Reseña del Libro:
Hitler, Buda, Krishna
Una Alianza Impía Desde el
Tercer
Reich Hasta el Día Presente
por Manuel Sarkisyanz, Ph.D.
(Víctor y Victoria Trimondi, HITLER – BUDDHA
– KRISHNA –
Eine unheilige
Allianz vom Dritten Reich bis heute, Viena, Ueberreuter, 2002)
Este libro puede ser considerado como
marcando una época en la historia intelectual de los vínculos
inter-culturales del neo-fascismo. Trata principalmente de Himmler, el “budismo”
tántrico y Krishna, un “éxito de ventas” que, por su alcance geo-cultural,
supera por lejos a los previos libros continentales sobre esoterismo “ariosófico”.
[1].
En las discusiones acerca de la “religión
política” de los “nacionalsocialistas”, sus nociones sobre “la sabiduría
aria primitiva” de la India no habían recibido todavía la atención
suficiente por parte de los historiadores. Éstos eran supuestamente
esoteristas de lo “arcaico“ dentro del ocultismo de la llamada Herencia
Ancestral (“Ahnenerbe”) en la SS, un interés particular no tanto de Hitler
(quien pragmáticamente prefirió seguir modelos ingleses) [2], sino
ampliamente de Heinrich Himmler, que encabezó la SS: En contraste con las
vinculaciones “semíticas” del cristianismo, una religión “aria” primitiva
debía ser “más apropiada para la naturaleza germánica”. Así, la “Ahnenerbe”
de Himmler, la institución central para la construcción sistemática de una
fe “aria”, aparentemente recibió su “Vaticano SS” en el castillo
Wewelsburg, en Westfalia.
Un padre intelectual de esa fe llegó a
ser el filólogo holandés Herman Wirth (1885-1981). Habiendo iniciado en
1919 el movimiento “nacionalsocialista” en los Países Bajos, él propagó
desde 1920 la esvástica germánica-“aria”. Insistiendo en que los arios
descenderían de los “hiperbóreos” polares, que supuestamente habían habitado
primero el continente perdido de Atlántida y luego la nórdica Thule
(nociones “ariosóficas” y presuntamente rúnicas heredadas de la Teosofía de
Helena Blavatsky), Wirth mantuvo que la sabiduría primordial de la
Atlántida había sido conservada (por los “mahatmas”) en el Tíbet budista.
Tal Teosofía fue combinada más adelante con la mitología nórdica del Edda
(y con la “sabiduría rúnica”) por Rudolf Gorsleben (1883-1930), en el
sentido de que en el Tíbet debía haber sido conservado algo de las
capacidades ocultas para dominar la Naturaleza, capacidades que una vez
poseyó la ártica “raza primordial” (Ur-rasse) de los arios. Y esto se
convirtió en una verdad absoluta para la facción ocultista de la “Ahnenerbe”
de la SS de Himmler. En particular el SS-“Sturmbannführer” Karl Maria
Wiligut (1866-1946), un coronel austro-húngaro (encerrado en una clínica
psiquiátrica entre 1924 y 1927), bajo el seudónimo de “Weisthor” (= el
sabio Thor), había influído en Himmler para que éste creyera que el refugio
de los arios provenientes de la “Thule de más al norte” —mediante las “memorias”
parapsicológicas, en la vida de Wiligut como médium, sobre la herencia de
los arios— debía ser buscado, debajo de la tierra, en el Tíbet budista.
Así, al “budismo temprano“ le fueron atribuídas cualidades particularmente “arias“.
Sin embargo, se llegó a poner en duda que la moral del Buda sobre la
auto-renunciación pudiera ser probablemente considerada “aria“. En
consecuencia, se asumió que el budismo era una degeneración de la
genuinamente aria religión védica del Poder. Mientras tanto, los belicosos
arios védicos se habían convertido en el orgullo de ciertos nacionalistas
indios anti-británicos, después de que imágenes británicas de indios
sojuzgados les habían atribuído a éstos cualidades afeminadas y de un
pragmáticamente irrelevante desapego del mundo.
A causa de éxitos pragmáticamente
obvios, mucho mayor prestigio que la India, tuvo en la Alemania de Himmler
el Japón triunfante de los samurais con su moral Bushido. (En privado
Hitler contaba a los japoneses entre los “lacados semi monos que quieren
sentir el látigo“ [3]). Y el victorioso militarismo japonés había
instrumentalizado una particular escuela Zen de meditación para enseñar la
devaluación de la vida, enseñar la disciplina, la voluntad de poder y la
supresión de las emociones. (Esto iba mucho más allá que los modelos
británicos para fortalecer la voluntad de poder, cuya admiración tenía una
historia mucho más larga en Alemania [4]). Así, Himmler mismo recomendó el
modelo de los samurais de Japón a sus SS, los “samurais de Hitler“, la
élite de las élites, apoyados por la movilidad ascendente de la clase media
inferior. (Y los hijos del Milagro Económico de la Alemania de post-guerra
habían recomendado –todavía en 2000– “el camino del samurai“ para el “éxito“
profesional y privado (págs. 194-195).
