mitos lamaístas del
origen que están detrás de las "fantasías nacionalsocialistas"
2. la investigación de esos mitos lamaístas del
origen, y
3. el examen de las similitudes estructurales
entre neo-fascismo y lamaísmo.
Sólo entonces, cuando tales "mitos del
origen” no han de ser encontrados, puede decirse que la conexión
nacionalsocialismo-Tíbet ha sido expuesta como una ficción puramente
occidental.
La siguiente lista de paradigmas, conceptos,
teorías, métodos y mitos que esencialmente han formado la cultura del
lamaísmo (y todavía lo hacen) se ha hecho central para el movimiento
neo-fascista:
• La combinación de poder religioso y político.
• Una estructura estatal estrictamente
jerárquica que descansa sobre un "principio del Führer"
espiritualmente basado.
• La completa orientación patriarcal del Estado
y la sociedad.
• Un modelo de subordinación completa de
alumno a maestro.
• La aparición de seres divinos en la Tierra
para realizar misiones políticas (avataras, encarnaciones y el principio
del Bodhisattva).
• Una teoría política micro y macrocósmica
según la cual un gobernante budista representa una semejanza del universo
entero.
• La idea de un gobernante mundial
(Chakravartin) y una conquista violenta del mundo.
• El motivo de una redención espiritual y
política.
• La idea de un centro sobrehumano de poder en
Asia, desde donde se ejerce una influencia en la política mundial (el mito
de Shambhala).
• La legitimación de la política contemporánea
por medio de raíces míticas.
• La derivación del control político de los
mitos del Sol y la luz.
• El mito del "Sol Negro" (mito de
Rahu en el Kalachakra Tantra).
• Especulaciones alquímicas (como en el
Kalachakra Tantra).
• Un interés en asociaciones masculinas
secretas (miembros de órdenes).
• La existencia de una comunidad sobrenatural
de "guerreros sacerdotales" (guerreros de Shambhala) quienes
observan e influyen en la Historia del mundo
• Una ética guerrera "budista"
basada sobre el control espiritual del cuerpo y las emociones.
• Una apocalíptica batalla final, en la cual el
bien y el mal permanecen opuestos y todos los incrédulos son aniquilados
(guerra de Shambhala).
• Una fascinación con la maquinaria de guerra
(mito de Shambhala).
• Discos voladores (OVNIs). Los objetos
correspondientes (ruedas voladoras) serán puestos en uso en la guerra final
de Shambhala.
• Una visión mágica del mundo y el concepto
asociado de que la manipulación de símbolos puede afectar la Historia.
• Técnicas para manipular la conciencia.
• Un gran interés en fenómenos paranormales y
su combinación con la política (visiones, oráculos, profecías)
• Una comprensión mágico-política del sistema
de rituales al servicio del Estado.
• Prácticas sexuales mágicas para transformar
el amor erótico y la sexualidad en poder mundano y espiritual (Kalachakra
Tantra).
• La funcionalización del principio femenino
para el propósito del poder político-religioso.
Todos estos pilares de la cultura budista
tibetana son igualmente ingredientes del Kalachakra Tantra constantemente practicado
por el Dalai Lama, y del mito de Shambhala que esto evoca. Durante siglos
ellos han determinado la forma de la sociedad monástica tibetana,
completamente independiente de cualquier imaginación o influencia
occidentales. De aquí que la pregunta sobre el interés excesivo del
neo-fascismo en el Tíbet y su cultura atávica sea fácilmente contestada:
los fascistas de las más variadas tendencias ven su propia "teología
política" confirmada por el sistema religioso budista tibetano, o
descubren nuevas imágenes y prácticas en ella con las cuales ellos pueden
enriquecer y ampliar sus ideologías.
Algunos (no todos) de los elementos culturales
tibetanos mencionados a los cuales la nueva Derecha ha ayudado, también
debían ser encontrados en la Europa de antaño, pero aquéllos estaban
despotenciados o relativizados por la Ilustración y la
"modernidad", sólo para ser reactivados en la historia del
fascismo y del nacionalsocialismo. En el Tíbet tradicional (hasta 1958), en
la comunidad de tibetanos en el exilio, pero sobre todo en la figura del
Dalai Lama y su clero, en los textos sagrados y los rituales (los tantras),
esas imágenes y arquetipos fueron capaces de sobrevivir sin pausa. Por
medio de la presencia activa de los lamas en Occidente ellos son ahora visibles
y tangibles una vez más, y desempeñan un papel cada vez mayor en la cultura
popular occidental. Pero no es sólo en cómics y películas kitsch que el
Dalai Lama es retratado como un rey-dios, sino también tanto en la prensa
respetable como en la prensa popular occidental, una etiqueta que adquiere
un significado fundamental en la teología política del fascismo y que es
combinada allí con el principio del Führer [4].
Julius Évola: Un Fascista Tántrico
No fueron sólo los ideólogos y los teóricos
del nacionalsocialismo los que estuvieron estrechamente preocupados por el
Tíbet, sino también intelectuales y académicos de alto rango estrechamente
vinculados al fascismo italiano. En primer lugar, debe ser mencionado
Giuseppe Tucci, quien intentó combinar ideas orientales y fascistas.
n ejemplo adicional es la obra del italiano
Julius Évola (1898-1974), que fue durante un tiempo el principal ideólogo
de Benito Mussolini (principalmente en los años '40). En numerosos libros y
artículos él ha investigado y posteriormente desarrollado la relación
existente entre los rituales tántricos y la política del poder. Él ha
seguido los "rastros tántricos" en la historia cultural europea y
se ha encontrado con ellos en todas partes: entre los cátaros, los trovadores,
los Caballeros templarios, en la obra de Dante Alighieri, en el misticismo
que rodea al Santo Grial, en la caballería europea, en la alquimia, etc.
Usando criterios sacados del Vajrayana, él propone una historia cultural de
la sexualidad en su libro más famoso, Eros y los Misterios del Amor: La
Metafísica del Sexo. Évola no era sólo un teórico, sino que él mismo
también practicó ritos mágicos sexuales. Hay declaraciones suyas
inequívocas sobre el "sacrificio femenino tántrico" y la
transformación de la sexualidad en poder político.
Como casi ningún otro, el italiano ha señalado
abiertamente los acontecimientos que se despliegan en los misterios de los
yoguis, y luego admitió ante ellos: «La mujer joven», escribe él, «que es
primero "demonizada" y luego violada... es esencialmente... el
motivo básico para las formas superiores de la magia sexual tántrica y
Vajrayánica» (Évola, Metafísica del Sexo, p. 389). En dictadores como Adolf
Hitler y Benito Mussolini él vio a los precursores de los futuros Maha
Siddhas que conquistarían un día el mundo con sus poderes mágicos: "El
mago, el gobernante, el señor", proclama él con respecto al tantrismo,
"es el tipo de la cultura del futuro" (Évola, El Hombre como
Potencia, 1926, p. 304). Él recomienda el tantrismo como "el camino
para una élite occidental" (Évola, Este y Oeste, p. 29).
En el mito de Shambhala él ve una confirmación
de la tradición europea del rey salvador, especialmente el mito del Grial:
«En un tiempo particular decretado por una de las leyes cíclicas, una nueva
manifestación del principio solar desde arriba ocurrirá en la forma de un
jefe sagrado que gana la victoria sobre la "edad oscura": el
avatara Kalki. Simbólicamente Kalki nacerá en Shambhala, uno de los
términos en la tradición india/tibetana para el más sagrado centro
hiperbóreo» (Évola 1955, p. 56).
Podríamos llenar muchas páginas ilustrando la
influencia del Vajrayana (tantrismo tibetano) en la obra de Évola, pero nos
concentraremos en cambio en una discusión detallada de las ideas de uno de
sus alumnos, Miguel Serrano. Serrano combina la filosofía fascista de Évola
de guerreros de poder con los pensamientos nacionalsocialistas sobre la
raza. Sus trabajos son particularmente interesantes para nosotros no sólo
porque él está todavía vivo (en 1999 [Serrano fallecería en 2009]), sino
también porque él ha estado vinculado con el 14º Dalai Lama varias veces.
Miguel
Serrano: El "Amigo" del Dalai Lama y Principal Ideólogo del
"Hitlerismo Esotérico"
"Miguel Serrano", escribe su
entrevistador Isidro Palacios, "fue el único extranjero occidental que
viajó para encontrar al Dalai Lama cuando el monje-emperador de los
budistas tibetanos huyó de la tierra santa del Tíbet al Sur debido a la
invasión china. Nuestro compañero de conversación [Serrano] viajó desde
India a los Himalayas donde tuvo lugar su reunión con el Dalai Lama, y
desde entonces ha existido una cercana amistad entre él y el ahora ganador
del Premio Nóbel" (Palacios, 1990, p. 2). ¿Quién es entonces este
"cercano amigo" del Kundun?.
Miguel Serrano nació en Santiago de Chile en
1917. Entre 1947 y 1948 él visitó la Antártica por primera vez, hacia la
cual más tarde emprendió otros viajes. Uno de los macizos que él exploró
durante una expedición allí lleva su nombre hoy. Entre 1939 y 1945 él
publicó el diario esotérico La Nueva Edad. Él estuvo activo como
diplomático representando a Chile en varios países, incluyendo India,
Yugoslavia, Rumania, Bulgaria y Austria. Él también sirvió como embajador
ante la Comisión Internacional de Energía Atómica en Viena y en la
Organización de Desarrollo Industrial de Naciones Unidas (UNIDO). En gran
parte inadvertido por el público, Serrano ha estado en amistoso contacto
con numerosas y destacadas figuras nacionalsocialistas y fascistas desde
los años '70: Léon Degrelle, Otto Skorzeny, Hans-Ulrich Rudel, Hanna
Reitsch, Julius Évola, Herman Wirth, Savitri Devi y el Waffen SS y escritor
francés Saint-Loup. El chileno retornó a su país de nacimiento y vive a
algunos kilómetros de distancia de Santiago (desde 1999).
Serrano publicó numerosos libros con un
contenido ocultista/poético. Incluso su obra mejor conocida en Occidente,
en la cual él cuenta sus encuentros con el escritor alemán Hermann Hesse y
con el profundo psicólogo Carl G. Jung, muestra mucha especulación
ocultista cuando uno la lee atentamente. Serrano tituló su libro El Círculo
Hermético. De Hermann Hesse a C. G. Jung (1965) [5]. Ya el solo título
debería señalar que el autor había formado una hermandad esotérica con Jung
y Hesse, una especie de triunvirato de magos, únicos en el siglo XX, que
habían sido admitidos en los depósitos arquetípicos del subconsciente
humano.
Jung tuvo simpatía hacia el chileno que había
ido en busca de él. El suizo escribió un efusivo prefacio al cuento de
Serrano Las Visitas de la Reina de Saba (1960): "He aquí un libro
extraordinario. Es como un sueño dentro de otros sueños. Altamente poético,
diría yo, y lo menos semejante a los productos espontáneos del inconsciente
a que me encuentro acostumbrado" . Serrano fue también un gran
admirador del poeta estadounidense Ezra Pound, el cual simpatizaba con los
fascistas italianos. Junto con la viuda de Pound (Olga Rudge) y el Príncipe
Ivanici, Serrano hizo erigir una piedra conmemorativa de él en Italia.
Sus estudios ocultistas lo llevaron a todas
partes del mundo. Él se veía a sí mismo como un moderno Percival (Parsifal)
y como un Minnesinger, que fue en busca del Grial bajo la protección de su
pasaporte diplomático. "La vida de un embajador
es una farsa y una locura", dijo él en una entrevista en la
publicación CEDADE; "Mi cargo me permite reunirme con gente de valor
como el Dalai Lama, Nehru, Indira Gandhi, Hanna Reitsch (la famosa piloto
de guerra de Hitler) y otros" (CEDADE, 1986). Suiza, Westfalia, las montañas
de Salzburgo, los Pirineos, sus viajes en busca del Grial, lo condujeron a
través de todos esos sitios "geománticamente" significativos,
pero del mismo modo al Himalaya, la Patagonia y la Antártica.
El chileno fue correctamente considerado como
la eminencia oculta del moderno fascismo internacional. Mientras tanto, sus
fantasmagóricos escritos han desarrollado también un fanático grupo de
seguidores en la escena neo-nazi alemana: Es la obsesiva intención del
autor chileno convencer a sus lectores de que Adolf Hitler fue un avatara
(una encarnación divina) o un tulku, y simpre lo será, ya que él vive en
otro cuerpo en otra esfera, la del reino de Shambhala. Según Serrano, el
Führer reaparecerá como el gobernante del Día del Juicio Final y luchará
una batalla terrible, y eso en los próximos años. ¿Cómo surgió esta extraña
fantasía?.
Poco después de la Segunda Guerra Mundial se
supone que un misterioso "maestro" del más allá se le apareció al
chileno y le dijo: "Hitler es un iniciado,
puede comunicarse en astral. Desconozco quiénes son sus Guías, pero he
decidido ayudarlo. Hitler es un ser de voluntad inquebrantable, definitivo,
una vez que ha recibido orden de actuar. Jamás vuelve atrás. He estado en
comunicación con él" (Serrano, El Cordón Dorado, p. 18).
Después de esa aparición de su gurú
espiritual, Serrano quedó absolutamente convencido de que a él se le había
confiado la misión del siglo: la diseminación mundial del Hitlerismo
Esoterico. Mientras todavía realizaba sus deberes internacionales como un
embajador chileno él se contuvo, aunque llevara la idea en su corazón desde
los años '50. Durante ese período él publicó libros de un contenido
poético/esotérico con diversos respetables editores occidentales, libros
que, aunque sin excepción incluían temas tántricos (sobre todo el
"sacrificio femenino"), cuidadosamente evitaban mencionar el
nombre de Adolf Hitler. Sólo en 1978 Serrano se atrevió por primera vez a
hacer pública una abierta profesión de creencia en el dictador
nacionalsocialista alemán, y publicó El Cordón Dorado. Hitlerismo
Esotérico. A mediados de los años '80 lo siguió el libro de gran formato de
casi 650 páginas Adolf Hitler, el Último Avatâra. Serrano resume los
resultados de su extensa investigación ocultista sobre este tema con la
concisa declaración de que "el Hitlerismo esotérico es tántrico"
(Serrano, El Cordón Dorado, p. 330).