Había sido el conde Karl Friedrich
Dürkheim (que no tenía problemas en matar una familia de ardillas por pura
diversión) quien contribuyó a la ética “budista“ Zen para hacer del
desprecio a la vida y la muerte en la Alemania de Hitler algo
intelectualmente respetable. Los modelos japoneses de sacralización del
poder mediante la mitología Shinto impresionaron a Karl Haushofer, el
mentor de Rudolf Hess, ayudante de Hitler.
Sin embargo, para propósitos
prácticos, era suficiente con la noción luterana de que todas las
autoridades gobernantes (Obrigkeit) provenían de Dios... Fue a pesar de
esto que el jefe de la SS Himmler prometió deshacerse del cristianismo (“Debemos
terminar con el cristianismo. Esta gran plaga... que nos ha debilitado en
cada conflicto“ [5]). Pero la declaración de Nietzsche de que “Dios está
muerto“ no era suficiente: se requerían alternativas a la religión
cristiana, tan “ajena a la raza nórdica“, para dar un fundamento metafísico
a las nociones inculcadas en la SS.
Se esperaba una sacralización de los
deberes de la casta de los guerreros a partir de la moral de castas del
Bhagavad Gita, y la sacralización de la pureza racial por medio del
brahmánico Código de Manú. Para esto, las conclusiones racionales de la
Indología fueron puestas “al servicio de lo irracional“ (p. 524),
conclusiones hechas por especialistas indológicos seriamente calificados al
servicio de Himmler para elaborar una mitología esotérica para su SS. Así Wilhelm
Wüst (1901-1993), prominente en la filología de las lenguas indoeuropeas,
se convirtió en el director de la Ahnenerbe (“Herencia Ancestral“) de
Himmler después de 1936, siendo nombrado en 1939 SS-Standartenführer
(Teniente Coronel) y el hombre de confianza del Servicio de Inteligencia de
la SS (SO) en la Universidad de Munich, de la cual en 1941 se convirtió en
su rector. Su grupo de indólogos hizo contribuciones esenciales a la “religión
aria“ de la SS como la Orden central de guerreros, actuando como si la fe
aria fuese tanto heredada como construíble. Debía proporcionar bases
cosmogónicas para el Mando mediante arquetipos de dioses védicos como Indra
y Varuna.
Consecuentemente con esto, la
expedición de Himmler al Tíbet (en 1938/39) estuvo interesada más en su
religión pre-budista (llamada Bo, o también Bon) que en el budismo
tibetano. Se buscaron pruebas de que el Tíbet alguna vez albergó una alta
cultura “aria“ y de que sus lamas administraban algo de la sabiduría aria
primitiva (p. 158). Los remanentes nórdicos, que supuestamente regresaron a
la “Thule“ del mítico Norte, a los Hiperbóreos y al “Continente“ de la
Atlántida, fueron buscados en el Tíbet por los hombres de Himmler. Incluso
esta expedición SS (de la “Herencia Ancestral“) a Lasa fue dirigida por el
calificado tibetólogo Ernst Schäfer (1910-1992), quien había participado
antes en una expedición estadounidense al Tíbet. Él también se impresionó
con los cuatro ornamentos de esvásticas en el trono del Regente del Tíbet
Reting Rimpoche. Impresionante para la expedición SS resultó el mobiliario
tibetano hecho de partes de cuerpos humanos, particularmente de huesos. Los
recordatorios budistas de la transitoriedad de toda vida, del mundo de
sufrimiento para ser vencido por el desapego, fueron “entendidos“ para
corresponder a una “moralidad“ de la supervivencia del más apto, para
corresponder a la voluntad de crear un mundo donde el débil no tendría
derecho a sobrevivir. Así, el especialista racial SS Bruno Beger se
impresionó profundamente con el procedimiento tibetano de cortar cadáveres
en trozos para que fuesen pasto de las aves, “una de las experiencias más
impresionantes en la misteriosa capital del Tíbet“. Lo que Hitler impidió
fue el plan de Himmler de usar a los tibetanos —a partir del modelo de
Lawrence de Arabia— para un ataque militar contra la India británica
(p.122). Su decisión derivó de la profunda comprensión de la
impracticabilidad de esto (y de su admiración por la dominadora raza
británica).
Hitler obviamente no estaba impresionado
por las supuestas potencialidades militares de las capacidades ocultas para
dominar la Naturaleza —supuestamente preservadas en el Tíbet— ni por los “poderes
polares concentrados allí“. Esto, precisamente esto, vino a ser creído en
la literatura neo-nazi, sólo después de que el “derecho del más fuerte“ de
Hitler resultó ser una ilusión del más débil. Tal fascismo —que según la
Ley de Supervivencia del más Apto había perdido todos los derechos a
sobrevivir— sobrevivió en virtud de la mitología esotérica, un consuelo
para el fracaso de la biología (del Darwinismo social).
Así el barón Giulio Evola (1898-1974)
dedujo del Bhagavad Gita una sacralización del sadismo en términos de la
voluntad divina de destrucción de todo mortal, significando la Infinitud de
lo Divino la destrucción perenne de todo lo temporal. Así el sacralizado
sadismo del guerrero kshatrya celebra el Sacrificio Sangriento de la Vida,
trascendiendo las meras perversiones del sadismo “profano“. En
consecuencia, el asesinato se convierte en un sacrificio sagrado. Las
publicaciones de Evola de 1953 y 1961 hicieron de él la principal “autoridad
filosófica“, el gurú de la Orden Negra del fascismo espiritual de hoy, de
la nueva Élite que proclama nuevamente más que simplemente el Nuevo Orden
de Hitler: es más explícito acerca de la destrucción de la sociedad
moderna. Evola estaba pidiendo exactamente esto a partir de su obra
principal, “La Rebelión Contra la Modernidad“ de 1935. Sin embargo, a pesar
de esta admiración por la SS –la Orden guerrera kshatrya–, él no es
mencionado sino raramente en la literatura de la SS, aunque él realmente
influyera en su auto-imagen (en particular la “Herencia Ancestral“ del “Misterio
del Grial“ de los templarios). Mejor conocida es su influencia sobre la “ocurrencia
tardía“ del fascismo, la legislación racial italiana a partir de 1937.
“L'Uome come Potenza“ (“El Varón Como
Poder“) de Evola, es una glorificación del poder generado mediante la
energía sexual, siguiendo modelos de cultos tántricos indios, asociados en
particular con la Energía Femenina (Shakti) de Shiva-Rudra y Kali, las
deidades indias de la destrucción y la regeneración. Entre las “aplicaciones“
de Evola de ellas estaba el asesinato (sacrificio) de la Mujer (el
principio femenino que comprende tanto la compasión como el
bolchevismo...), por cuanto su energía es para potenciar al varón, la
masculinidad aria (p.234) que acumula su propio poder sacrificando al “otro“.
Estas nociones Evola las extrajo de la
escuela Vajrayâna del budismo tántrico. Y con conceptos de textos tántricos
concluye su trabajo más influyente: El concepto de Shambhala, simbolizado
por la Esvástica, que señala a un centro de tradiciones hiperbóreas “de
orígenes arios“. Las imágenes de este reino mítico derivan de la tradición
tántrica Kalachakra. Sus principales textos han sido hechos accesibles en
el período de la post-guerra por Jean Marquès Rivière, un sanskritista
francés, especializado en la persecución policial de sociedades secretas,
masones y judíos en la Francia semi-fascista de 1941-1944.
De influencia más popular en el fascismo
de la post-guerra fue el chileno Miguel Serrano (1917-2009). Desde 1938 él
se unió al partido “nacionalsocialista“ de Chile, y posteriormente se
convirtió en su Führer (después de experiencias como embajador de Chile en
India, UNESCO y en los países comunistas de los Balcanes). En 1978, bajo la
dictadura de Pinochet, apareció su libro “Hitlerismo Esotérico“, y en 1982,
“Hitler, el Último Avatara“; luego, en 1991, “Manú. Por el Hombre que
Vendrá“. Estos libros él los llamó expresiones de “Hitlerismo esotérico“. A
Serrano se le atribuye la culminación del misticismo de la SS. Él asimiló
la mayor parte de las nociones de la Herencia Ancestral de Himmler y de los
escritos de Evola. Los libros de Serrano se reporta que circulan ahora
entre skin-heads, satanistas y admiradores de la música metálica nazi. El
nacimiento de Hitler en 1889 significó para él el comienzo de una nueva
Era; Hitler era para él no sólo un superhombre, sino el nórdico dios Wotan
y también Kalki, la próxima encarnación de Vishnú (quien ha de terminar la
dominación de las razas “negras“ en una futura batalla escatológica,
empezando una nueva “edad dorada“ por medio de la purificación de la sangre
mediante una legislación racista) y el “Manú del futuro“. Puesto que, como
un arquetipo, según Serrano, Hitler no era posible que pudiera morir, y fue
llevado en un OVNI a “Shambhala“ (donde residen sus hombres-dioses), centro
de la Sociedad Secreta del “Sol Negro“. Serrano se considera haberse
iniciado en ella. Detrás de lo que este nazi chileno ofreció está
esencialmente la instrucción tántrica. En efecto, él estaba, como Evola y
Marquès-Rivière, practicando rituales tántricos, y el tantrismo significó
para Serrano la pricipal “sabiduría“ de la casta guerrera hiperbórea
(nórdica polar). Siguiendo la “ética“ tántrica él supuso que los hechos de
los SS estaban “más allá del Bien y del Mal“, justificando la exterminación
de “razas inferiores“ como el cumplimiento de “leyes cósmicas“. No el
efecto sino la motivación es lo que importa en el tantrismo (la motivación
de los hechos más terribles en ello puede ser la “iluminación“, que es un
potencial Poder [5 A]). Y la voluntad de Poder (absoluto) del “ario“ es,
también según Serrano, generada por el vitalismo erótico. De hecho, se
considera que la magia sexual tántrica es el “centro místico“ del fascismo
de Serrano, que incluye el sacrificio tántrico de la Mujer: la mujer debía
ser matada (al menos “simbólicamente“). En el contexto tántrico el matar
puede resultar ser “irreal“.