Shambhala:
El Centro del "Hitlerismo Esotérico"
En las siguientes secciones esperamos mostrar
cuánto de su cosmovisión fascista Serrano le debía al Tantrismo. Es de
especial interés en relación a este estudio que él haya reconocido al
"Hitlerismo esotérico" como una doctrina central del reino de
Shambhala:
"En verdad", dice el autor,
"Shambhala es Kambala, centro del Hitlerismo esotérico. Su entrada
estuvo por Shigatse o por Gyangtse [en el Sur del Tíbet]. Mis
investigaciones me han llevado a creer que por allí se encontraba también
nuestro Centro [el de la orden oculta de Serrano]. Entonces, las relaciones
del Hitlerismo no eran directamente con los tibetanos o con los mongoles,
sino indirectamente, mientras éstos le facilitaban el contacto, el paso y
los mensajes físicos con los Hiperbóreos del mundo sumergido. Aquéllos eran sus servidores (¿fieles?) guardando
los puntos mágicos de acceso (...) En mis visitas a Berchtesgaden siempre
me ha llamado la atención una vibración telúrica, algo en el aire que
conecta instantáneamente ese punto de los Alpes con los Himalaya y
Transhimalaya tibetanos; el alto refugio de Hitler con Lhasa del Dalai
Lama, con Kambala. Por algo, el Hitlerismo esotérico eligió ese punto
terrestre, lleno de conexiones directas, de vibraciones magnéticas y
estelares, como centro sacro de su Nuevo Orden, evitando realizar allí el
combate físico final, que pudiera dañar esos parajes" (Serrano, El Cordón
Dorado, p. 24).

En su libro Nos, Serrano define el reino de
Shambhala como "una de las ciudades subterráneas escondidas en las
cuales es realizada la iniciación tántrica que transforma, transmuta y
transfigura la materia. Hay gente que dice que ésa era la capital de
Agarthi" (Serrano, Nos, p. 186). Antes de que Shambhala fuera
trasladada a los Himalayas por los siddhas hiperbóreos (nórdicos), era un
reino en el Polo Norte.
Shambhala y Agarthi son así las dos regiones
(o ciudades) ocultas desde las cuales el dictador nacionalsocialista Adolf
Hitler fue enviado a nuestro planeta. Según Serrano, las dos localidades
están en un reino mágico bajo la superficie de la
Tierra.
«Allí estarían la Agartha y Shambhala
sumergidas (Agharta quiere decir "inaccesible" en sánscrito), de
las que hablan tibetanos y mongoles, como sedes del Rey del Mundo, y el
"Reino del Preste Juan", y el Oriente simbólico de los templarios
y de los auténticos rosacruces. Allí habrían ido, entonces, los dirigentes
desconocidos de ambas Órdenes y los de la organización esotérica
hitleriana. Desde allí, Hitler recibiría instrucciones» (Serrano, El Cordón Dorado, p. 30)
[6].
Después de la Segunda Guerra Mundial, en
círculos ocultistas surgió el rumor (al que Serrano se aferró con gratitud)
de que Hitler había establecido una hermandad de lamas tibetanos en Berlín,
que estaban en contacto directo con el reino de Shambhala. Después de que
los rusos entraron en la ciudad los miembros de dicha orden se suicidaron
(Ravenscroft, La Lanza del Destino, 1988, p. 262 y ss.) [7].
Pero Hitler —dice Serrano— no se suicidó; más
bien él fue capaz de regresar a su hogar subterráneo de Shambhala. "Hitler está vivo. No murió en Berlín. Lo he visto
bajo tierra [le dijo a Serrano su Maestro] (...) Este secreto lo he
guardado por muchos años, porque era peligroso revelarlo, y más difícil
escribirlo" (Serrano, El Cordón Dorado, p. 27). El
"Führer", sin embargo, no huyó al Tíbet como se supone en otras
especulaciones ocultistas. Serrano duda de tales presunciones, dado que
sobre la base de sus investigaciones él llegó a la conclusión de que el
mítico reino de Shambhala fue trasladado desde el Himalaya al Polo Sur
(Antártica) después de la guerra y que hoy la entrada al Imperium
subterráneo puede ser encontrada allí. Se dice, por lo tanto, que Hitler
viajó a la Antártica.
En el futuro próximo, el "Führer"
ascenderá a la tierra desde la subterránea Shambhala (ahora en el Polo Sur)
por segunda vez, de hecho con un poderoso ejército de OVNIs. (En otro punto
Serrano relata que Hitler conducirá su ejército montado en un caballo
blanco, como el Rudra Chakrin, el iracundo movedor de la rueda desde
Shambhala). El "último avatara" (Hitler) sumergirá al planeta en
una terrible guerra apocalíptica entre las fuerzas de la luz (la raza aria
hiperbórea) y los poderes de la oscuridad (la raza judía). Los judíos, que
actualmente gobiernan el mundo, serán exterminados y los
nacionalsocialistas fundarán la Edad Dorada y el "Cuarto Reich".
Serrano tomó sus propias "fantasías"
de manera literal. Para buscar a su líder espiritual (o el tulku Hitler),
el diplomático chileno (en India entonces) se puso en camino y comenzó a
explorar en el Himalaya y en la Antártica. "En La
Serpiente del Paraíso narro mi búsqueda en los
Himalaya del ashram de los Siddhas, también subterráneo, dentro del monte Kailas, en las
antípodas, donde residirían los Maestros de mi Maestro" (Serrano,
El Cordón Dorado, p. 29) [8]. Él estaba convencido de que encontraría una
entrada a Shambhala o a Agarthi en el Kailash. Él también trató de alcanzar
el lago Yamdrok, porque sospechaba que allí también había una puerta de
entrada a la subterránea Shambhala. Pero los chinos lo devolvieron a la
frontera.
El alumno (Serrano) —leemos en ELELLA— está
listo para seguir ese camino y es iniciado en los tantras y las "leyes
de la androginia" por el maestro: "El conocimiento nos ha sido transmitido por la
Serpiente [kundalini] que sobrevivió al fondo de
las aguas, cuando se destruyó un mundo de dioses-hombres, en cuyo mundo la
mujer no estaba afuera sino dentro, y donde él y ella eran uno (...)
Mientras no reincorpores a la mujer y reabsorbas en ti a los animales,
mientras no entremezcles tus raíces con las del Árbol, instruído por la
Serpiente, no serás un sacerdote-rey", continuó su enseñanza el
gurú (Serrano, ELELLA, 1973, 1ª parte) [9].
Aquello —aprende el alumno— nunca es posible
por medio de la castidad y el ascetismo. Más bien, el hombre debe encontrar
a la mujer en el "amor mágico" a fin de desviar las energías
femeninas de ella. Como sabemos, eso requiere el control absoluto del acto
sexual y sobre todo la retención de la semilla:
"Cuando el semental expulsa la
semilla, él se empobrece... El semen es también soma y debería ser
conservado. No debería ser expulsado hacia afuera sino hacia dentro.
Exteriormente sólo puede crear a los hijos de la carne, mientras que hacia
adentro hace hijos del espíritu" (Serrano, ELELLA, 1972, 1ª parte).
En otro
texto dice: "El semen no puede saltar y
perderse en la mujer afuera, sino derramarse dentro de su poseedor para
dejarlo incincta del Andrógino, de Rebis, como se dice en el lenguaje
también simbólico de la Alquimia. Éste sería el Amor Mágico enseñado en la
ciudad de Shamballah" (Serrano, El Cordón Dorado, p. 174).