Y la mujer viva que Serrano veneró él
la asoció con el nórdico dios Odin. Ella era Savitri Devi (Maximiani
Portas, hija de un inglés, nacida en Francia en 1905, m. en 1982), venerada
en la subcultura nazi internacional como la alta sacerdotisa de Hitler, la “profetisa
del renacimiento ario“. Ella había evolucionado desde la Magna Grecia –a
través de la Teosofía– al culto de la raza “genuinamente aria“, esto es, a
la “única cultura aria sobreviviente“: la India brahmánica. Allí el bracmán
Srimat Swami Satyananda, presidente de la Misión Hindú de Calcuta, le
reveló que Hitler se convertiría en la siguiente encarnación de Vishnú,
destinado a dominar el mundo, siendo su SS una legión “metanatural“ de
superhombres arios. Del mismo modo, el Pandit Rajawade de Poona identificó
a Hitler con el Chakravartin de la escritura Vishnú Purana, destinado a
gobernar el mundo, habiéndose el dios Vishnú antes encarnado en Krishna. Y
Krishna Mujerji se casó con Savitri Devi. Él reconoció la tradición
kshatrya de la epopeya india el Mahabharata en la militancia de la Alemania
de Hitler. Al momento de colapsar ésta en 1945, Savitri Devi invocó a Kali,
la diosa de la Destrucción, para destruír a aquellos que destruyeron a la
Alemania nacionalsocialista. Para esta “sacerdotisa de Hitler“ los himnos a
Shiva, el temible consorte de Kali, la divinidad masculina de la “destrucción
creativa“ los mezclaba como un “mantra“ con “Heil Hitler“, puesto que
Hitler se había convertido en el Kalki venidero, destructor de aquellos que
causaron la degeneración de la Edad del Mundo. Y en 1958 Savitri Devi llegó
a atribuír la sacralización de la exterminación de judíos al Bhagavad Gita
(p. 356), años después de que Lanz von Liebenfels de Austria, “el hombre
que dio las ideas a Hitler“, exigió que con los judíos se hiciera un
sacrificio humano (p.334).
Del ocultismo surgieron tales
precursores “ariosóficos“ del nacionalsocialismo como la Sociedad Thule de
la capital bávara. Y hacia lo Oculto tiende lo que sobrevive de la
mitología SS. La crisis de la economía mundial promovió al nazismo desde la
oscuridad hacia la política de masas. Y la prosperidad que siguió a su
colapso militar lo llevó de vuelta a la oscuridad del ocultismo SS
del presente.
El misticismo SS de la post-guerra de
Evola y Serrano saca su “arianismo“ más de fuentes indias y tibetanas que
de teutónicas. A consecuencia de la Revolución francesa la apelación al
pasado germánico (esto es, pre-medieval) había sido dirigida contra la
restauración absolutista, y el estímulo de la Indología, de los estudios
sobre la sabiduría de los brahmanes, sirvió contra la democracia. Para el
consumo masivo, Hitler pretendió defender el Occidente contra la embestida
de los asiáticos. Después de que esta militar “defensa de Occidente“
colapsó, lo que sobrevivió de la Herencia Ancestral de la SS se refugió en
el ocultismo, progresivamente tomado prestado del Sur de Asia. El
Hitlerismo esotérico actual es tántrico. Después de que Hitler —como si
hubiera sido por una energía “meta-eléctrica“—, habiendo excluído a la
izquierda, habiendo anexado Austria, puesto en marcha todos los medios de
comunicación, aislado Alemania, puesto a toda Europa en máxima tensión, y
finalmente provocado su propio cortocircuito, él fue transformado en un
arquetipo de algo como una energía divina. Hitler ha sido convertido
esotéricamente en un mito, para ser arraigado en lo transcendental, más
allá de toda la Historia. Y hasta el día de hoy se informa que tal
Hitlerismo esotérico es creciente. En su subcultura la SS es simbolizada
por el Sol Negro. Y su Sieg Heil (saludo de victoria), después de terminar
en derrota, fue proyectado para convertirse en el mantra principal del
Poder oculto del Sol Negro, simbolizando el final del Mundo descrito en el
Edda, convertido en el Poder Solar de la “Nueva Edad“.
Actualmente, en el misticismo de la
tradicionalmente necrofílica SS —con su emblema del Cráneo— son venerados
los iconos de violencia y muerte. Algunos grupos de música rock en esta subcultura
internacional del neo-fascismo tienen CDs de 100.000 copias. Y entre sus
títulos están: “Nacido para Odiar“, o “Evangelio de Inhumanidad“. Algunas
de sus bandas se llaman “Lanza de Longinus“ y “Eje de Sangre“, algo de
satanismo desarrollándose en la cultura pop, en la música rock de los
skin-heads. Según Goodrick-Clarke, los satanistas neo-nazis y sus grupos de
rock de heavy metal entre los skin-heads en Europa y Norteamérica están
asociados con nociones “kshatryas“ sobre los guerreros de la India “aria“.
La canción “Hitler como Kalki“ [la futura encarnación del dios Vishnú] fue
creada por el compositor y estrella de música rock conocido como “David
Tibet“, quien usa también trompetas hechas de huesos humanos “lamaístas“.
Él se autodefine como “simpatizante del Diablo“ en el contexto del “budismo“
tántrico. En la literatura satanista la nórdica “Thule“ y la Herencia
Ancestral de la SS se han convertido en metáforas del Inframundo, con
Heinrich Himmler como un adepto satanista. (Una broma política del Tercer
Reich predijo que, después de su victoria final, Himmler se convertiría en
Mariscal del Inframundo cuando Goering, el Mariscal del Reich, hubiera sido
promovido a Mariscal del mundo). Según los Trimondi, incluso en círculos
exclusivamente satanistas han sido absorbidas las ideas de los fabricantes
de mitos fascistas, de Evola, de Miguel Serrano y Savitri Devi. Después de
todo, el lugar de Satán vino hace más de dos siglos a ser ocupado por
malvadas sociedades secretas. Y el libro “Sociedades Secretas y su Poder en
el Siglo XX“ de Jan van Helsing, aparecido en 1993, fue prohibido en
Alemania tres años después, conforme a una ley contra la incitación pública
(Volksverhetzung). Sin embargo, en 1998 él publicó “Los Misterios del Sol
Negro“. Así, principalmente por él, el Esoterismo ha llegado a ser “la más
importante ruta de penetración para la cosmovisión de la extrema derecha“
(p. 398).
Así, la afirmación de que el Tercer
Reich había sido concebido por los Caballeros Templarios germánicos —así
como por los lamas tibetanos— ya no es novedad. La novedad es que el “combustible“
para los OVNIs neo-nazis consistirán de aquí en adelante en la energía “Vril“
[¿Viril?]. En efecto, el “Vril“ se supone que es el “combustible metafísico“
de la Atlántida, el continente perdido, particularmente para los OVNIs de
una firma de ingeniería “nacionalsocialista“... Todo esto según la obra de
Wilhelm Landig titulada “Ídolos Contra Thule, una Novela Llena de Realidad“.
Su trilogía sobre Thule (Viena 1971, 1980 y 1991) elaboró nociones de
Helena Blavatsky y de Evola. Es considerada una mezcla de ciencia-ficción,
monografía pseudo-académica e historia “nacionalsocialista“ dentro de una
estructura mítica (p. 392 y ss.). En contraste, las publicaciones más
recientes acerca del misticismo SS están directamente en deuda con nociones
tibetanas tántricas. «Las nociones sobre fuerza y supervirilidad (Maha
Sidha) del budismo tántrico... podrían suministrar doctrinas atractivas
para una amplia cultura mundial “kshatrya“, técnicas sacralizadas... para
convertir a un soldado en una “sagrada máquina de matar“». Esto es por qué
la Herencia Ancestral de la SS y el sobreviviente “misticismo SS“ intenta
darse puntos de apoyo en nociones tántricas. Es el tantrismo el que ha sido
llamado –por su abogado inglés– “el camino al Poder“.
Particularmente en cuanto al
esoterismo SS al día de hoy, el brillante libro de los Trimondi tiene un
ámbito de cobertura fuera de serie. Toma el lugar de una biblioteca entera.
Su sola bibliografía merecería el precio del libro. Leerlo es una auténtica
experiencia intelectual. Los autores hacen un rico uso de textos tántricos
de la escuela Kâlachakra.
Pero se tiene que recordar que el
sistema Kâlachakra permanece marginal incluso en el lamaísmo tibetano, así
como el lamaísmo permanece marginal en el mundo budista en su conjunto.
Helmut Hoffmann ha hecho notar la histórica resistencia tibetana contra el
tantrismo; el ascenso de la dominante “Iglesia Amarilla“ del Tíbet implicó
realmente reacciones contra ello. Hoffman había llamado la atención hacia
los orígenes dualista iranios –que no son budistas– de precisamente el
Kâlachakra [6]. Aunque los autores correctamente señalan la primacía de la
compasión en la ética social del budismo, y mencionan que “el Tantra
Kâlachakra está en aguda contradicción con la tradición originalmente
pacifista del budismo“, ellos generalizan a partir del Kâlachakra tántrico
sobre el budismo en su conjunto. Así, al caracterizar al “budismo como una
doctrina de Poder“ —así como en referencia al budismo militarista— por “el
budismo“ se significa su degeneración tántrica. Desafortunadamente, la
atribución de Volker Zotz (autor de un libro sobre el budismo en la cultura
alemana) de “amoralidad“ al budismo “a partir de sus mismos principios“ es
repetida sin cuestionamiento, particularmente en el desafortunado subtítulo
“Los Fundamentos del Pensamiento Budista y la Ideología del
Nacionalsocialismo“ (p.454).