Si el hombre no expulsa su semen él puede
absorber las ginergias de la mujer completamente. "Porque
cuando la mujer no recibe", dice Serrano, "ella
da. Desde su piel la mujer transmite una sustancia que entra en la sangre
del hombre y se convierte en una parte de él" (Serrano, ELELLA,
1972, 1ª parte).
Pero puede suceder que el experimento tántrico
falle. Si el sadhaka (el alumno) pierde su semilla durante el acto sexual
mágico, entonces él es destruído por la feminidad agresiva:
"Siempre el rol del varón es secundario.
La araña devora al macho que la fecunda, la abeja mata a los zánganos, la
madre primitiva lleva alrededor de su cuello el Lingam primordial. Cada
madre, yegua, diosa y mujer es devoradora, y en una forma u otra, cada
macho es castrado y consumido" (Serrano, ELELLA, 1972, 1ª parte).
De esta manera, se trata de un asunto de vida
y muerte. En último término, según Serrano, el "asesinato" de la
mujer externa (la karma mudra) es por lo tanto necesario, para que pueda
ser formada la mujer interior (la maha mudra). El autor no evita hablar del
"sacrificio femenino tántrico" directamente:
"El mundo fue creado no por el principio
masculino sino por el femenino. El amor debe aprender a seguir este curso.
Sólo aquellos dispuestos a aprender cómo amar a las mujeres en una manera
diferente, asesinándolas exteriormente a fin de permitir un renacimiento
interior, encontrarán la inmortal ciudad de Agarthi" (Serrano, ELELLA,
1972, 1ª parte) [10].
Oculto para un lector no informado, pero obvio
para uno que conozca la lógica del Tantrismo, un asesinato femenino
tántrico es descrito en dos de sus escritos iniciáticos, "ELELLA"
y "Nos". En una escena de amor de ELELLA una mujer joven expira
en los brazos de Serrano a fin de surgir después de nuevo dentro de él como
un interno maha mudra. Él se inclina sobre ella, acaricia su pelo y besa
sus labios sangrientos:
"Él besó los teñidos labios con sangre de
ella y tragó algo de su sangre, saboreando su amarga dulzura".
Entonces él de repente ve los estigmas: "Extrañamente, sólo en sus
pies y en las palmas de sus manos la había [sangre], como si la mujer hubiera
sido crucificada... ¡Aquí!, dijo [ella]. Le estaba indicando su costado, a
la altura del pecho. Una mancha blanca parecía atravesarla, como la herida
de una lanza" (Serrano, ELELLA, 1973, 3ª parte).
Las referencias al sacrificio de Cristo son
obvias, y en efecto ellas parecen completamente evidentes. "Cuando yo
muera", dice entonces la mujer, "tú me llevarás dentro; yo seré
tú, viviré en ti... Has bebido mi sangre, y ya somos dos hermanos. Mi forma
ya transita por tu sangre... Si Dios lo quiere, te amaré aún más estando
muerta..." (Serrano, ELELLA, 1973, 3ª parte). Con esto ella cumple el
sabio dicho del ancestro (en el relato) de Serrano: "La corrupción de
uno [la mujer] es la purificación del otro [el hombre]. Corruptio unius
generatio est alterium" (Serrano, 1972, 3ª parte). "La Mujer
Absoluta", dice él en otro punto, "puede dormir o morir, que es
lo mismo" (Serrano, El Cordón Dorado, p. 44).
Escrito a manera de fantasía, el libro
"Nos. Libro de la Resurrección" (1980) también describe un
sacrificio femenino tántrico. La heroína de esa "biografía
hermética" es llamada Allouine, y el héroe principal es
reconocidamente Serrano. Además, aparecen diversos maestros
"tántricos". Entre ellos están, de modo inconfundible, C. G.
Jung, Hermann Hesse y el poeta estadounidense Ezra Pound. Los contenidos
del libro describen el sacrificio voluntario de Allouine, su
interiorización como un maha mudra por el autor (Serrano), y el logro por
parte de este último de la inmortalidad mediante la absorción de la
ginergia. "La mujer muere. Está muerta. Debe morir para resucitar. Es
la compañera del guerrero [el yogui], existiendo sólo ya en la mente de él,
en su espíritu" (Serrano, Nos, p. 22), nos instruye Serrano una vez
más. "Ella se interioriza en ti con su muerte, te inspira", le
explica uno de sus maestros, y en otro pasaje continúa: "El camino
secreto de la yoga que tú vienes recorriendo es únicamente para el
guerrero, para el héroe-iniciado. No es el camino de la mujer; porque la
mujer no tiene shakras, no tiene kundalini que despertar (...) La mujer es
Kundalini. La mujer no tiene alma. Ella es el alma. La mujer no tiene
eternidad. Ella es la Eternidad" (Serrano, Nos, pp. 117 y 159).
Serrano organiza una sesión tántrica con
Allouine, en la cual ellos consumen los cinco alimentos prohibidos.
Entonces él bebe "el licor del orgasmo que no tiene principio ni
fin... un Soma celeste, un espíritu del Vino Secreto... y que ahora sólo se
encuentra en el río de tu sangre" (Serrano, Nos, 1980, p. 126).
Sabemos que él está hablando del sukra, la mezcla de la semilla masculina y
femenina, de sangre menstrual y esperma. Esa poción mágica concede la
inmortalidad tántrica. En "Nos" también el autor anhela la sangre
de su amante como un vampiro, y entra en éxtasis si él la descubre en sus
propios labios. Después de que él ha lavado a la agonizante Allouine, la
besa y bebe de su sangre. Sin embargo, Allouine pacientemente y ya sin
voluntad acepta su sacrificio:
"Mi deseo por ti [es decir, por Serrano] alcanza
la tensión más alta. El fuego del sacrificio ya se ha encendido en mi sexo,
latiendo como un corazón... Mi voluntad no existe" (Serrano, Nos, p.
125). "La mujer auténtica, absoluta, se sacrifica
voluntariamente", leemos en Nos, "inmolándose para entregar su
Eternidad al Amado... La amada es ya la Amada Oculta, la que ha muerto y se
enterró en tus huesos y tus venas. La Mujer-Sofía, Gurú del alma, la que
navega por la sangre, la Mujer Filosofal, Sophia, la Sabiduría, la Paloma,
la Gnosis" (Serrano, Nos, pp. 159-160).
Al morir, su "consorte de sabiduría"
le dice: "Te amaré aún más estando muerta. En tus manos entrego mi
vida eterna... ¡Guárdate, amado, para ser mi féretro de madera perfumada,
preciosa!" (Serrano, Nos, p. 152).
Después de que él ha interiorizado a Allouine
dentro suyo, el tántrico Serrano puede ahora vencer su propio EGO, y puede
hablar ahora de Nos (nosotros), ya que su amante (maha mudra) morará en él
para siempre. Por medio de ese amor, mortal para la mujer, el hombre gana
la vida eterna. En este contexto, Serrano usa la palabra AMOR, que no
significa sólo el amor, sino también A-MOR, es decir, más allá de la muerte
[literalmente, sin-muerte].
Eternamente unido con la ginergia de Allouine
después de su muerte física, Serrano sepulta su cadáver y coloca una piedra
en su tumba en la cual ha esculpido una cruz gamada levógira, el símbolo
supremo del "Hitlerismo esotérico".