Así, el problema principal con el
libro es su tentativa de caracterizar al budismo en su conjunto, y sus
conclusiones desde particularidades de la literatura de misterio SS hasta
generalidades acerca de la cultura tibetana. En realidad, las cualidades
atribuídas por pensadores “nacionalsocialistas“ al budismo no son ninguna
base para su caracterización, no importando cuán convincentes puntos de
partida encuentre el fascismo en los fenómenos tántricos de la decadencia
del budismo. De hecho, las semejanzas del sistema Kâlachakra con el
fascismo esotérico se dieron por causa de imitaciones fascistas de las
categorías tántricas de Vitalismo y Poder, que en sí mismas habían sido
inherentes al sentimiento nazi (no sin influencia del bávaro vitalismo del
pueblo). Incluso las rapsodias del famoso tibetólogo Tucci sobre el “budismo
heroico“ (p.193) no pueden ser aceptadas sin un sentido crítico, así como
los Sermones de Guerra (por lo general a partir del texto de Cristo
trayendo no la paz sino la espada) nunca podrían caracterizar al
cristianismo en su conjunto. (Lógicamente los fascistas han rechazado su
mensaje pero han emulado su institución: la Iglesia con su jerarquía y su
disciplina).
Obviamente la película de la SS sobre
su expedición al reino del Dalai Lama mostraba sólo lo que su jefe deseaba
que fuera visto —tal como los mensajes budistas del exiliado 14º Dalai Lama
al mundo democrático excluyen lo que ha sido no-democrático en el lamaísmo.
Al día de hoy, para las unilaterales e incuestionadas imágenes de un Tíbet
exclusivamente humanitario y pacifista este libro es el correctivo más
saludable. Así, los autores indican que una discusión pública sobre el
tantrismo budista del Tíbet efectuada por el Dalai Lama prevendría su mal
uso y deformación por el esoterismo SS. Pero los autores del libro pueden
ser fácilmente mal entendidos, en el sentido de que no había nada
humanitario y nada pacífico en el reino del Dalai Lama, considerando que
entre sus amigos estaba el auxiliar SS Jean Marquès Rivière, así como el
gurú Shoko Asahara quien (en 1995) causó daños con gas tóxico a más de
5.000 víctimas en el tren subterráneo de Tokio, como sacrificio a
Shiva-Rudra/Chakrin, gobernador del mundo apocalíptico en el Tantra
Kâlachakra. Tal “rey-sacerdote ario“ del misticismo nazi de post-guerra, y
no el gobernante universal específicamente budista (Chakkavattî) es
correctamente comparado con el japonés Tenno, e incorrectamente con el
emperador ideal budista Asoka del siglo III a.C. (págs. 469 y ss.).
De manera más absurda, Wüst, el
indólogo de Himmler, y el fascista barón Evola, así como los protagonistas
del misticismo SS de post-guerra, vieron precisamente en Asoka el modelo
político del gran poder... del “rey-sacerdote ario“. Aquellos
contrasentidos sobre Asoka deberían haber sido contradichos de la manera
más definitiva. Después de todo, Asoka hizo constar públicamente su
inolvidable arrepentimiento aún hacia “la milésima parte de aquellos que
fueron muertos“: “Y esto ha sido registrado a fin de que... quienquiera que
ellos sean, no puedan pensar en nuevas conquistas como logros estimables...
mediante flechas“. Y que la única “verdadera conquista es una conquista por
medio del Dharma [la fuerza de la moralidad]“. El orgullo de Asoka era que
él “consiguió la conquista mediante el Dharma... una conquista condimentada
con amor“ [7]. Y a pesar de eso, con Asoka permaneciendo no mencionado en
el contexto de los ideales orientales del Imperio universal, el Chakkavattî
/ Chakravartin (prototipo de la monarquía budista) aparece bajo el
subtítulo “Apoteosis del Führer“ (p. 328). Entre las numerosas referencias
a esta encarnación india del poder absoluto, permanece no mencionado el
Chakkavattî-Sutta, uno de los textos budistas más antiguos, comenzando con
que al Chakkavattî se le rendirán voluntariamente los cuatro puntos
cardinales: Él declarará que ningún ser viviente debe ser perjudicado [8].
En contraste, el Chakravartin significado por los autores de este libro es
el Kalki del brahmánico purana de Vishnú (con referencia al cual concluye
Evola su “Rebelión Contra la Modernidad“), gobernador del mundo ario,
simbolizado por la Esvástica (p. 256). En realidad, Kalki en la India y el
Chakravartin en la Birmania budista habían inspirado fenómenos
políticamente opuestos también.
Era precisamente de Kalki que los
mismos grupos parias esperaban su emancipación contra la jerarquía de
castas. En las mismas áreas rurales Gandhi fue identificado con tal futura
encarnación de Vishnú. En 1959 U Nu (Primer Ministro de Birmania 1947-1958
y 1960-62) hizo una mención sobre la descripción del Chakkavattî Sutta del
futuro estado ideal, en cuanto a su socialismo budista anti-imperialista [9].