Hitler como Tántrico y como Rey del Mundo
(Chakravartin)
A partir de la cosmovisión tántrica de Serrano
es simplemente demasiado fácil suponer que Hitler (como un tulku) también
realizó prácticas sexuales mágicas con una consorte de sabiduría (mudra).
Eva Braun, la amante del dictador, parece haber realizado sólo parcialmente
ese deber. Detrás de ella, dice Serrano, había una más grande:
"Por ello debemos pensar que las
relaciones con Eva Braun fueron como las de Jesús con María Magdalena, en
la leyenda crística, como la del alquimista con su soror mística (...) La presencia
de la mujer, de su energía telepática, comunicante, las tensiones que
despierta, son necesarias para un mago tántrico, para un vehículo de esta
clase. Mas, de seguro, la Esposa Mística de Hitler no fue Eva Braun, sino
otra" (Serrano, El Cordón Dorado, p. 12).
Él se refiere a ella como la
"Valquiria" o como Lilith también. Con el nombre Lilith él
establece una conexión con Adán. Tal como Hitler, el bíblico primer padre
de la Humanidad (Adán) también poseyó dos mujeres, una Eva externa y una
Lilith interior. ¿Cometió quizás Hitler un decisivo error tántrico —se
pregunta el autor— al casarse con Eva Braun (poco antes de su suicidio)?
"Aceptando a Eva [Braun], la furtiva, la de carne y huesos
corruptibles y que toma el lugar de la Esposa Mística" (Serrano, El
Cordón Dorado, p. 12), Hitler perdió parte de sus poderes mágicos
(siddhis).
De acuerdo a Serrano, el "Führer"
del Tercer Reich era un maestro tántrico de Shambhala, el "sumo
sacerdote de Occidente" (Serrano, El Cordón Dorado, p. 121). Él vino a
la Tierra a cumplir una misión: el control del mundo por parte de la raza
nórdica ("hiperbórea"). Pero en él Serrano no ve sólo la
encarnación de un arquetipo belicoso que se rebajó hasta un marco humano en
los años '30 y '40. En Hitler él reconoció directamente un tulku y un dios
enviado desde Shambhala. Hitler era, según el Maestro de Serrano, "un
ser altamente evolucionado, un Boddhisatva, un Tulku... la encarnación de
una Divinidad" (Serrano, Adolf Hitler. El Último
Avatara, p. 119).
Así como un tulku no tiene que aparecer
solamente en la forma de una persona concreta sino que más bien puede
producir muchas emanaciones de su Yo, así también los diversos
"Führers" nacionales fascistas de la primera mitad de nuestro
siglo [XX] fueron las emanaciones de Adolf Hitler, el más poderoso tulku
central y príncipe de Shambhala: Benito Mussolini en Italia; Oliveira
Salazar en Portugal; Leon Degrelle en Bélgica; José Antonio Primo de Rivera
en España; Plinio Salgado en Brasil; Doriot en Francia; Jorge González von
Marées en Chile, y Subhash Chandra Bose en India. Toda la energía fascista
del mundo estaba concentrada en el "Führer" alemán (Hitler).
"El tulku", dice Serrano, "irradia de un centro de mayor
poder —Hitler en este caso— que los absorbe a todos, como un sol tremendo y
los arrastra en su fuego y su destino. Cayendo él, caen los demás, porque
Él es todos" (Serrano, El Cordón Dorado, p. 121-122).
Según Serrano, Hitler también debe ser visto
como la aparición terrenal del Chakravartin: "Para los iniciados SS,
Hitler era el misterioso Profeta y Mago que no sólo vendría a... restaurar
el sentido de la realeza divina, donde el Rey del Mundo, el Imperator, es
Sacerdote de sacerdotes y Rey de reyes; es el Führer, instaurando por mil
años, o más, una nueva Edad de Oro para la Tierra" (Serrano, El Cordón
Dorado, p. 354).
Esto está claramente destinado para el futuro,
puesto que —según Serrano— Hitler pronto retornará una vez más para cumplir
su misión cósmica. Uno puede pensar lo que quiera de tales pronósticos, pero
en cualquier caso es asombroso qué gran aumento de movimientos fascistas se
ha conseguido por todo el mundo desde el final de los años '80.
La SS como
una Orden Guerrera Tántrica de Shambhala
Para Serrano la iniciación tántrica es el rito
central de una casta guerrera "hiperbórea" (nórdica). Shambhala
se considera como el sitio de misterio supremo para la iniciación de los
"sacerdotes-guerreros".
"En Shambhala", dice el autor,
"se enseña el uso del poder (Hvareno, Vril) que permite la mutación
del hombre y de la Tierra; se da la iniciación guerrera que lo hace
posible... Los que siguen esta corriente de iniciación han luchado por
establecer aquí en la Tierra actual un Orden Nuevo-Antiguo, con raíces en
los orígenes trascendentes, por resucitar la Edad Solar, y seguirán
luchando hasta el final" (Serrano, El Cordón Dorado, p. 114) [11].
Esa orden es la hermandad secreta de los
oficiales de Shambhala, que durante siglos se han encarnado en nuestro
mundo, por ejemplo, como Caballeros del Santo Grial o como Rosacruces o
finalmente como la élite ocultista de la SS, la célebre Schutz-Staffel de
Hitler.
"Una vez al año", nos enteramos,
"se reunían los SS del Círculo Interior con sus Jefes Máximos, en un
período de retiro, recogimiento y meditación. Se practicaba un tipo no
revelado de yoga occidental" (Serrano, El Cordón Dorado, p. 76).
Según Serrano los SS estaban divididos en dos
secciones, una esotérica interna y otra externa. "Los SS
exotéricos" eran seleccionados para "cumplir
con las más difíciles acciones y aventuras en la superficie", los
cuales "no conocieron el esoterismo de la Orden Negra, sus prácticas y
enseñanzas, sus contactos invisibles y su doctrina oculta" (Serrano,
El Cordón Dorado, p. 116). El "círculo interno" de la SS estaba
formado por "los Sonnenmenschen, los hombres-sol, los superhombres,
los hombres-dios, el hombre total, el hombre-mago. La nueva aristocracia de
la raza aria y no esa aristocracia tradicional degenerada que Évola hace
suya y defiende" (Serrano, Adolf Hitler. El Último Avatara, p. 96).
Los SS esotéricos eran siddhas (magos) del reino subterráneo de Shambhala,
o al menos sus mensajeros. En alemán, SS son las iniciales del "Sol
Negro" ("schwarze Sonne"), y Serrano también llamó a los
miembros de la Orden como "los hombres del Sol Negro". Nos
acordamos de que el planeta de oscuridad, Rahu, que oscurece al Sol y la
Luna, también es mencionado en el Kalachakra Tantra como el Sol Negro.
El autor está convencido, por supuesto, de que
eran practicados ritos mágicos sexuales en la SS (la "nueva
aristocracia de la raza aria"). Tal como Julius Évola antes de él, el
chileno hace constantes referencias en sus escritos a cómo la sexualidad
puede ser convertida en agresiva energía militar de alta calidad y poder
político por medio de las prácticas tántricas: "Ven, tómame. Tómame
como un guerrero", le dice una amante (su karma mudra) en una etapa en
sus novelas claves, "Te daré mi corazón para que lo devores y después
podremos intercambiar nuestras sangres" (Serrano, ELELLA, 1972, 2ª
parte). En Elella el autor recomienda a los héroes iniciados en los tantras
que "el guerrero debe dar a la muerte el rostro de la amada. Así se
logra la feminización ardiente de la muerte" (Serrano, ELELLA, 1973,
3ª parte). Para Serrano, las prácticas tántricas y la vida de culto de una
casta guerrera fascista y esotérica son una sola cosa.
Adicionalmente, la magia sexual de la SS
estaba relacionada con experimentos raciales, que intentaban una mutación
de la raza humana, o mejor aún, una recuperación de los antiguamente
prestigiosos hombres-dioses arios que en el oscuro y distante pasado se
habían manchado por medio de relaciones sexuales "ordinarias" con
mujeres humanas y produjeron una raza menor. Según Serrano, tales
experimentos fueron conducidos en el castillo de Wewelsburg, en Westfalia,
el centro oculto de la SS. Un "Laboratorio de Magia Levógira"
para la re-creación de la raza aria original y pura debía ser encontrado
allí (Serrano, Adolf Hitler. El Último Avatara, pp. 488 y 589 y s.). Pero
aquellos laboratorios no eran nada más que las ramas de la superficie de
los correspondientes establecimientos en la subterránea Shambhala. "Se
aspiraba en Shampula a producir una mutación en la especie que permitiera
volver a lo que fue antes de la mezcla con los hijos de los hombres",
cuando ellos todavía tenían "cuerpos blancos, transparentes, los
cabellos de lana, el oro del pelo de las sacerdotisas del hielo"
(Serrano, ELELLA, 1973, 3ª parte).
Como tántricos, los SS estaban "más allá
del bien y el mal", y por esa razón sus "terribles hechos"
fueron justificados por Serrano, además de que tuvieron lugar por una orden
cósmica superior.
"Se dice que la orden de perseguir a los
gitanos", por ejemplo, "le llegó a Hitler desde el Tíbet. De
Shamballah, seguramente. Los gitanos habían residido un tiempo en Agharta,
según René Guénon (pensemos mejor en Shamballah), y de allí fueron
expulsados. Las razones eran conocidas en el Tíbet del Dalai Lama"
(Serrano, El Cordón Dorado, p. 224).
Al igual que los Caballeros Templarios, el
núcleo oculto interior de la SS eran encarnaciones de los guardianes del
santo Grial, el "grial de los siddhas [los magos], de la iniciación
solar y guerrera" (Serrano, El Cordón Dorado, p. 116). Los milagros
que irradiaban desde el Grial fueron evidentes en los logros de la Orden
Negra en el curso de la Segunda Guerra Mundial: "Si se analiza lo
conseguido por los hitleristas en todas las áreas de la creación, en el
solo espacio de seis años, no se puede menos de admirar ese milagro, estableciendo
una comparación con el templario. Y se llega a creer que las SS también han
encontrado el Gral y hasta lo han descifrado" (Serrano, El Cordón
Dorado, p. 125).
Incluso se supone que la arquitectura
monumental del Tercer Reich fue preparada en los sitios de edificación de
Shambhala. Los Hiperbóreos (los dioses del Norte), podemos leer,
"Averiguando que los desastres se producían de manera cíclica,
construyeron dos ciudades subterráneas en el interior de los Himalayas.
Ellas fueron llamadas Agarthi y Shampula (...) En Shampula ellos enseñaban
la magia que había hecho posible las construcciones megalíticas"
(Serrano, ELELLA, 1972, p. 54).
En la Segunda Guerra Mundial las fuerzas de la
luz y la "raza solar" (Hitler y la SS) estuvieron opuestas a las
fuerzas de la oscuridad y la "raza lunar" (los Aliados y los
judíos). Ésa no fue ninguna guerra común sino más bien una batalla global
entre los dioses (los nacionalsocialistas, la clara raza aria) y los
demonios (los judíos, la oscura raza semítica), entre Odín, el dios más
alto de los pueblos germánicos, y Yahvé, el dios más alto de los judíos.
Los héroes nórdicos (hiperbóreos) lucharon contra el "Señor de la
Oscuridad", el "satánico Demiurgo". En el fondo, dice
Serrano, los poderes patriarcales y matriarcales estaban en guerra.
Es verdad que Hitler en apariencia perdió la
guerra, pero por su sacrificio y su ejemplo él salvó los ideales de la
casta guerrera de Shambhala. Él retornará a la cabeza de su "ejército
salvaje" para finalmente liberar a la raza blanca del Señor de la
Oscuridad (Yahvé). Se llegará entonces a una terrible batalla final.
"Tal era la dimensión de Hitler, el
Enviado de los Siddhas de Hiperbórea, el Tulku, el Boddhisatva, el
Chakravartin, el Führer de los arios, que el Demiurgo Yahvé debió movilizar
contra Él todas sus legiones terrestres y extraterrestres" (Serrano,
Adolf Hitler. El Último Avatara, p. 250).
Uno bien puede descartar las visiones de
Serrano como el producto de una imaginación hiperactiva, pero no se puede
negar que el fascismo moderno ha encontrado un hogar y un precursor en el
mito de Shambhala y en el tantrismo. Sus concepciones y visiones
mitológicas del poder pueden sin dificultad ser puestas en armonía con la
práctica y la ideología política del Kalachakra Tantra en todos los asuntos
fundamentales. El movimiento de la Derecha ocultista hacia el budismo
tibetano por lo tanto no debe ser de ninguna manera entendido como el
aprovechamiento del dharma para objetivos innobles, ya que hay una profunda
relación interna entre esos dos modos de mirar el mundo.
El Decimocuarto Dalai Lama y Serrano
Naturalmente, el decimocuarto Dalai Lama
simplemente descartaría cualquier vínculo entre el mito de Shambhala, el
Kalachakra Tantra y el "Hitlerismo Esotérico" de Serrano, independientemente
de cuán estrechamente coincidentes puedan ser los principios conceptuales
de los dos sistemas. Sin embargo, es de gran interés para nuestro estudio
culturalmente crítico que el Kundun se reuniera con el racista chileno
varias veces (al menos en 1959, 1984 y 1992).
Cuando el Dalai Lama visitó Chile en el año
1992, él fue saludado en el aeropuerto por, entre otros, el líder
nacionalsocialista de Chile, Miguel Serrano. El principal ideólogo del Hitlerismo
Esotérico dijo a los reporteros presentes que él y el jerarca del Tíbet
habían sido buenos "amigos" desde la época de Serrano en India
(Tom Grunfeld, The Making of Modern Tibet, 1996, p. 302). Serrano era
también amigo del alemán que vivía en India a quien tan a menudo hemos
citado, el lama (Anagarika) Govinda [nacido como Ernst Lothar Hoffmann,
1898-1985], en cuya torre de meditación con una vista de las montañas de
los Himalayas él era capaz de sumergirse en sí mismo.

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Dalai Lama y Miguel
Serrano, Aeropuerto de Santiago de Chile 1992
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El primer encuentro con el Kundun ocurrió en 1959. Según su propio relato,
el fundador del "Hitlerismo esotérico" fue el único extranjero
que saludó al Dalai Lama cuando él cruzó la frontera india después de su
huída desde el Tíbet.