En nombre del Chakkavattî (birmanizado como “Setkya Min“) repetidamente se
rebelaron los campesinos de Birmania (a partir de 1837). Con este
gobernante budista ideal fue identificada la figura central de la Guerra
Campesina birmana de 1930-1932 [10].
Esto muestra cuánto más correctamente
fue entendido el budismo por el inspirador de Hitler, Houston Stewart
Chamberlain y por Ludendorff, el rival del Führer, que por los indólogos
fascistas y su subsecuente esoterismo. Chamberlain vio que el budismo “estaba
movido por el ensueño humanitario, proclamando la igualdad de todos los
seres humanos“ [11] ; Ludendorff recordó que “predicaba la
autoextinción..., el desarme espiritual y corporal“, comprendiendo ambos la
moral budista mejor que el profesor Wüst y que el barón Evola. Un “Duce de
Bengala“ puede ser visto en Subhas Chandra Bose (pág. 93) sólo no
considerando que una alianza con los soviéticos hubo sido su primera
opción. Como desapareció el Redentor [Chandra Bose, de quien no hay
evidencias de su muerte], él “está esperando su tiempo... Millones de
indios creen... que él está escondido en Moscú, siendo instruído en los
principios de la revolución... Con impaciencia ellos lo esperan
[esperaron]...“ [12].
Y arquetípicamente más cerca del
comunismo que del fascismo se comportó históricamente aquella “gnosis“,
cuyas satanizaciones son heredadas en la Ciencia Política desde Eric
Voegelin. Por “Gnosis“ usualmente se quiere denotar su corriente maniquea.
De hecho, su visión de todo el mundo material, con todas las instituciones
establecidas, que están en poder del Mal, estimuló la rebelión más bien que
la conservación del orden establecido. Y aquellas distinciones de clases y
jerarquías no tienen ningún sentido en absoluto, pues el realmente Iniciado
está también entre los mensajes del Bhagavad Gita: “En el bracmán y en el
(despreciable) cocinero de carne de perro los sabios contemplan lo mismo.
Ya aquí [sobre la tierra] está el Cielo ganado por aquellos cuya mente
descansa sobre esta Igualdad... Aquellos cegados por la ignorancia piensan
que son ricos y nobles“ (Bhagavad Gita, V, 18 y ss.; XVI, 12-17; XIII, 29).
Que el Jefe SS invocara un pasaje de
este “Cántico Divino“ es sólo una consideración sobre esta escritura, que
estaba siendo invocada una y otra vez por los reformadores sociales de la
India, no sólo en el pacifista Gandhismo [13] sino también en el “comunismo
hinduizado“ [14], así como el nombre “socialista“ del partido de Hitler es
sólo una reflexión sobre el socialismo. No fue tanto el que Savitri Devi
hubiera encontrado en el Bhagavad Gita principios que se prestan para una
integración convincente en la ideología SS (p. 360), sino más bien el que
ella insistió en haberlos encontrado. Sus conclusiones no están respaldadas
por los textos que ella citó, sobre el cumplimiento del deber sin considerar
el resultado, sobre una justa lucha, sobre el Cielo para los guerreros
caídos y la Tierra para los victoriosos. Realmente, los textos que esta “sacerdotisa
de Hitler“ enfatizó se prestan en general para una resistencia desesperada
y heroica contra los poderes de este mundo, resistencia que ha sido mucho
menos ofrecida por los fascistas (bajo quienes los débiles no podían
pretender sobrevivir) que por los anti-fascistas con su fe en un mundo que
pertenecería a los débiles. [15]
Por otra parte, no a todo profesor le
es dado el carácter de las convicciones que profesa. Así, esto es más el
ajuste de ciertos indólogos alemanes a los incentivos financieros ofrecidos
por 88 instituciones, que las “afinidades“ del Bhagavad Gita y del budismo
con el fascismo, lo que se demuestra por 88 apropiaciones del pensamiento “oriental“.
El texto más débil en el libro podría
ser que «un budista disuelve su ego para la “liberación“ de todos los seres
que sufren, y un nacionalsocialista para su nación y su raza, pero esto
podría significar una y otra vez, en la historia del budismo, el precepto
de matar, fuera de la compasión y la sabiduría» (p. 458).
Anotaciónes:
[1] Jean-Michael Angebert,
The Occult and the Third Reich (New York,
1974); François Ribadeau Dumas, Hitler et la sorcellerie (Paris, 1975); R. R. Carmin,
“Guru” Hitler, Die Geburt des Nationalsozialismus aus dem Geist von Mystik
und Magie (Zürich, 1985); Jean Robin, Hitler, I’élu
du dragon (Paris, 1987)
[2] Hitler’s
speech of 28. April 1939: Deutscher
Kurzwellensender; Hitler, Monologe im Führerhauptquartier, edit. W. Jochmann (Hamburg, 1980), pp. 48, 62 f.; W.