"Poco antes de la toma del Tíbet por las
tropas de Mao", cuenta él en sus propias palabras, "el Dalai Lama
consiguió huír a India. Yo viajé al Himalaya para esperarlo allí. Me puse
unas ropas tibetanas que el maharajá de Sikkim me había dado para intentar
llegar al Tíbet desde allí. Llegué a la frontera tibetana, donde,
casualmente, conocí a uno de los hijos de Roerich que también me dio un
informe de la ciudad escondida que estaba en las montañas (Shambhala). El
todavía en ese entonces muy joven Dalai Lama, más tarde, cuando todo se
había acabado, me dio un pequeño perro tibetano, como un signo de su
gratitud" (Isidro Palacios, Entrevista con Miguel Serrano, 1990, p.
4).
En cualquier caso es interesante que el
Kundun, que fue introducido en la cultura occidental por un miembro de la
SS (Heinrich Harrer), se encontrara, como el primer occidental después de
su cruce de la frontera india, con el fascista Miguel Serrano, que ve un
mítico mandato desde el reino de Shambhala en el núcleo esotérico de la SS.
Serrano dice de sí mismo: "Fui empleado como un instrumento y continúo
siendo usado" (CEDADE, 1986). Podemos recordar que tras cruzar la
frontera, el Dalai Lama descargó el grito de "¡Victoria para los dioses!".
Los dioses que Serrano representaba y como cuyo instrumento él servía, eran
Wotan, Odín, y, en sus propias palabras, Adolf Hitler.
En lo que se refiere a la
"encantadora" perra del templo tibetano de "color amarillo
miel" que le fue dada por el Kundun, esa criatura tenía un significado
muy especial para el chileno. Los lamas, dice el autor, se referían a esa
pequeña raza de perros como "el León de la puerta trasera del
Templo". La "leona de la puerta trasera" de Serrano fue llamada
Dolma, "el nombre de una Diosa del Tíbet; en verdad, Shakti"
(Serrano, Adolf Hitler. El Último Avatara, p. 189). Dolma es el nombre
tibetano para la diosa Tara. Tan abstruso como pueda sonar, después de
algún tiempo el chileno reconoció en la Dolma dada a él por el Kundun la
reencarnación de una mujer a la que él una vez amó como una "compañera
mística" y que (de acuerdo con las leyes del "sacrificio femenino
tántrico") había tenido que morir (Serrano, Adolf Hitler. El Último
Avatara, p. 189).
Como Dolma la perra un día falleció en sus
brazos —Serrano había volado desde España a Viena sólo para acompañarla en
la eternidad— él recordó un acontecimiento de dimensiones mitológicas del
siglo XVI. Como si él estuviera en un trance, de repente sintió que no era
la tibetana Dolma sino más bien la hermana agonizante del último emperador
azteca, Moctezuma, de nombre Papán, a quien él tenía en sus brazos. Papán
—afirmó Serrano— originalmente una alta sacerdotisa del Norte
("Hiperbórea"), había predicho en Méjico —según la leyenda— el
regreso de los dioses Blancos a América. En su hora final, Dolma (la perra)
irradió la energía de la princesa azteca que tuvo que sufrir una muerte de
sacrificio ritual.
Gracias a esa visión Serrano pudo experimentar
una vez más la fascinación que habitualmente lo inundaba al abrazar mujeres
agonizantes, incluso si una de ellas hubiera esta vez estado encarnada en
una perra. En su libro Nos, un perro agonizante (probablemente el destino
de Dolma está detrás de eso) le habló como un amante tántrico con una voz
humana: "Ya no me necesitas afuera. Aullaré dentro de ti, como mi
hermano el lobo" (Serrano, Nos, pp. 36-37).
Tales experiencias "herméticas"
centrales naturalmente ataron profundamente al chileno al Kundun y a su cosmovisión
tántrica, y entonces tampoco es sorprendente que Serrano vinculara el
"Hitlerismo esotérico" y el destino de Alemania al Dalai Lama
directamente: Su "destino", dice Serrano del
14º Dalai Lama, estuvo "estrechamente ligado al de la Alemania hitleriana,
por lazos aún no descubiertos. El Tíbet cae a pocos años de distancia de
Alemania" (Serrano, El Cordón Dorado, p. 224).
El chileno no sabía todavía acerca del pasado
SS de Heinrich Harrer, el "mejor amigo" y profesor del Kundun, ya
que aquello se hizo conocido primeramente en 1997 en conexión con la
película "Siete Años en el Tíbet". Pero podemos estar seguros de
que ese hecho habría sido citado por él como evidencia adicional para
justificar una conexión oculta entre Shambhala y la SS, entre el Dalai Lama
y Adolf Hitler, particularmente dado que el chileno indica en muchos puntos
en sus escritos que la SS envió "misiones secretas" al Tíbet a
fin de buscar rastros de la raza aria allí.
Serrano permite que
él sea reconocido como el "Führer" del movimiento
nacionalsocialista de Chile.
Su calendario comienza con el año de
nacimiento de Adolf Hitler en 1889. Él describe el "Hitlerismo
esotérico" como "la nueva religión de los jóvenes héroes y futuros
guerreros y sacerdotes, el verdadero mito del próximo siglo" (CEDADE,
1986). En 1989, en el centésimo aniversario del nacimiento de Hitler (el
año 100 para Serrano), fue organizada una celebración conmemorativa en la
cual hablaron el chileno y representantes del "Hitlerismo
esotérico" de varios países (Chile, España, Italia, Alemania):
«En la cumbre de una montaña en la cordillera
de los Andes que domina Santiago», escribe el periódico chileno La Época,
«y a los sonidos de La Cabalgata de las Valquirias de "El Anillo de
los Nibelungos" de Wagner, aproximadamente 100 seguidores chilenos y
extranjeros conmemoraron a Adolf Hitler en el crepúsculo de la tarde de
ayer y prometieron que en la nueva época Hitlerista el duradero triunfo de
sus ideas provendría desde Chile... Hitler, opina Serrano, sería resucitado
en los Andes ("Andes" significa "humano perfecto y
total") y él haría como el Caleuche (un místico barco de Chile, cuyo
nombre significa "el hombre que Retorna") e introduciría la Era
de Hitler» (La Época, 21 de Abril de 1989).
Dicho evento no debería ser subestimado sobre
la base del pequeño número de participantes. Para Serrano aquello tenía un
significado ritual/simbólico, y, por ejemplo, fue reportado detalladamente
en la escena neo-nazi alemana.
En círculos fascistas de todo el mundo,
Serrano es una fuente de información fidedigna, y sus extrañas visiones
ejercen de hecho una fascinante atracción en muchas personas jóvenes. Sus
libros nacionalsocialistas son abiertamente ofrecidos para la venta en
todos los países sudamericanos. La traducción alemana de "El Cordón
Dorado. Hitlerismo Esoterico" está disponible como un libro de tapa
dura (Das Goldene Band. Esoterischer Hitlerismus). Copias muy buscadas de
las otras obras (sobre Hitlerismo) en traducción alemana y ensayos
individuales de propaganda están en circulación y son pasadas de mano en
mano. El místico neo-nacionalsocialismo de Serrano tiene un claro atractivo
para las generaciones más jóvenes. El historiador Goodrick-Clarke escribe:
"Aquí el Nacionalsocialismo ya está
separado del contexto histórico del Tercer Reich y es representado como una
ideología global y racista de supremacismo Blanco. Un colorido de mitología
pop, hinduísmo y dioses arios extraterrestres añade un llamativo atractivo
a los poderosos mitos de elitismo, destino planetario y la conspiración
cósmica de los judíos..." (Nicholas Goodrick-Clarke, Black Sun, 2002, cap.