Maser, Das Regime. Alltag 1933-1945 (Manchen, 1983), p. 259; J.H. Voigt, “Hitler
und Indien“: Vierteljahreshefte für Zeitgeschichte, IX (1971), pp. 33, 49
[3] Hitler, Speech of 22. August 1939 to
the supreme commanders; L.P. Lochner, What about
Germany? (New York, 1942), p. 3
[4] Gerwin Strobl,
The Germanic Isle. Nazi perceptions of Britain
(Cambridge, 2000), pp. 41, 42
[5] Heinrich Himmler, Geheimreden und andere Ansprachen (Frankfurt, 1974), p. 159: Speech of 9th. June 1942
[5A]. S.B. Dasgupta, An introduction to Tantric Buddhism (Calcutta, 1958), p. 179 f; John Blofeld, The Way of Power (London, 1970)
[6] Helmut Hoffmann, Die Religionen Tibets (Freiburg B, 1956), p. 58 ff., 119 f., 163;
Hoffmann, “Das Kâlachakra, die letzte Phase des Buddhismus
in Indien“: Saeculum,
XV/2 (1964), p. 128
[7] Ashoka‘s 13th Rock Edict: D.R Bhandarkar, Asoka (Calcutta 1925), pp. 300-303; J.
Bloch, Les inscriptions d‘Asoka (Paris, 1950),
pp. 125-132
[8] Cakkavatti-Sîhanâda-Sutta, Diaha Nikâva, XXVI, 6:
Translation by Rhys Davids, Sacred Books of the
East, IV (London, 1957), p. 63f
[9] Monier-Williams, Brahmanism and Hinduism. (London, 1889), p. 114;
Bharatan Kumarappa,
introduction to: M.K. Gandhi, Hindu Dharma (Ahmedabad,
1950), p. VIII; U Nu’s Speech of November 16th,
1959 before the Anti-Fascist People’s Freedom League (Burmese typescript
given by U Nu to the author), pp. 17f, largely reprinted in Bama-hkit of 17. XI 1959, p. 8; Sarkisyanz,
Buddhist Backgrounds of the Burmese Revolution (The Hague, 1965), p. 224
[10] Cf. Maurice Collis, Trials in Burma
(London,
1938), pp. 129, 273f.
[11] Houston Stewart Chamberlain, Briefwechsel mit Kaiser Wilhelm II (Munich,
1929), Vol. 11 p.152
[12] J. A. Michener, Voice of Asia (New
York, 1952), p. 265; of. NA Chadhuri, “Subhas Chandra Bhose, his
legacy and legend”: Pacific Affairs (1955), p. 356. All italics are mine.
[13] W. Roland Scott, Social ethics of modern Hinduism (Calcutta, 1953), p.
109: “Gandhi maintained that non-violence was... a central teaching of the Gita” (sic); “the Gita ...
does not teach, according to his opinions, violence”: Wilhelm Mahlmann, Mahatma Gandhi, der
Mann, sein Werk und
seine Wirkung (Tabingen,
1950), p. 140
[14] H.S. Sinha, Communism and Gita, A philosophico-ethical
study (Delhi, 1979), pp. 264, 262: “The Gita
would always ... shake hand [sic] with communism and bring out a workable
synthesis...”, “a valuational synthesis of these
two systems can save humanity...”
[15] There was no Nazi Leningrad that held out against a siege lasting nine
hundred days of near starvation (in 19411944). On the Fascist side there
was no Madrid that withstood more than two years of almost daily
bombardments by aviation and artillery (in 1936/8); no [Basque] fishery
launch !hat resisted an enemy battleship during an entire hour (on 5. March
1931) before sinking itself (having received about 200 impacts of naval
cannon): It was but the Ocean that extinguished the fire of its last
machine gun. (Sarria, De arrantzales a gudaris del Mar [Bermeo, Vizcaya, n.n.], p. 108)
Manuel Sarkisyanz (nacido en Bakú, actual capital de Azerbaiyán, en 1923) fue súbdito
del Sha de Irán. Estudió en la Universidad de Teherán y luego en la
Universidad de Chicago. Allí él escribió su primer libro, “Rusia y el
Mesianismo del Oriente”. Tras su publicación en alemán él fue
inmediatamente invitado a Alemania - al principio como profesor visitante
en Friburgo y luego en Kiel. Sus intereses principales están en la historia
comparativa de los movimientos de independencia. Entre su docena de libros
están “Historia de los Pueblos Orientales del Imperio Ruso“ (en alemán), “Rizal
(el héroe nacional de las Filipinas) y la España Republicana“, “El
Trasfondo Budista de la Revolución Birmana“. Su publicación sobre la
historiografía como apología del gobierno británico en Birmania (Ohio
University Press) también ha aparecido en lengua birmana. Los libros de
Sarkisyanz sobre “El Resurgimiento Americano en Perú“ y “Felipe Carrillo,
el Apóstol 'Rojo' de los Mayas“ fueron publicados tanto en alemán como en
castellano. Este último está siendo traducido ahora a la lengua maya de
Yucatán (México) donde el autor ahora vive la mayor parte del año.
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