El Dalai Lama nunca se ha distanciado de
Serrano. En vez de oponerse de manera decisiva al fascismo en cualquier
país, él recientemente [Abril de 1999] pidió que al ex-Presidente chileno
Augusto Pinochet le fuera evitado un proceso judicial [ilegal].
[1] Véase de Martin Brauen, Traumwelt Tíbet. Westlicher Trugbilder
[Tíbet Ideal. Ilusiones Occidentales], Berna, 2000.
[2] Claramente bajo la impresión de que la esvástica se convertiría en
el emblema del nacionalsocialismo, fue introducida una categoría moral en
la cual se distinguía entre las cruces curvadas que giran hacia la derecha
y las que giran a la izquierda. Se supone que la izquierda produce el mal,
y la derecha el bien (Doucet, p. 74). Sin duda esto está basado en
desinformación. En el sistema ritual tibetano ambas formas de la esvástica
son comunes.
[3] Sünner no nombra al autor, pero sólo puede haber sido Ernst
Schäfer. Esto es evidente a partir de la siguiente cita de Hans Jürgen
Lange: "Según sus memorias inéditas que están todavía en Berlín en
posesión de su viuda, se dice que Ernst Schäfer presenció cómo Wiligut cayó
en un trance con los ojos en blanco en la Caspar-Theiyß-Strasse, un trance
que Schäfer comparó con el estado extático de los mensajeros de a pie en
las tierras altas tibetanas, que él ya había visto en sus anteriores viajes
de investigación (en 1930-1932 y 1934-1936)" (Lange, p. 68).
[4] El contacto del fascismo histórico con el budismo Zen japonés es el
tema del libro de Brian Victoria, Zen at War. La crítica histórica de
Victoria revela que no fue sólo el Shintoísmo el que se caracterizó por una
cosmovisión militarista basada en un concepto fuerte y omnipresente del
enemigo, sino también el budismo japonés en la primera mitad del siglo
pasado. Con muy pocas excepciones (que Victoria destaca), los budistas
japoneses se declararon leales al sistema fascistoide de su Estado. Incluso
una autoridad tan indiscutible en Occidente como D. T. Suzuki puede ser
contada entre ellos. Difícilmente hubo alguna "personalidad"
budista (las escuelas Soto, Rinzai, Shin y Nichirin) que no pusiera
estusiastamente sus concepciones religiosas en línea con el sistema dominante.
"Guerrero Zen", "La Unidad del Zen y la Espada",
"Budismo del Camino Imperial", "Zen Imperial",
"Soldado Zen", "Samurai Zen"... éstos eran los slogans
de aquel tiempo. Después de la guerra, la postura marcial de las escuelas
budistas fue revisada sólo con vacilación. También sobrevivió en parte y
encuentra su lugar en la ideología del "Zen Corporativo" japonés.
[5] La empresa editora alemana Rascher en Zúrich no aceptó el título
tal cual, ya que temía que el libro no atrajera compradores por sonar demasiado
ocultista. Ellos decidieron ponerle Meine Begegnungen mit C. G. Jung und
Hermann Hesse in visionärer Schau [Mis Encuentros con C. G. Jung y Hermann
Hesse desde un Punto de Vista Visionario].
[6] Las etiquetas de Agarthi y Shambhala también llevan a alguna
confusión en una muy vendida novela en círculos derechistas que se titula
The Black Sun of Tashi Lunpho (de Russel McCloud). Allí también hay una
sociedad secreta nacionalsocialista en estrecho contacto con los lamas
tibetanos. Sus miembros son, sin embargo, conocidos como los seguidores de
Agarthi, mientras sus oponentes se congregan alrededor de Shambhala. En el
mundo de las apariencias, los seguidores de Shambhala son representantes de
la gran industria y la masonería occidentales.
[7] Aquellos involucrados eran muy probablemente un grupo disperso de
kalmucos que se habían puesto del lado de los alemanes en la lucha contra
la Unión Soviética y que habían sido llevados de vuelta a la capital al
final de la guerra. Pero el mito de que importantes figuras
nacionalsocialistas habían mantenido una conexión con sectas lamaístas (el
"eje Berlín–Lhasa") ha sobrevivido hasta este día y es el tema de
una voluminosa literatura ocultista.
[8] Según Serrano, "el Siddha o dios-hombre [es]... el Yo liberado
de la influencia de las estrellas, y las influencias estelares ya no lo
afectan; él es Chakravartin, el rey del mundo" (Serrano, El Cordón
Dorado, p. 289). Pero el tiempo no estaba maduro. Serrano fue incapaz de
descubrir la entrada a Shambhala. En Kalimpong, "ante
las puertas del Tíbet" él encontró a un "hombre" que
aseguró al chileno que una misteriosa "orden" ejerce una
influencia tanto sobre los asuntos del pasado distante como sobre los
acontecimientos más recientes de la Historia mundial. Obviamente ese hombre
era el gurú que —como él cuenta en su libro clave EL/ELLA. Libro del Amor
Mágico (1972 [en inglés, 1973 en castellano])— inició a Serrano en los
ritos de la magia sexual, y la orden era una sociedad secreta tántrica. Los
Siddhas, dijo el "hombre", "Vivieron
en dos ciudades en los Himalayas: Agarthi y Shampula. Para entrar en ellas
hay que seguir un camino al revés, hacia el origen del tiempo"
(Serrano, ELELLA, 1ª parte).
[9] Serrano fue iniciado en los tantras de la Kaula, una orden shivaísta.
Sin embargo, los escenarios de iniciación de sus libros que describimos
aquí están completamente de acuerdo con Vajrayana. Serrano no es muy
minucioso en cuanto a la distinción entre la tradición tántrica hindú y la
budista. Para él se trata de un asunto del principio que está detrás de la
iniciación tántrica, y él encuentra eso en el mismo grado entre los
budistas y los hindúes. El tantrismo es para él un culto mundial esotérico
que descubre entre los egipcios, los Caballeros Templarios, los cátaros,
los rosacruces y las sociedades secretas detrás de Hitler (la sociedad
Thule). En cualquier caso, él ve en Shambhala y Agarthi los dos puntos
míticos del origen del cual provienen los tantras.
[10] Serrano a menudo usa las etiquetas Agarthi y Shambhala como si
fueran sinónimos. En la p. 155 su libro El Cordón Dorado él escribe:
"Hay quienes sostienen que Shambhallah es la capital de Agarthi".
[11] Serrano considera a Julius Évola y, por extraño que parezca, a
Hermann Hesse, como los dos profesores que primero lo hicieron consciente
del espíritu bélico del budismo: "Estoy en deuda con ambos porque
llegué a conocer el budismo como un camino del guerrero. Évola explica que
la religión de Gautama es principalmente una enseñanza bélica que provino
de un príncipe que pertenecía a la casta guerrera india, la de los
kshatriyas" (Isidro Palacios, 1990, p. 11).
Original
Source: The Shadow
of the Dalai Lama – Part II – 12. Fascist occultism and it’s close
relationship to Buddhist Tantrism – in: http://www.trimondi.de/SDLE/Part-2-12.htm
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